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Los Beatles en el escenario de Las Ventas entre problemas de sonido y ante poco públicoEFE

Sesenta años después, el «berlanguiano» concierto de los Beatles en Madrid sigue siendo historia

El paso de los Beatles por España dejó toda clase de anécdotas entre los chistes de Torrebruno en Las Ventas y las monteras en Barcelona. A los de Liverpool su experiencia en España les dejó mal sabor de boca

Estamos en el año 1965, España deja atrás el aislamiento internacional posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial y se abre a pasos agigantados al mundo.

El franquismo busca a toda costa la legitimación internacional al régimen resultante de la victoria del general Franco en la Guerra Civil.

La visita del presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower a España en 1959 y el efusivo abrazo al Caudillo fue visto por el régimen como la prueba de su reconciliación con las potencias occidentales que derrotaron al fascismo.

Los Beatles descienden del avión en MadridEFE

Sin embargo, España necesitaba la convalidación definitiva, y los Beatles serían los encargados de lograrla.

Los Beatles desembarcaron en España el 1 de julio de 1965 (en Barcelona lo hicieron tocados con montera y con muñecas flamencas en las manos). El 2 de julio tocarían en la plaza de toros de Las Ventas, y el 3 en la ciudad condal.

Aparentemente, los Beatles se lo pasaron en grande en España: se fotografiaron con militares haciendo el saludo marcial, posaron con folclóricas simulando bailar sevillanas…, y protagonizaron uno de los peores conciertos de su carrera.

Unos diez mil espectadores acudieron al espectáculo, entre ellos el embajador de EE. UU.EFE

Porque el concierto de los Beatles en Madrid, aunque fue histórico y supuso todo un hito para una España atrasada y acomplejada ante la Europa del Plan Marshall, fue un absoluto desastre. También lo sería el de Barcelona.

El público madrileño mostró no poca apatía ante aquellos chicos británicos que desataban pasiones a lo largo y ancho del mundo, pero no en España. Las Ventas quedaron a medio llenar. El desorbitado precio de las entradas contribuyó a ello.

Como teloneros, los Pekenikes se desenvolvieron bastante bien. Lo de Torrebruno como animador del cotarro fue lamentable y no hizo más que aumentar la sensación de orfandad en unas Ventas con los tendidos vacíos.

Por fin, llegó el turno de ver a los Fab Four sobre el escenario de Las Ventas. Abrieron con Twist and shout y tocaron todos los grandes éxitos de su trayectoria hasta entonces, incluidos Ticket to ride, A hard day’s night o Can’t buy me love, todas ellas consideradas hoy algunos de los éxitos más importantes de los Beatles y auténticos hitos del rock.

La calidad de sonido fue desastrosa con un equipo del todo impropio para el lugar y para el tipo de música que se iba a escuchar.

El concierto fue poco más que berlanguiano, una escena que bien podría haberse incluido en Bienvenido Mr. Marshall, incluido el sombrero cordobés que se enroscó en la cabeza John Lennon.

Al final, el concierto duró poco más de 45 minutos y los Beatles, reconocería años después Paul McCartney, se marcharían con un sabor amargo. De hecho, los Beatles no volverían a pasar por España.