Fundado en 1910

28 de marzo de 2024

Cuarto de invitados de Ana Isabel Ballesteros Dorado

Portada de «Cuarto de invitados» de Ana Isabel Ballesteros DoradoCalambur Editorial

«Cuarto de invitados»: desengaño, esperanza y poesía

Ana Isabel Ballesteros Dorado publica un nuevo libro de poemas en el que las decepciones amorosas de su interlocutor dan paso a la esperanza

El título del libro nos da una pista sobre la cuestión central: acoger a alguien temporalmente, en nuestro cuarto de invitados, cuando le hace falta, cuando busca y encuentra nuestro apoyo. La autora nos ofrece una habitación literaria y fraterna, doméstica y poética, que está construida para atender a alguien que ha sufrido una decepción amorosa. Más bien, varias: una tras otra. Hay alguien que llama, que necesita comprensión. Vivimos poéticamente la sensación de quien, decepcionado, pide ayuda, pide hospedaje, suplicante: «la voz vuelta mendiga» (p. 9). La contraportada nos orienta a los lectores y nos dice que se trata de «un joven en su recién estrenada decepción».
La autora, convertida en el «yo» de los poemas («Yo solo sé escoltar convalecencias», p. 13) se dirige a un «tú» concreto, al que acoge y quiere, al que acaricia con la palabra. A ese tú le cede, en gran medida, el protagonismo de la obra. Es un tú que está presente de principio a fin.
En consecuencia, una buena parte de los poemas están escritos en segunda persona del singular: «Estás deshilachado / y te desangras» (p. 10). Cuando aparecen las formas verbales en primera y tercera persona, vienen entonces los pronombres de segunda persona al rescate, para decirnos que esos versos también van dirigidos al mismo destinatario: «Los pedazos de puzle son tu vida» (p. 12), «No voy a darte alivio» (p. 13), «Que no te encoja el tiempo esa tristeza» (p. 38).

La autora, convertida en el «yo» de los poemas se dirige a un «tú» concreto, al que acoge y quiere, al que acaricia con la palabra

A veces, los poemas parecen un diálogo. Otras veces, un monólogo. El yo habla, el tú escucha. El tú pide, el yo calla. Y, de fondo, los amores perdidos, las otras personas, sin nombre, porque hay quien «no quiere patria, ni casa» (p. 17).
Poco a poco nos vemos sumergidos en un vocabulario que inunda los versos: yerros, despojos, desvaríos, extravío, golpazo, basuras, chatarra, agrura, mamarracho, escombros, cenizas, arañazos. Junto a estas palabras, aparecen motivos de modernidad, como el teléfono, la tarjeta de crédito y las marcas de cigarrillos.
Los sonetos dedicados a los cigarrillos me parecen verdaderos aciertos expresivos. Una mezcla de clasicismo renacentista y cotidianeidad veintesca. Disfruten ustedes de los primeros versos, donde ya advertimos un cierto tono burlesco: «Y vio en cada hombre un cigarrillo» (p. 19), «Cuando solo le queda un cigarrillo» (p. 20) y «A falta de Fortuna, tus habanos» (p. 21). Pienso en Fortuna como la marca de tabaco y también como referencia a la diosa Fortuna, es decir, a la suerte que tiene el interlocutor del yo-autora.
Unas páginas más adelante, descubrimos las formas en imperativo, más bien con sentido exhortativo o persuasivo: «Tú, déjala» (p. 25), «Quiérela» (p. 27), «Arráncale el sí que hoy te niega» (p. 29).
Ana Isabel Ballesteros alterna magistralmente el verso libre con las formas más clásicas. Los endecasílabos y los heptasílabos; la falta de estrofas y los sonetos. Entre ellos he querido adivinar resonancias garcilasianas, de la misma forma que vemos otras resonancias clásicas (Ítaca, Odiseos).
Ballesteros da una esperanza a su interlocutor. Y a nosotros los lectores. Le pone condiciones: «Si encañonas tu vida a una diana» (p. 39), donde la diana como ‘punto central de un blanco de tiro’ nos lleva a la diosa Diana, diosa de la caza y la naturaleza y la luna, en referencia a la mujer de especial belleza tantas veces recordada en la literatura.

Ballesteros alterna magistralmente el verso libre con las formas más clásicas. Los endecasílabos y los heptasílabos; la falta de estrofas y los sonetos

Triunfa entonces la esperanza del tú recuperado y del yo con su misión cumplida: «Ante ti aguarda en blanco tu horizonte» (p. 38), expresado con una preciosa aliteración: cinco consonantes dentales en el mismo verso. Así termina el libro: «Y cuando tu ideal avive tu pujanza […] Brindarás en tu rumbo al universo / y saldrás de mi cuarto de invitados» (p. 40).
Señalemos que los poemas no tienen título. Las personas aludidas son anónimas, aunque nos parezcan muy concretas. Los lugares no tienen nombre.
Ana Isabel Ballesteros Dorado es catedrática de Literatura de la Universidad CEU San Pablo. Entre sus libros anteriores destaca el poemario Tercio de muerte (1998), la novela Biografía deseada (2019) y el galardonado Confín de medianoche (2020), con el que obtuvo el Premio Internacional Sial Pigmalión de Poesía. Como filóloga, ha escrito trabajos sobre literatura española, en especial del siglo XIX.
Para terminar, quiero subrayar un endecasílabo: «Pero también con versos verás vida» (p. 11) (nótese la aliteración: cuatro /b/ en el mismo verso). Consejo personal, realidad literaria. La vida se vive gracias a la poesía. Aunque solo sea por este verso, Ana Isabel Ballesteros merece el agradecimiento de sus lectores.
Cuarto de invitados de Ana Isabel Ballesteros Dorado

calambur editorial / 42 págs.

Cuarto de invitados

Ana Isabel Ballesteros

Comentarios
tracking