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Cubierta de 'El pintor de Hitler'

Detalle de cubierta de 'El pintor de Hitler'Everest

`El pintor de Hitler´: una novela clara y útil para reflexionar sobre el odio y su combate

La obra de Andrés Guerrero promueve la urgente reflexión sobre temas tan candentes como la violencia y el racismo entre los jóvenes

Andrés Guerrero, nacido en Trujillo, Extremadura, emigró con su familia a Madrid en busca de un futuro mejor. Lo mismo le sucede a Luis, protagonista de esta novela. El libro se centra en la vida de Luis Lobo, un adolescente gallego que se muda con su familia a la capital española debido al cierre de la planta automovilística donde trabajaba su padre.

Cubierta de 'El pintor de Hitler'

Everest (2025). 225 páginas

El pintor de Hitler

Andrés Guerrero

La historia narra cómo las tensiones sociales, la desesperación económica y la influencia de un mal entorno lo llevan a querer entrar en la Jauría, un grupo violento que fomenta ideas extremistas y racistas. A lo largo del relato, Lobo lidia con la relación rota con su familia, el racismo inculcado por su padre y su propia moralidad, mientras intenta construir un apacible y saludable vínculo con Sara, un personaje que simboliza una posible salida de su camino autodestructivo.

El protagonista de la novela pronto entra en conflicto con su padre, pues este, al poco de llegar a Madrid y tras varios meses continuados de paro, reproduce actitudes xenófobas, lo que tensiona aún más sus relaciones familiares. Sin embargo, Luis va a encontrar esperanza en su compañera de clase, una chica con raíces judías, que destaca por su sensibilidad y conocimiento de la historia del Holocausto. A través de ella, Luis descubre relatos sobre la persecución nazi y el exterminio judío, lo que le sirve como contrapunto moral frente a la negación histórica presente en los grupos neonazis, que niegan estos hechos históricos y manifiestan actitudes peligrosamente presentes en la actualidad. Sara, en contraste, comparte sus relatos familiares sobre la persecución de los judíos, la propaganda nazi y los millones de víctimas del genocidio, ofreciendo así a Luis y, en general, al público lector, un contrapeso ético y educativo.

Veo muy positiva en la novela la narración ágil y directa, pensada, en especial, para lectores de secundaria. Todos los capítulos son breves y favorecen el ritmo de lectura y la reflexión. Es muy efectivo también el contraste entre la voz de Lobo, influenciado enormemente por su entorno, y la de Sara, que representa la memoria histórica y la empatía.

Como temas principales nos encontramos con la peligrosa y verdadera radicalización juvenil. La novela muestra claramente cómo la precariedad, el paro y la influencia grupal pueden llevar a los adolescentes a cometer actos violentos o intolerantes contra todo lo que se les ponga por delante. Este hecho se une al brutal impacto de los líderes negativos en la juventud. En las páginas de El pintor de Hitler se trata, asimismo, el tema del racismo, el radicalismo, la violencia y la discriminación en el entorno familiar, así como la falta de comunicación y diálogo entre padres e hijos, y el problema del alcoholismo en las familias desestructuradas.

No obstante, también vemos, reflejado en la madre de Luis, el esfuerzo y la lucha por sobrevivir, por sacar a la familia de los problemas que la rodean, así como la importancia de la toma de decisiones. Todo ello se junta con la posibilidad de cambio, pues el personaje de Sara, única amiga de Luis, simboliza la cultura y la solidaridad. Con ella se introduce el tema de la memoria histórica, pues con la historia de su tatarabuelo pintor se rescatan testimonios sobre el Holocausto, confrontando así la ignorancia y la negación del pasado.

En su conexión con la actualidad, se puede reflexionar y llevar a cabo una buena meditación sobre el actual discurso de odio muy presente en las redes sociales, el problema del neofascismo y negacionismo en Europa, o la problemática tan real en nuestros días de los grupos juveniles extremistas.

Desde mi punto de vista, la novela de Andrés Guerrero es adecuada tanto para adolescentes como para adultos, pues es oportuna y actual. La veo muy importante para los jóvenes gracias a su lenguaje accesible, su ritmo dinámico y la presencia de personajes con los que se puede empatizar fácilmente. Además, y es un punto muy a su favor, proporciona un material muy cómodo para trabajar en el aula por parte de los docentes de secundaria y bachillerato, pues invita al debate, la reflexión ética y el pensamiento crítico.

La historia está bien construida. No obstante, al ser breve, se puede observar cierta simplicidad psicológica pues algunos personajes, como el padre borracho, parado, racista y desganado, o los violentos miembros de la Jauría, son claramente estereotípicos y están poco desarrollados, aunque es cierto que este hecho provoca que la lectura sea más directa para lectores jóvenes. Otro elemento débil de la novela es que su final es bastante predecible, aunque resulte muy esperanzador.

En conclusión, El pintor de Hitler es una obra juvenil con una trama potente y personajes que representan polaridades sociales: la intolerancia de la Jauría y la compasión de Sara. A través de Lobo, el lector asiste a un viaje de reflexión sobre identidad, ideología y la importancia de enfrentarse al pasado. Aunque falte mayor profundidad psicológica, cumple con creces el objetivo de educar, así como entretener.

Lo recomiendo a lectores a partir de catorce años, y también a adultos y docentes, pues es una buena lectura en contextos educativos y pedagógicos. Además, se puede solicitar a la editorial una interesante guía de lectura que puede ayudar a preparar interesantes debates en el aula. No es una obra compleja desde el punto de vista literario, pero sí muy valiosa por su enfoque educativo, humano y comprometido.

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