Una familia cantando villancicos
EL ESPAÑOL DESDE DENTRO
¿Qué tienen que ver los villancicos navideños con los malvados villanos de las películas?
Nada y todo. Se trata de las maravillas que las lenguas nos ofrecen gracias a la evolución semántica de las palabras
Cuando estudias la lengua en profundidad descubres que toda palabra tiene su porqué y algunas veces su origen o evolución sorprende. Es el caso de la palabra villancico, que nos acompaña siempre en estas fechas y de la que es imposible zafarse. Ya sea en el supermercado o la actuación del colegio de tu hijo, los villancicos envuelven la Navidad, amenizan las calles y se entonan en todos los hogares. Se escuchan tanto y a todas horas que llega un momento en el que uno se detiene y piensa: ¿quién inventaría los villancicos? ¿De dónde salen? Y ¿por qué se llaman así?
El Diccionario de la Lengua Española, en su primera acepción, lo define como «canción popular, principalmente de asunto religioso, que se canta en Navidad». Hasta aquí nada que uno no sepa o llame la atención. El quid de la cuestión llega en la segunda acepción: «canción popular breve que frecuentemente servía de estribillo» y, sobre todo, al leer su origen etimológico: de villano. Uno se pregunta: ¿los villanos, los malos de antaño, inventaron los villancicos? ¡Pues sí! Pero no como uno cree en un primer momento. Hoy en día identificamos el término villano con un malhechor. Todos tenemos muy presente en nuestras mentes la dualidad héroes y villanos. Pero en la Edad Media el villano era simplemente el habitante de una villa o aldea, sin la connotación negativa con la que cuenta en la actualidad. Así, los villanos eran los aldeanos o campesinos. Y eran los que, mientras labraban en el campo o cuando celebraban reuniones y fiestas cantaban estrofas de historias que habían escuchado de generación en generación o de noticias y sucesos del momento para amenizarse la labor, entretenerse y mantenerse informado dando origen a la canción popular, la del pueblo.
En un principio, eran canciones de temática profana, sobre los amores y desamores de jovencitas, fallecimientos o sucesos cotidianos. La temática religiosa, que hoy define a la mayoría de los villancicos, llegó después. La Iglesia se dio cuenta de que estas canciones servían a los aldeanos para trasmitir noticias recientes o hechos históricos -cabe recordar que la población era analfabeta y su único vehículo de aprendizaje era la trasmisión oral- y aprovechó la ocasión para difundir su mensaje a través de ellas.
Los clérigos comenzaron a sustituir la narrativa profana de las composiones por letras que hablaban del nacimiento de Jesús y la llegada de los Reyes Magos y así instruir al vulgo. Y la estrategia cuajó y gritó ¡bingo!. En el siglo XVII los villancicos asociados a las festividades religiosas y a la Navidad ya eran comunes y el pueblo nunca los abandonó.
Villancico cantado en Nochebuena en el siglo XIX
Pese a un periodo de declive motivado por la Ilustración, los tradicionales La marimorena o Campana sobre campana datan del siglo XVIII. Pero el Romaticismo, en su tesón por recuperar el folklore popular, los devolvió a su lugar. La tradición de que los niños canten villancicos a las puertas de las casas a cambio de un aguinaldo en forma de dulces o dinero surgió en estas fechas.
Evolución del término villano
Pero no nos olvidemos de la otra cuestión importante: ¿por qué el termino villano hoy tiene una connotación negativa? En la distinción de clases sociales se haya la respuesta. En la Edad Media, la sociedad estaba fuertemente estratificada. La nobleza se consideraba a sí misma educada, cortés y moralmente superior. En contraposición, las personas que vivían en las villas (los villanos) eran vistas como inferiores, sin educación y de modales toscos o poco caballerosos. Con el tiempo, esta percepción de baja condición social evolucionó hacia una connotación de bajeza moral, vileza e indignidad. Se empezó a equiparar la falta de modales con la falta de moralidad. Y de ahí que al villano, sin educación, se le asociara con la maldad. Las películas de ficción de héroes contra villanos han hecho el resto.