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28 de marzo de 2024

José Luis García Berlanga en a inauguración del congreso en homenaje al director Luis García Berlanga 'Mediterráneo, fiesta y carnaval'.

José Luis García Berlanga en la inauguración del congreso en homenaje al director Luis García Berlanga, 'Mediterráneo, fiesta y carnaval'EFE

Homenaje a Luis G. Berlanga

José Luis García Berlanga: «Los directores actuales tienen técnica, pero les falta historia que contar»

El hijo del cineasta destaca para El Debate su «lenguaje propio» y su capacidad de trabajo: «Era muy estricto con lo que él quería y muy cabezota hasta que lograba lo que se había propuesto»

El hijo del director de cine valenciano Luis García Berlanga se decidió por el mundo del cine tras cursar tres años de Derecho. Su larga trayectoria profesional le ha hecho ver que la industria ha cambiado, que ya no importan tanto las historias, sino «hacer buenos planos». Con el objetivo de que no se pierda el legado de su padre y despertar el interés de los jóvenes por su obra, José Luis García Berlanga estuvo presente en el Congreso Internacional ‘Mediterráneo, fiesta y carnaval’, que organizó recientemente la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia. Sobre Berlanga, su obra, su vida y su papel en el mundo del cine habló con El Debate.
–Estudió Derecho, pero siguió los pasos de su padre como guionista, productor y director en películas como Barrios Altos (1987). ¿Qué le hizo dedicarse al mundo del cine? ¿Siguió los pasos de su padre?
–Yo estudié Derecho y quería ser diplomático, pero empecé a hacer cortos con Fernando Colomo, y juntos decidimos montar una productora que tuvo mucho éxito, y eso fue lo que hizo quedarme en el cine. Me pasó lo mismo que a mi padre, porque él empezó estudiando Arquitectura y luego se decantó por el cine. Con el paso de los años ha logrado ser único e irrepetible en este mundo; yo he sido muy profesional, pero no considero que lleve su legado ni que haya seguido su tipo de cine.
–Su padre ha sido todo un referente en el mundo del cine. ¿Qué destacaría y qué aprendió de él como director?
–De él destaco el lenguaje propio que tenía y el hecho de que siempre lograra entretener al espectador, tratando grandes temas como la pena de muerte o la soledad del individuo frente a la sociedad, de una manera única y personal. Tenía un estilo muy propio que lo notas cuando llevas dos minutos viendo la película y eso es algo que no ha podido conseguir nadie, porque ha tenido intento de imitadores, pero nadie ha logrado ser como él.
–Llevar el apellido Berlanga, ¿ha supuesto una ventaja o una desventaja para usted?
–El apellido Berlanga para mí es un orgullo y una comodidad. A nivel profesional no basta solo con el apellido, porque al final tienes que demostrar que vales para entrar dentro de la industria. Pero sí que es verdad que me solía beneficiar, porque si éramos cuatro chicos empezando como meritorios, si lo hacías bien era más fácil que se acordaran de ti por llevar el apellido que de un chico que no tuviera ninguna vinculación previa con el oficio.
–Usted lo conoció como padre y como director. ¿Era el mismo o había dos Berlangas?
–El Berlanga director era como todos los directores, muy estricto con lo que él quería y muy cabezota hasta que lograba lo que se había propuesto. Y el Berlanga padre era un hombre burgués que se preocupaba por nosotros e intentaba inculcarnos unos valores de libertad en la época del franquismo.
–¿Qué recuerdos tiene de su padre cuando estaba en activo?
–A la hora de trabajar era muy cabezón y tenía mucha capacidad de trabajo; de hecho, no daba por bueno un plano hasta que la jornada se acababa. Era incansable y sabía manipular a todo el equipo para llegar hasta donde él quería.
–Las películas que saltan a la gran pantalla hoy en día están marcadas por un largo proceso de postproducción y, en ocasiones, pecan de falta de realismo. ¿Cree que se ha perdido la esencia del cine? 
–Yo creo que sí, porque al final lo digital se nota mucho. Los directores ahora lo hacen muy bien, están muy preparados y saben mucha técnica, pero les faltan historias que contar y hay veces que se pierden más por epatar técnicamente que por transmitir. Ahora la narrativa es más de videojuegos que de historias personales. Al final, el cine depende de cada época, pero antes los cineastas lograban que a los cinco minutos estuvieras dentro de la película, a pesar de que exageraban las cosas, pero te lo acabas creyendo.
–Ha podido compartir grandes momentos con maestros del arte y la escritura como Antonio Mingote o Rafael Azcona. ¿Cómo vivió aquellos encuentros?
–Esos momentos eran parte de mi vida, porque he crecido con Berlanga siendo conocido, entonces no me ha significado algo fuera de lo común. Recuerdo que Antonio nos llegó a construir unas linternas para poder leer dentro de la cama, y a Rafael lo considero el mejor conversador que he conocido.
–¿Cuál fue la película que más le cautivó de la filmografía de su padre?
Plácido y El Verdugo son dos obras maestras. El Verdugo es una genialidad, pero Plácido es la película hecha en estado de gracia absoluta, porque no falla nada, la puedes ver tres veces seguidas y sigues descubriendo términos. Ahora hay mucha gente que está preocupada en hacer un plano secuencia para demostrar que sabe mover la cámara. En Plácido la cámara sigue a los actores, por lo tanto, el espectador no nota que hay una cámara, lo que hace que se introduzca en la historia a la vez que la ve.
–Si hubiera vivido su padre esta pandemia, ¿cómo la hubiera plasmado en una película?
–No tengo ni idea, habría vivido acojonado, porque era muy miedoso. No sé si se hubiera permitido hacer algo sobre esto, porque le tenía mucho respeto a todo lo que hay detrás de una tragedia.
–La Cátedra de Berlanga que pertenece a la Universidad CEU Cardenal Herrera tiene como objetivo hacer perdurar el legado de Berlanga en Valencia. ¿Cómo valora la celebración de este congreso internacional?
–Estoy orgullosísimo, el mérito de Begoña Siles es enorme. Fue idea del CEU organizar la Cátedra Berlanga para perpetuar no solo su legado, sino también para que los jóvenes reaccionen al talento de Berlanga.
–Las plataformas digitales se han convertido en las nuevas salas de cine para los jóvenes. ¿Cree que son una forma de acercarles el cine o es la gente joven un público pendiente para los cineastas actuales?
–Por muchos años que pasen las salas de cine no creo que desaparezcan, porque sigue existiendo la magia de acudir para ver una película. Aunque ahora, los medios de la gente joven para ver el audiovisual son las plataformas, e incluso los teléfonos.
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