
Caligrama de Eloy Sánchez
'Venir desde tan lejos': ser testigo de la belleza
La editorial Tusquets alumbra un nuevo poemario de Eloy Sánchez Rosillo en el que agradece el don de la vida
Hace unas semanas, visitando una institución educativa italiana, leí en el vestíbulo de entrada del edificio principal una frase de Luigi Giussani que rezaba así: «Il nostro coure vive per una bellezza che è dentro le cose, dentro la realtà. Una bellezza che è una promessa.» Esto es justo lo que ocurre cuando observamos el mundo a través de la mirada de Eloy Sánchez Rosillo, premio Adonáis y Nacional de la Crítica: «la belleza pide / ser compartida y pronunciada. (…) Hoy surge la luz sin aguardarla: / porque sí, repentina, incontenible. / Fulgura una verdad. Y tiemblas tú».

Tusquets Editores (2025). 138 páginas
Venir desde tan lejos
Esta primavera, la colección Nuevos Textos Sagrados de la editorial Tusquets vuelve a alumbrar un poemario del poeta murciano, Venir desde tan lejos, un magnífico libro que conjuga el tono celebrativo que caracteriza su poética con un tono meditativo asentado en la madurez: «Entra ya en este día, / no te resignes a esperar que sea. / Míralo y hazlo tuyo (qué limpia esa mañana / desde esta lenta tarde que va a menos). / Verás la hierba verde brotar de entre las grietas / oscuras y torcidas de la edad. / Y sabrás que estás vivo».
Tejido por sesenta y un poemas, Sánchez Rosillo recorre su vida como el viajero llegando a Ítaca y da fe que ha sido bella; agradece todo lo ocurrido en el camino y acepta sin resignación la herida, el sufrimiento que le acompaña desde los siete años, cuando falleciera su padre: «Hubo eriales y abismos. También hubo / valles amenos. (…) Ningún resentimiento. / (…) Con pasmo y gratitud toco el enigma / de esta vida que empuja tantas veces / con un viento contrario, y que aun así / resulta ser al cabo tan hermosa».
En este sentido, puede llevar a equívoco encontrarse con algunos poemas melancólicos, pero la realidad es bien distinta. Melancolía, a diferencia de lo que comúnmente se cree, no quiere decir tristeza o desesperanza, sino un sentimiento que nace al recordar algún momento del pasado en el que fuimos dichosos. En palabras del poeta en la presentación de la Librería Alberti, «es una celebración apaciguada y con cierto retardo de la alegría».
Como decía antes, no nos encontramos por tanto ante una lectura sombría o elegíaca; todo lo contrario. Las páginas rezuman alegría, aceptación por el paso del tiempo, optimismo, gratitud por los acontecimientos vividos y cumplimiento de una vida buena: «es hermoso vivir, haber vivido / y que tendremos que irnos sin embargo. / La más honda verdad es conocer / que no nos pertenece la maravilla de hoy».
De esta forma, abrazando la cotidianidad con su profunda mirada de asombro, el escritor es capaz de captar con detalle desde la pluma de un gorrión que cae danzando hasta posarse en los ojos del poeta, pasando por la fuerza de una frágil mata de menta en un tiesto de barro que remansa luz en sus brotes, hasta el infatigable trabajo de una hormiga acariciando la corteza de un árbol: «Hasta que el tiempo dure», afirma en uno de sus poemas finales, seguirá asombrado.
Asimismo, aconseja alejarse de la sociedad de la urgencia para vivir el presente, invitando a contemplar la belleza del instante: «es preciso deshacer los lazos / que te vinculan a la inmediatez. / La realidad se oculta más allá». Y al mismo tiempo, entre otros temas, reflexiona sobre la paciencia, la nostalgia, la búsqueda de la verdad, la soledad, las relaciones humanas, la muerte o el dolor desde una perspectiva diferente. La belleza consuela al poeta mientras contempla la brevedad de la vida y la generosa luz que brota en su día a día: «Sobrecogido siempre como si nunca antes / se hubieran encontrado su fulgor y mi asombro». Todos los días son una oportunidad para ser conscientes de esto y generar una mirada transformadora sobre la existencia que clama a cada instante una respuesta.
En definitiva, en Venir desde tan lejos, y en los más de seiscientos poemas que componen su obra completa, Sánchez Rosillo es testigo de la belleza que no solo enriquece nuestro entorno, sino que es puerta a una promesa que da respuesta al sentido de la vida que decía Giussani. Sin lugar a dudas, en la época de incertidumbre en la que vivimos, su mirada de esperanza y gratitud, de una vida cumplida desde el amor a pesar de los pesares tantas veces, sería merecedora del Premio Cervantes.