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15 de mayo de 2024

Nikola Kalinic, del Barça, intenta defender una jugada

Nikola Kalinic, del Barça, intenta defender una jugadaEFE

La deriva del Barça de baloncesto y una reconstrucción que no acaba de coger forma

El Barça no termina de arrancar. Aún estamos en una etapa primaria de la temporada como para que la situación sea realmente preocupante, pero las alarmas están empezando a saltar. El Barcelona es un proyecto diseñado para ganarlo todo, vigente campeón de España con un contundente 3-0 al Real Madrid en la final y semifinalista de la Euroliga, donde precisamente cayeron ante el conjunto blanco.
El verano, sin embargo, fue de profundo cambio. Se fue el entrenador, Sarunas Jasikevicius, y la principal estrella, Nikola Mirotic, además de otro jugador clave como Cory Higgins. Pero la ambición y las ganas de seguir ganando se demostraron con la incorporación de Willy Hernangómez, MVP del pasado Eurobasket, y apuestas como la de en su día número 2 del Draft de la NBA, Jabari Parker.
Pasado ya el primer tercio de temporada, habiendo jugado 30 partidos, el Barça ha ganado 20. No son malos números (10-5 de récord tanto en liga como en Euroliga), pero la sensación es decreciente. De los últimos siete partidos que han disputado, han perdido cinco. La última derrota, en Alemania ante el Alba Berlín, fue tocar fondo.
El equipo germano llegaba a ese choque con un récord de 2-12, hundido en lo bajo de la clasificación, y sin embargo venció a los culés. Una noche terrible desde el triple del Barcelona, fallando 18 de sus 24 intentos, les condenó a la derrota.

Lo difícil de la reconstrucción

La directiva y la afición culé sintieron que la pasada temporada fue un fin de ciclo. Una etapa exitosa, con tres presencias consecutivas en la Final-Four, pero a la que se le negó la gloria europea. La marcha del entrenador, de la estrella y los recortes presupuestarios marcaron el camino de la reconstrucción.
El inexperto Roger Grimau fue el elegido para hacerse cargo del equipo. Una plantilla que, pese al esfuerzo por traer a Willy, es considerablemente más débil que en años anteriores. Una plantilla construida sobre demasiados supuestos y que se está quedando corta ante los grandes equipos del continente.
Roger Grimau dirigiendo un partido del Barcelona

Roger Grimau dirigiendo un partido del BarcelonaEFE

El Barcelona se ha medido tres veces al Real Madrid en lo que llevamos de temporada...y ha perdido las tres. Con un acumulado de -18. Ha perdido recientemente dos encuentros en casa, en el Palau, ante rivales de menor enjundia como son Manresa y Olimpia Milano y las sensaciones, el juego, están cayendo cada día más. De un equipo estimulante a principio de temporada, con ritmo y siguiendo las indicaciones de Grimau, a muchas dudas recientes, lamentando la falta de un exterior anotador y transmitiendo inseguridad y la sensación de que pueden perder ante cualquiera.

Willy, al banquillo

Uno de los grandes problemas del Barcelona está siendo el dudoso rendimiento de sus nuevos fichajes. Y poniendo especial lupa en Willy Hernangómez. El fichaje de Willy pareció atender más a decisiones estratégicas y de marketing (suplir a Mirotic, robárselo al Real Madrid, traer al MVP del Eurobasket desde la NBA), que a decisiones deportivas, donde quizás su presencia no era tan necesaria.
En los últimos partidos, de hecho, está saliendo desde el banquillo, y sus actuaciones no están siendo lo buenas que se podían esperar. Está jugando unos 17 minutos por encuentro, menos de la mitad, y se están caracterizando por su irregularidad, dudas atrás y falta de capacidad para asumir el liderazgo del equipo.
El Barça aún está en una posición muy salvable, queda mucha temporada y lo importante ya llegará, pero mientras el Real Madrid deslumbra con su juego, el cuadro catalán parece haber abandonado la terna de los favoritos y grandes equipos de Europa. Si siguen llegando derrotas, las dudas acabarán por engullirse a una plantilla falta de líderes para situaciones así.

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