Ian Tarrafeta lanza durante la final entre España y Suecia del Campeonato Europeo de Balonmano Masculino
Europeo de balonmano
España pierde la final (26-27) con un penalti con el tiempo cumplido
Se vieron condenados a una medalla de plata, a la que con el tiempo el balonmano español dará su verdadero valor
La selección española, que perseguía su tercer título consecutivo, perdió la final del Europeo de balonmano 2022 al caer en la final ante Suecia por 26-27 con un penalti encajado con el tiempo cumplido.
El conjunto español, que al descanso vencía por 13-12, remontó dos tantos de desventaja que tenía a tres minutos y medio del final e incluso tuvo un balón para vencer. No lo aprovechó y en la acción definitiva los nórdicos forzaron un penalti que no desaprovecharon.
Un gol de penalti de Niclas Ekberg con el reloj ya a cero impidió a España alzarse con su corona continental consecutiva, tras caer ante una Suecia, que veinte años después volvió a subirse a lo más alto del podio.
Pese al tiempo muerto solicitado por Jordi Ribera, no acertó con su última acción que concluyó con un fallido lanzamiento de Joan Cañellas en el que todo el banquillo de los Hispanos reclamó falta a favor del jugador español.
Fuese falta o no, lo cierto es que el balón pasó a manos del equipo sueco, que sí aprovechó su oportunidad forzando un penalti en el último segundo.
Como si la historia fuese cruel, el destino quiso que el extremo sueco Niclas Ekberg y el portero español Gonzalo Pérez de Vargas se encontrasen de nuevo frente a frente, tal y como ocurrió hace seis años en el partido decisivo del torneo preolímpico que se disputó en Malmoe.
Adiós a la tercera corona
Y por desgracia para el equipo español, al igual que ocurrió entonces Ekberg no falló. Si hace seis años el gol del extremo sueco dejó a España sin billete para los Juegos Olímpicos de Río 2016, este domingo privó a los Hispanos de su tercera corona continental consecutiva.
Algo que hasta ahora tan solo habían logrado los míticos Bengan Boys, la legendaria selección sueca que se impuso en las ediciones de 1998, 2000 y 2002.
Un dato que pone en valor la plata lograda en Budapest por el equipo español, que pese al relevo generacional en el que se encuentra inmerso, demostró que sigue siendo capaz de pelear por lo más alto del podio.
No lo tuvo nunca fácil la selección española, que pese a estar advertida de la peligrosidad del conjunto sueco en las transiciones le costó de partida regresar con velocidad a las tareas defensivas.
Un doble problema para el conjunto español, ya que no solo facilitó el trabajo en ataque a la selección sueca, sino que, además, no permitió a los «Hispanos» sus habituales cambios ataque-defensa.
Y no fue porque la selección española no tuviera claras las acciones en ataque, sino porque enfrente se encontró con un auténtico muro, el guardameta sueco Andreas Palicka.
El cancerbero escandinavo, que ya fue fundamental en el triunfo que Suecia logró sobre Francia en las semifinales, contabilizaba cumplidos los primeros quince minutos hasta seis paradas. Un dato que sirvió para explicar la renta de dos goles (5-3) con la que los escandinavos se situaron en el marcador.
España no dejó de buscar en ningún momento en la línea de seis metros a un Adrià Figueras, que poco a poco comenzó a rebajar los porcentajes de acierto de Palicka, al igual que el extremo Ángel Fernández, que cerró la primera mitad con cuatro dianas.
Los de Jordi Ribera no solo lograron igualar la contienda (6-6), sino que se pudo poner poder delante en el marcador en un contraataque de Jorge Maqueda, que Palicka frustró con una sensacional parada.
Sin embargo, Suecia al igual que España es un equipo al que es muy difícil de sacar de los partidos y menos a Jim Gottfridsson, que con sus movimientos no sólo logró hundir a la defensa española, lo que facilitó los lanzamientos de los cañoneros suecos, sino que encontró una y otra vez al pivote Oscar Bergendahl, que devolvió las tablas (19-19) al marcador.
Dificultades defensivas que se agravaron con la segunda exclusión de Iñaki Peciña lo que no desaprovechó Suecia para resolver cada uno de sus ataques con una inusitada facilidad.
Pero España no se arrugó y siempre encontró en el pivote Adrià Figueras un camino fiable para mantenerse aferrado al marcador, como demostró el 23-23 con el que se llegó a menos de diez minutos para la conclusión.
Una igualdad que pareció romperse a favor del equipo sueco cuando todo parecía más favorable para los «Hispanos» que no sólo no aprovecharon la exclusión de Felix Claar para escaparse en el tanteador, sino que con fallos permitieron a los escandinavos situarse con una renta dos goles (25-23).
Sin embargo, los Hispanos no aprovecharon su ocasión y se vieron condenados a una medalla de plata, a la que con el tiempo el balonmano español dará su verdadero valor.