Antaño U2 le cantaba a la paz en Irlanda, a Martin Luther King o a América. Eran los tiempos de su ascenso a la cumbre en los 80. Ahora que la descienden, últimamente a toda velocidad, le dedica una canción al jefe de la escudería de Fórmula 1 Red Bull.
Christian Horner supuestamente acosó a una empleada del equipo campeón del mundo, que posteriormente fue despedida. Resulta que dicha empleada es la cuñada de The Edge, guitarrista de la banda irlandesa que ha decidido pasar del mesianismo y la posterior «conciencia social» al actual «apoyo familiar».
Hace más de una década que los de Dublín no aciertan con sus estrenos. Sus últimos álbumes se cuentan como fracasos, incluido su fallido disco de grandes éxitos «revisionados» que a nadie gustó. Un desastre creativo que parece que continúa al encontrar la «inspiración» en un supuesto acoso laboral por el que toman partido, además sin juicio, ni sentencia.
Don’t be horny, be Christian (No seas caliente, sé cristiano) es el título de la creación que no parece que vaya a sacar a U2 de su debacle compositiva. Más bien todo lo contrario: puede seguir alejando su cada vez más perdido prestigio en extrañas inspiraciones.
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