Joan Laporta y Al-Khelaifi en un encuentro en el año 2021
La viabilidad de las palancas del Barcelona, en manos de Al-Khelaïfi
La ECA (Asociación de Clubes), organismo del que el qatarí es presidente, debate hasta qué punto afecta este mecanismo al fair play financiero
Finalizado el mercado de fichajes ya de forma oficial, hay sin duda un mecanismo que ha marcado este verano. Las palancas de Laporta han sido posiblemente de lo más hablado en el mundo del fútbol. La venta de patrimonio del club y el tener ingresos extraordinarios ahora para perderlos durante los próximos 25 años ha sido la forma que el FC Barcelona ha elegido para regresar a la lucha por los títulos y a la recuperación de la ilusión de su afición, algo también a tener en cuenta para que Laporta y su directiva ganen tranquilidad desde el palco.
Estas palancas –palabra que con acierto acuñó Laporta para dulcificar lo que estaba haciendo– son totalmente legales, decisión voluntaria del Barcelona de hacer lo que crea oportuno con su patrimonio. El debate ahora es hasta qué punto se podrá llevar este mecanismo de forma regular y si será algo común en el mundo del fútbol, especialmente teniendo en cuenta la precaria situación económica. Por ahora nadie ha imitado al Barça (posiblemente porque el negocio a la larga sea ruinoso), pero no se descarta que si un gran club pasa por un momento así también haga esto. Y en el fútbol europeo preocupa porque consideran que es competir en desigualdad y, especialmente, porque puede entrar en un conflicto con las normas del fair play financiero.
Precisamente la UEFA acaba de salvar al Barcelona de sancionarles por incumplir las normas económicas, dándoles un aviso amistoso, a diferencia de otros ocho clubes –entre ellos el PSG– que sí han sido castigados. Hay que recordar que las reglas de la UEFA solo permiten pérdidas de 30 millones de euros en el global de tres años, aunque en el contexto de la pandemia podían justificar un aumento de pérdidas. Explicando este contexto, y regresando a las famosas palancas, aparece ahora la figura del casi siempre presente Nasser Al-Khelaïfi, presidente del PSG.
El qatarí tiene un cargo que siempre hay que tener presente y desde el que se tiene el poder de influencia y control sobre otros clubes que no son el suyo. Es también el presidente de la ECA, la Asociación de Clubes Europeos, un organismo creado en 2008 y que se presenta como el único independiente que representa directamente a los clubes de fútbol de Europa. Tiene mucha complicidad con la UEFA, especialmente reforzada por la oposición tanto de Al-Khelaïfi como de la ECA (que al final 'bebe' de lo que dice su presidente) a la Superliga. Y es ahora la ECA quien debate si las palancas del Barcelona es compatible con las normas del Fair Play que, por otro lado, no es que haya seguido con rigidez el club que dirige Al-Khelaïfi.
La ECA, junto a la UEFA, ha abierto un debate interno sobre si la forma en la que el Barcelona ha sacado dinero este verano armoniza con las normas que el fútbol europeo se puso en términos económicos, que tenía el control de gasto como primer mandamiento. El Barça ha sacado unos ingresos extraordinarios que ha asombrado a media Europa, con numerosas declaraciones de personas del fútbol echándose las manos a la cabeza por cómo un equipo abiertamente con problemas económicos ha podido pagar 163 millones entre Lewandowski, Raphinha y Koundé. De ahí que ahora se abra un debate (que no una investigación) sobre si las palancas de Laporta se compatibilizan con el espíritu del Fair Play económico.
Y para debatirlo, resolverlo y tomar decisiones está Nasser Al-Khelaïfi, socio en la sombra de Aleksander Ceferin (presidente de la UEFA), que como presidente de la ECA tiene mucho que decir sobre este mecanismo azulgrana. En este organismo son varios los que ven que las palancas pone en riesgo el espíritu económico que aceptaron los clubes europeos y la propia consistencia de la igualdad financiera entre equipos. Se cree desde la ECA y la UEFA que si otros equipos imitan el modelo de Laporta este año el fútbol del continente estaría en riesgo o al menos tal y como se ha entendido el modelo actual.
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