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29 de abril de 2024

Joaquín Murat, rey de Nápoles y mariscal de Francia. Retrato de François Gérard, en 1808

Joaquín Murat, Rey de Nápoles y mariscal de Francia. Retrato de François Gérard, en 1808

¿De dónde provienen las expresiones «hacer el canelo» y «hacer el primo»?

El castellano tiene numerosas expresiones para aludir a aquel que hace «el tonto» actuando con ingenuidad. Una de ellas, de hecho, tiene que ver con el levantamiento del 2 de mayo de 1808

La expresión «hacer el canelo» significa actuar de una forma muy ingenua, hasta el punto de tener que enfrentarte a consecuencias negativas. En otras palabras, «hacer el tonto». Por ejemplo: «Estás pagando la suscripción anual del gimnasio y no has ido ni un solo día… ¡estás haciendo el canelo!».
Como adjetivo, canelo se aplica a cosas del color de la canela, sobre todo perros y caballos, y como sustantivo da nombre a dos árboles. Es difícil precisar el sentido literal inicial de algunas expresiones de origen popular. Es posible que en este caso el creador de la frase tuviese en mente los perros canelos, que, pese a que solo tienen en común el color, suelen mencionarse con ternura y compasión.
Según la RAE, «hacer el canelo» es una expresión que puede ser sustituida por «hacer el primo», que el Diccionario de la Lengua Española define como «dejarse engañar fácilmente». Pero ¿de dónde procede esta expresión?
Era costumbre protocolaria de la Casa Real que se le diera tratamiento de «Primo del Rey» a los Grandes de España y demás miembros de la nobleza. Basándose en este hecho, encontramos el origen a la expresión «hacer el primo», con la connotación peyorativa del incauto que ha sido engañado o se le ha tomado el pelo, tras los sucesos del 2 de mayo de 1808.
Entonces, el general francés Joaquín Murat escribió al Infante don Antonio Pascual de Borbón, quien presidía en aquellos momentos la Junta Suprema de Gobierno (por designación de Fernando VII), una misiva no del todo inocente.
En dicha carta, el general Murat se dirigió al infante con el correspondiente «Señor Primo» y a continuación lo presionó para que tomara una serie de medidas impopulares, cediendo a éstas y causando un gran descontento por parte de la población.
Esta forma de ceder a los deseos del francés hizo quedar al Infante don Antonio como un incauto, popularizándose la expresión «hacer el primo» para referirse a alguien al que se le ha engañado y manipulado a voluntad.
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