Cinco cómics europeos que dan mil vueltas a los superhéroes de Márvel y DC

En plena fiebre de los personajes de cómics estadounidenses surgidos de las factorías Márvel y DC, es la hora de reivindicar los cómics europeos, más centrados en las aventuras clásicas, más realistas, a veces más sarcásticos y siempre para un público más exigente

Las aventuras de Tintín

Pensado inicialmente para un público infantil, Las aventuras de Tintín se han convertido en un clásico absoluto del cómic europeo que se disfruta y se comprende mejor de adulto que de niño. El joven periodista belga acompañado de su leal perro Milú y sus amigos el borrachuzo capitán Haddock, el despistado profesor Tornasol o los catastróficos policías Hernández y Fernández recorre el mundo previo a la Segunda Guerra Mundial e inmediatamente posterior viviendo toda clase de aventuras. Desde su primera aparición en el suplemento Le Petit Vingtième en unas viñetas que daría lugar al volumen de Tintín en el país de los soviets hasta su despedida en Tintín y los pícaros, su autor, Hergé, ha sabido construir un personaje inmortal y fundamental para la cultura europea.

Corto Maltés

Corto Maltés es un marino cínico, sarcástico, de vuelta de todo, hambriento de aventuras y con un interés insano por lo oculto. Hijo de una gitana andaluza llamada La Niña de Gibraltar, Corto Maltés ejercerá la piratería en los Mares del Sur, vivirá del contrabando en América del Sur, ejercerá el corso durante la Primera Guerra Mundial en favor de los intereses británicos en Oriente Medio y África y, según dejó caer su autor Hugo Pratt, terminaría muriendo en la Guerra Civil española como voluntario de las Brigadas Internacionales. Corto Maltés es el gran orgullo del comic italiano. Por las páginas de sus aventuras han pasado toda clase de personajes célebres, como Jack London, Ernest Hemingway, James Joyce o Joseph Conrad. Y hasta mantendrá una conversación telefónica con Stalin. Sus páginas destilan puro amor por el mar, la historia y la aventura, pero encierran también una visión muy negativa de la naturaleza humana y sus miserias.

Asterix el Galo

René Goscinny y Albert Uderzo legaron a la humanidad dos de los personajes de cómic más brillantes de la historia: Aterix y Obelix, así como todo el elenco de geniales personajes secundarios que les rodean: el druida Panorámix, el bardo Asurancetúrix, el jefe Abraracúrcix y el mismísimo Julio César, mucho más interesante que César histórico. Asterix el Galo es mucho más que un cómic. Su construcción de la antigüedad clásica y sus referencias al mundo contemporáneo lo convierten en todo un clásico, pese que, a fuerza de intentar estirar el chicle por intereses comerciales, se ha terminado por desvirtuar el legado de sus autores originales.

El Guerrero del Antifaz

El guerrero del Antifaz es, junto con El Capitán Trueno, la gran obra maestra del cómic español. Un tanto olvidado por los jóvenes actuales, El Guerrero del Antifaz es una excelente aproximación a la Edad Media española y a la Reconquista. Durante el reinado de los Reyes Católicos, un niño, hijo de una condesa cristiana, nace en un mundo musulmán después de que un señor de la guerra islámico secuestrara a la madre. Ignorante de su origen cristiano, el niño crece como un guerrero musulmán, hasta que, cuando cumple veinte años, su madre le revela la verdad. Ocultando su identidad tras un antifaz, decide, a partir de entonces, combatir junto a los cristianos para vengar a su madre y su familia.

Dolmen Editorial

El Capitán Trueno

Al igual que El Guerrero del Antifaz, El Capitán Trueno es el gran cómic español de aventuras, hoy también un tanto dejado de lado. El Capitán Trueno es un caballero cristiano español que lucha en la Tercera Cruzada. Junto a sus amigos Goliath y Crispín y su amada Sigrid, El Capitán Trueno pone su espada al servicio de toda clase de causas justas a lo largo y ancho del mundo: desde la España de la Reconquista hasta la Jerusalén de las Cruzadas, pasando por la Escandinavia vikinga y la China imperial. Como curiosidad, el Capitán Trueno y sus amigos llegarán a América y conocerán las sociedades precolombinas en pleno siglo XII, mucho antes de la llegada de Colón.

Europa Press