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Andrés Amorós
Crónica deAndrés AmorósMadrid

Isaac Fonseca corta la oreja a un torazo de Pedraza de Yeltes de 667 kilos, premiado con la vuelta al ruedo

La dan también Román y Colombo, bajo la tormenta

Actualizada 22:59

Fonseca, ante el toro 'Brigradier', de 667 kilos

Fonseca, ante el toro 'Brigradier', de 667 kilosEFE

Primera corrida de toros de la semana, en Las Ventas, con un cartel internacional: un diestro español, un venezolano y un mexicano. Muy buena entrada, tres cuartos de Plaza.

La ganadería de Pedraza de Yeltes, formada en el siglo XXI, sobre la base de El Pilar (Juan Pedro Domecq y Aldeanueva) ha alcanzado notables éxitos en el Norte y en Francia. Son toros altos, serios, con mucha caja, de gran trapío: esta tarde, los que menos pesan, segundo y tercero, rozan los 600 kilos. Los demás, los superan ampliamente.

Estos toros han dado un juego desigual. Román y Colombo dan una vuelta al ruedo. En una tarde tormentosa, la corrida ha durado demasiado, como casi siempre: dos horas y tres cuartos. Pero el emocionante final lo ha compensado todo.

El último toro, el de más peso (667 kilos), Brigadier, colorado, de cuatro años y medio saca bravura, nobleza y emoción; es premiado justamente con la vuelta al ruedo. Isaac Fonseca pincha antes de la estocada, corta una oreja; si hubiera matado a la primera, le hubieran pedido las dos y probablemente habría abierto la Puerta Grande.

El valenciano Román se ha caracterizado siempre por su sonrisa, en la Plaza y hasta delante del toro: un reflejo de su carácter abierto y de su simpatía, que le hacen conectar fácilmente con el público. Ha superado su muy grave cornada, en Las Ventas, y ha ampliado el horizonte de su carrera, después de matar seis toros en su tierra valenciana.

El primer toro protesta en el caballo, sale suelto; aún así, Román lo pone lejos, en el segundo puyazo, y la lidia se alarga. En el capote, el toro tardea pero va fuerte. (Quizá le hubiera venido bien más castigo). Brindis al público. Desde el comienzo, el toro amenaza con rajarse a tablas pero Román le planta cara: logra sujetarlo con derechazos mandones de mano baja, en un trasteo emocionante, que tiene mucho eco. Mata a la segunda y da la vuelta al ruedo. (Me alegra que la afición madrileña no olvide ese premio intermedio: así debe ser).

Román Collado, con el primero de su lote, de 630 kilos

Román Collado, con el primero de su lote, de 630 kilosEFE

Acude bien al caballo el cuarto, se deja allí su empuje, embiste con nobleza y sosería por la derecha. Los muletazos de Román son muy correctos pero al guiso le falta picante. Mata sin confiarse, a la quinta (en esta suerte sufrió su más grave percance) y se encasquilla con el descabello.

El venezolano José Enrique Colombo es torero vistoso, atlético. Ha triunfado en San Fermín y ha toreado bastante en América. Una de sus especialidades son las banderillas.

El segundo toro empuja con fijeza dos veces en el caballo, acude con buen son a los quites de Colombo y Fonseca. Banderillea con muchas facultades Colombo, mientras comienza a descargar la tormenta, con viento y agua: esta vez, el público madrileño sí lo ha apreciado (no siempre ha sido así). El toro es más noble que el primero pero transmite menos emoción. El trasteo del venezolano es correcto, con oficio. La contundente estocada, de rápido efecto, provoca la petición de oreja, con cierta división en la vuelta al ruedo.

Pase de pecho de Colombo al segundo de la tarde, también colorado

Pase de pecho de Colombo al segundo de la tarde, también coloradoEFE

Pican trasero al quinto, muy alto. Cuando el Presidente ha cambiado ya el tercio, pide Colombo que se le dé un puyazo más, a lo que no se accede. Esta vez, las banderillas del matador provocan la división de opiniones. Brinda a su apoderado, Roberto Piles (toreó con Luis Miguel Dominguín en la corrida de Belgrado, como me comentó en una entrevista, en El Debate). A la muleta acude con brusquedad: eso le da mérito al trasteo de Colombo. Logra una buena serie por la derecha, aguanta un derrote. Mata con facilidad pero desprendido. Ha mostrado entrega y profesionalidad pero no ha alcanzado la unanimidad del público.

El mexicano Isaac Fonseca vino a España con «hambre», para abrirse paso «a sangre y fuego» (como el título del gran libro de Chaves Nogales). Gracias a eso, logró triunfar ya como novillero en Madrid y Sevilla pero también lo ha pagado con sangre. Recuerdo su heroica tarde de Colmenar Viejo, hace un par de años, en la que, por el percance de su compañero, tuvo que matar él seis toros, a pesar de llevar una grave cornada. En su país, ha logrado ya colocarse entre las primeras figuras.

El tercero tiene un nombre enigmático, Burrecato. Acude pronto al caballo pero sale huyendo; le tapan la salida en el segundo puyazo. Brinda Fonseca al México taurino, que tantos ataques está sufriendo. (Deberían estar conectados los altavoces de la Plaza para que los espectadores pudieran escuchar los brindis que se hacen ante el micrófono de la televisión). El toro es pegajoso, acude a la muleta pero sin fijeza ni entrega. La voluntad del diestro se estrella con las condiciones de un toro deslucido. Mata entrando desde lejos, caído.

Nada menos que 667 kilos pesa el último toro pero humilla en el capote y acude con alegría al caballo que monta Borja Lorente, muy aplaudido; la tercera vez, desde el centro del ruedo. Hemos disfrutado con el hermoso espectáculo de un gran tercio de varas. Se luce con los palos Juan Carlos Rey, que clava en todo lo alto, muy reunido (antes se decía: en una perra gorda). Brinda al público Fonseca y se hinca de rodillas, en el centro del ruedo: liga cinco buenos derechazos a un toro que embiste con clase. Ya de pie, el toro humilla mucho y los mandones muletazos levantan un clamor. Todo lo que le hace a este torazo, con mucha entrega, tiene gran emoción. El público está entregado cuando Fonseca concluye con trincherillas, el pase del desprecio y el de pecho. Se tira a matar de verdad pero se tropieza, sufre un corte en la frente. El toro se ha afligido a tablas, donde Isaac se vuelca y logra la estocada: justa oreja y justa vuelta al ruedo al gran toro.

Isaac Fonseca, con ese último toro, al que cortó una oreja

Isaac Fonseca, con ese último toro, al que cortó una orejaEFE

El mexicano se hirió en la frente al entrar a matar

El mexicano se hirió en la frente al entrar a matarEFE

Muchas tardes, con toros semejantes, he escuchado yo a los taurinos: ¿cómo puede embestir un toro con tantos kilos? Ya se ha visto esta tarde, una vez más. (Recuerdo otro caso semejante, el de un toro de Fuente Ymbro, en Pamplona). Este toro enorme de Pedraza de Yeltes, con 667 kilos, ha embestido con gran nobleza y calidad. Exigir los toros «bonitos» suele ser un camelo, para disimular el intento de dar facilidades a los toreros. Lo repito siempre, con el ejemplo de un automóvil: lo que importa es el motor, muchísimo más que la carrocería. Pesen lo que pesen, los toros han de tener bravura, casta y fuerza.

La gente sale feliz de la Plaza, olvidada ya de la lluvia y del frío, de los avisos y de la excesiva duración del espectáculo. Hemos visto, al final, un gran toro y a un torero valiente: ésa es la emocionantísima verdad de la Fiesta.

FICHA

  • Madrid. Plaza de las Ventas. Miércoles, 14 de mayo de 2025. Tres cuartos de entrada.
  • Toros de Pedraza de Yeltes, grandones, de juego desigual. Muy bueno el último, premiado con la vuelta al ruedo.
  • ROMÁN, de azul y oro, pinchazo, estocada y dos descabellos (aviso, vuelta al ruedo). En el cuarto, cuatro pinchazos y seis descabellos (aviso, silencio).
  • JESÚS ENRIQUE COLOMBO, de sangre de toro y oro, estocada de rápido efecto (aviso, petición y vuelta al ruedo). En el quinto, estocada desprendida (silencio).
  • ISAAC FONSECA, de verde y oro, estocada caída (silencio). En el sexto, pinchazo y estocada (aviso, oreja).
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