Una escena de Indiana Jones y el Dial del Destino
Ni siquiera Indiana Jones ha podido salvar la deriva de la Disney «woke»
La última película del mítico arqueólogo supuso más de 130 millones de pérdidas para la compañía del ratón, incapaz de gestionar con éxito sus valores
Al mítico arqueólogo Indiana Jones nunca nadie le ha podido vencer. Nunca se le resistió ninguna pieza, ni ningún enemigo, pero ha bastado que Disney adquiriese sus derechos para que su estrella se acabase casi como una maldición de sus películas.
El último filme de la franquicia es la muestra de la capacidad de la antaño compañía de entretenimiento más importante y más exitosa del mundo de convertir últimamente en fracaso todo lo que toca. 384 millones dólares de recaudación es una cantidad considerable, pero no si se tiene en cuenta la entidad del personaje, los números anteriores y el coste de la producción.
Menos de la mitad de lo recaudado por la anterior entrega, la peor de toda la saga, de la que renegó hasta el mismo Harrison Ford, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, y una cantidad similar a lo que obtuvo cada una de las partes de la trilogía primera, con décadas fundamentales de separación en el tiempo y, sobre todo, en la inflación.
Datos que dejan esos 384 millones de Indiana Jones y el Dial del Destino en último lugar en rentabilidad con diferencia. Una rentabilidad que, por otro lado, no existe, pues, después de contar los costes de producción (mayores que lo recaudado) y los de mejora de postproducción, el Ultimo Indiana Jones ha supuesto 130 millones de pérdidas para Disney, según la revista Forbes.
Wokismo y mediocridad
Cualquiera diría que es la maldición de lo «woke» con Pixar, la anterior división invencible arrastrándose por los suelos del desinterés y la creatividad perdida, con los últimos estrenos, como Wish, brillando de wokismo y de mediocridad y de rechazo del público, que ni siquiera el mismísimo Indiana Jones ha podido salvar o, visto de otro modo, que Disney se ha encargado de destruir con su deriva inevitable.
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