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26 de abril de 2024

Luis Alberto de Cuenca

Luis Alberto de CuencaPaula Argüelles

Entrevista a Luis Alberto de Cuenca

Luis Alberto de Cuenca: «Pese a que ahora se masacren las Humanidades, los clásicos se siguen vendiendo»

Luis Alberto de Cuenca dirige Alma Mater, la colección de clásicos griegos y latinos, en edición crítica, bilingüe y comentada, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Hablamos con él con motivo de la publicación del primer volumen de la Odisea

El madrileño Luis Alberto de Cuenca (1950) ha dedicado un tercio de siglo al CSIC, donde ha ejercido de profesor de investigación, entre otras responsabilidades. Llegó a ser director de la Biblioteca Nacional, es miembro de la Real Academia de la Historia, prolífico poeta y compositor de letras de canciones para Orquesta Mondragón o Loquillo. Habitual del Cowboys de medianoche en EsRadio, ha traducido a autores de todas las épocas. Desde Calímaco –el poeta helenístico de cuna libia– hasta Shakespeare; desde el anónimo Cantar de Valtario –le valió el Premio Nacional de Traducción en 1989– hasta Cavafis, otro alejandrino, pero que vivió en el siglo XX. A Cavafis se lo conoce, sobre todo, por un poema que comienza así: «Si vas a emprender viaje rumbo a Ítaca, pide que tu camino sea largo, rico en vivencias y en conocimiento». Nos recibe, precisamente, regalándonos un ejemplar de su edición de Ítaca y otros poemas, de Cavafis (Reino de Cordelia), cuya segunda edición, en tapa dura, está recién salida del horno. No es mal comienzo para hablar de la Odisea que también acaba de publicar la colección Alma Mater que él dirige.

Aparte de la colección catalana Bernat Metge, la serie Alma Mater es la única edición bilingüe crítica seria en España

En otros países hay una tradición asentada de ediciones críticas, académicas, de los clásicos griegos y latinos. ¿España va con retraso?
–Sí. Aparte de la colección catalana Bernat Metge, la serie Alma Mater es la única edición bilingüe crítica seria en España. Existen y han existido otras, como algunas publicaciones de Cátedra, pero carecen de suficiente aparato crítico. Podemos hablar de Gredos, pero son traducciones, sin ofrecer el texto original. He revisado esta edición de la Odisea en Alma Mater, y es impresionante la labor que han hecho tanto Mariano Valverde Sánchez como José García López —a quien hemos perdido en enero de este año, y que era discípulo de Adrados.
Con la edición de la Ilíada de Alma Mater se tardó veinte años entre el primer tomo y el cuarto tomo. ¿No es mucho tiempo?
–Este tipo de proyectos requiere de tiempo. Lo cual se debe a muchos factores. Tanto de presupuesto, como de la propia tarea y, especialmente, de la disponibilidad de los autores. Son todos investigadores, académicos, profesores y han de dedicar muchas horas al día a docencia y otras obligaciones. Son ediciones cuya naturaleza ya resulta compleja, laboriosa. Hablamos de proyectos que pueden tardar cinco, siete, doce años. Hemos acabado proyectos de gran envergadura, como la propia Ilíada o la Eneida. En Alma Mater hemos avanzado enormemente en los últimos años, en este aspecto. En Oxford y en Teubner también tardan bastante tiempo. En este sentido, en España no somos diferentes, no tardamos más. Por otro lado, la actividad de Oxford o de Cambridge es universal, y cuenta con muchos autores, pero no editan tanto al año, al menos en clásicos griegos y latinos. Oxford y Teubner son muy buenos en revisión exhaustiva de manuscritos, mientras que Alma Mater —que también acomete una solvente colación de las fuentes textuales— ofrece estudios introductorios y análisis filológicos de primerísimo nivel.

El Diccionario Griego–Español del CSIC es el mayor proyecto que se ha emprendido en todo el mundo, pero carece de suficiente financiación

¿Haría falta más financiación en el CSIC para otros proyectos, como el Diccionario Griego–Español?
–El Diccionario Griego –Español del CSIC es el mayor proyecto que se ha emprendido en todo el mundo. Es el gran diccionario de Griego antiguo, aunque está incompleto. Este proyecto requiere dedicación full time, y harían falta más personas, pero carece de suficiente financiación. Por el contrario, las ediciones de Alma Mater no dependen solo del dinero, que sí hay.
Alma Mater no nació directamente en el CSIC. ¿Cuál fue su origen?
–El CSIC se hace cargo de la colección Alma Mater en los años setenta. Antes era la Colección Hispánica de Autores Griegos y Latinos. Había nacido en Barcelona, de la mano de una maravillosa generación de académicos, como Mariano Bassols de Climent, que era catedrático en la Universidad de Barcelona y director de la colección. Tras la muerte de Bassols en 1973, Francisco Rodríguez Adrados continuó esta labor en el CSIC.

La 'Odisea' es el origen de toda la literatura, es la novela

Y ahora sale, por fin, la Odisea. ¿Por qué interesa la Odisea?
–La Odisea es el origen de toda la literatura. Es la novela, lo que va a ser luego la novela, los libros de aventuras. Incluso notamos su enorme influjo durante nuestra Edad Media, cuando no se conoce directamente el texto griego, pero la trama impregna el romancero. Hay romances españoles de tipo odiseico. También se nota la Odisea en Centauros del desierto, de John Ford. La Ilíada, por el contrario, tiene un marchamo épico más irrepetible, y carece de descendencia, por decir de algún modo. Puede haber Ilíadas, como los Nibelungos o el Beowulf; en cambio, la Odisea genera toda la narrativa posterior. Y eso que la Ilíada de Baricco es muy interesante. Pero la Odisea es un libro que puede leer cualquiera, puede fascinar a un niño y a un hombre de cincuenta años. Son muchos libros a la vez; la Odisea es un conjunto de relatos y elementos en torno al regreso de Odiseo (Ulises) a su hogar, las aventuras del viaje —como sucede con Simbad—, la geografía del Mediterráneo. Una geografía bien reconocible, con aspectos fabulosos, pero, a fin de cuentas, parajes y localizaciones que se pueden identificar. Hay situaciones impresionantes, como cuando Calipso ofrece a Odiseo la inmortalidad, y él la rechaza. La época de Homero —en torno al siglo VIII a.C.— es primeval, primum aevum, o sea, la «primera edad», la era de las primeras navegaciones de los griegos por el Mediterráneo. Viajes en barco repletos de peligros; por eso, costeaban, era una navegación de cabotaje.

En Grecia, las mujeres estaban relegadas, pero en la literatura abundan las mujeres decididas

Aparte de peligros, ¿no había también la magia de los descubrimientos, de los tesoros, de países con mujeres encantadoras?
–La historia nuclear consiste en que Odiseo quiere regresar a su patria. Eso sí; llega a su patria enriquecido con todas las experiencias del viaje. Por otra parte, hay algo importante que señalas: la relevancia de las mujeres. En la Odisea, las mujeres cobran un gran protagonismo. Desde la bruja Circe, la princesa Nausícaa, el aya Euriclea y Penélope —la esposa— hasta la diosa Atenea o la ninfa Calipso. Son de primerísima línea, personajes de gran calado. Eso da pie a una leyenda que no tiene ni pies ni cabeza, y que sostiene que es una mujer —la propia Nausícaa— la autora de la Odisea. En Grecia, las mujeres estaban apartadas, relegadas; pero en la literatura abundan las mujeres decididas. De modo que no se corresponde la realidad literaria con la realidad social e histórica.

A pesar de que ahora se hayan masacrado las Humanidades, los clásicos se siguen vendiendo

¿Perdemos mucho, al eliminar el Latín y el Griego de los planes de estudio de Bachillerato?
–Te voy a contar una cosa. Yo hice Bachillerato de Ciencias, y durante el verano me preparé el Griego y el Latín para el PREU, que era el curso previo a la universidad. No tuve que traducir a Jenofonte, ni a Cicerón, ni a César; pasé directamente a Virgilio y Homero. Y me quedé fascinado. Aquel verano no salí de vacaciones, sino que estudié con un profesor particular. En un verano estudié lo que en dos años de Bachillerato, y en PREU cursé Letras. A continuación, me licencié en Filología Clásica en 1973 y me doctoré tres años después; me dirigió la tesis el maestro Manuel Fernández–Galiano. En todo caso, y a pesar de que ahora se hayan masacrado las Humanidades, los clásicos se siguen vendiendo.
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