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Calabazas de Halloween

Calabazas de HalloweenDan Buczynski

Vuelve Halloween, el pastiche ajeno a la cultura española que permanece como especie invasora

Ni siquiera se trata de la celebración original de la que procede una fiesta tergiversada en su recorrido por el tiempo y el mundo

Llegó tímidamente hace años, casi como un estudiante extranjero, y ha terminado afincándose como las colonias de cotorras también procedentes del otro lado del Atlántico.

Halloween está en España y ya se va a quedar. La fiesta ajena está instalada y la sociedad la ha acogido. Y es exactamente como sucede con los animales que vienen de otros ecosistemas: ocupan el hábitat de los autóctonos a los que no les queda más remedio que compartirlo.

Ruido contra el silencio

Halloween choca con los valores cristianos del Día de Todos los Santos, menos ruidosos y vistosos. Halloween hace ruido y es todo lo contrario al recogimiento cristiano, que mantiene silencio durante el día frente a la bulla nocturna de los feos disfraces «halloweenenses».

«Esto es Halloween» podría decirse como «Esto es Hollywood», de donde en buena medida proviene el éxito de la «implantación». Generaciones enteras han crecido viendo las películas estadounidenses de todo género con el famoso «truco o trato», las calabazas o las máscaras y las caretas.

Su desvirtuación respecto a la celebración original, el «Samhain» irlandés, que en gaélico significa «fin del verano» y marcaba el fin del año celta, cuando se supone que los espíritus de los muertos visitaban el mundo de los vivos y los druidas hacían ofrendas a sus dioses para obtener buenas cosechas, ha derivado en fiesta lúdica sin más propósito.

Los emigrantes irlandeses llevaron esta tradición a Estados Unidos, donde se empezó a «adaptar» o «modelar» en la frivolización de sus propios principios, como recrear el rezo por los muertos de los niños pobres que iban por las casas pidiendo limosna, convirtiendo la antigua necesidad en diversión.

«La santidad de Dios»

El Día de Todos los Santos es «la santidad de Dios en los Santos», cuyos inicios se remontan al siglo IV, en memoria de los santos no canonizados, y el Día de Difuntos, la fiesta que estimula la vida y no la muerte. Historia viva, devoción, reflexión o las antípodas del Halloween que procede de un pasado tergiversado y contradictorio que hoy convive con siglos de tradición.

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