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Griezmann y Julián Álvarez muestran su decepción tras caer eliminados en el Mundial de Clubes

Griezmann y Julián Álvarez muestran su decepción tras caer eliminados en el Mundial de ClubesAFP

La nueva decepción del Atlético: plan frustrado, flojera defensiva y necesidad de fichajes

El Atlético de Madrid no superó ni siquiera la primera fase, eliminado por el triple empate y la diferencia de goles, sin la pegada de otros tiempos de Alexander Sorloth y Julián Álvarez, sin la inspiración de Rodrigo de Paul, entre las decisiones y el plan fallido de Diego Pablo Simeone contra el París Saint-Germain, la 'sorpresa' del 1-0 del Botafogo al equipo francés y el bajón desde hace meses de Griezmann.

Durante toda la preparación en Majadahonda, Simeone insistió en la presión tras pérdida, en la personalidad del equipo, en el carácter para jugar, en la capacidad de disponer de la posesión en campo contrario, casi siempre en un 4-5-1, a veces en un 4-4-2, pero nada de eso apareció en el encuentro contra el PSG, el 15 de junio en el Rose Bowl de Pasadena, irreconocible, sobre todo en el primer tiempo.

No acertó en su remodelación del plan inicial. Ni su apuesta por el 4-4-2 ni su decisión de prescindir de Koke, hoy por hoy el jugador que mejor se mueve en el medio centro posicional y que impulsa la llegada de Pablo Barrios y la libertad de Rodrigo de Paul, ni su apuesta por Samuel Lino, irrelevante casi todo el curso en la izquierda, con la vulnerabilidad que ha transmitido por esa banda junto a Javi Galán.

Superado en cada sector, sobre todo por la cantidad en el medio, sin capacidad de solventarlo desde el banquillo, el Atlético se fue del Mundial en la primera parte, con los dos goles de Vitinha y Fabián Ruiz, dos centrocampistas. Los otros dos tantos adornaron la decepción, pero no fueron definitivos. La elección por Antoine Griezmann aquel día para el once, en lugar de Alexander Sorloth, fue objeto de crítica.

No ha habido un jugador más definitivo en la última década en el Atlético de Madrid como Antoine Griezmann. Incluso en el primer tramo de esta temporada, hasta el pasado enero, nadie había sido más decisivo en más victorias con sus goles o sus asistencias que el atacante francés, elemento esencial en diez triunfos entre todas las competiciones, hasta que, de repente, se paró. Su bajón fue evidente desde enero. Dos goles en 24 partidos. Lo notó el Atlético antes y ahora en el Mundial de Clubes, por todo lo que siempre dependió de él. Titular sin tino contra el PSG, víctima también del fallo general del equipo y con la mejor oportunidad de la primera parte, su gol al Botafogo fue insuficiente (1-0).

La falta de pegada de Sorloth y Julián

Sus dos mejores goleadores de la temporada han sufrido la frustración de la falta de pegada. Le ha ocurrido a Alexander Sorloth, sin gol en 169 minutos, con cuatro tiros dentro del área, dos de ellos a portería, dos fuera, con tres ocasiones muy claras y un déficit de 1,25 en goles esperados. A lo largo del curso había marcado 24, 14 en los últimos 16 choques, con cuatro dianas más de las que precedía la estadística avanzada.

Tampoco tuvo la efectividad habitual Julián Álvarez. Autor de 29 goles en este ejercicio con el club rojiblanco, ocho tantos por encima de los esperados, la figura de este Atlético no acertó en sus tres partidos como titular en el Mundial de Clubes ni en los 262 minutos ni en los cinco tiros, dos dentro del área y ninguno entre los tres palos. Sin los goles de los dos jugadores que acaparan el 46,9 por ciento de los tantos de esta campaña, el conjunto rojiblanco se quedó corto en los dos choques fundamentales del grupo B, contra el PSG y el Botafogo, cuando necesitó de sus jugadores más determinantes.

La vulnerabilidad defensiva

«No tuvimos la contundencia que piden estos torneos. Si no tienes contundencia ofensiva ni defensiva, te vas», concretó Diego Simeone al término del duelo con Botafogo.

Porque no sólo fue una cuestión ofensiva. El Atlético se ha caído en defensa hace tiempo. En sus últimos 20 partidos, sólo dejó la portería a cero en siete de ellos. Uno de ellos, de hecho, contra Botafogo gracias a las paradas decisivas de Jan Oblak. Sin embargo, el 4-0 contra el PSG puso en evidencia su estructura defensiva: cuatro goles encajados y diez tiros a puerta entre los tres palos.

Además, añadió otros seis más fuera, dentro del desborde al que sometió al Atlético en varios tramos de los partidos. El primer gol surgió desde la izquierda, con un remate de Fabián desde el borde del área, y el 2-0 de Vitinha fue a través de un 'pasillo' por el medio inconcebible. Expulsado Lenglet, en inferioridad numérica en el tramo final, llegaron los otros dos goles del PSG. Esto deja claro que el conjunto colchonero necesita renovar la línea defensiva urgentemente.

El apagón de Rodrigo de Paul

El Atlético de Madrid de esta temporada ha disfrutado de Rodrigo de Paul. El centrocampista argentino alcanzó un nivel altísimo desde noviembre a marzo en el que lució en la reacción del conjunto rojiblanco con 15 victorias seguidas, como solución en el centro para la salida, la transición y el último pase. Era la inspiración del equipo de medio campo hacia adelante, en la conexión con Julián Álvarez, Sorloth y compañía… hasta el Mundial.

Su apagón ha incidido claramente en el rendimiento del Atlético. Titular los tres encuentros, con 192 minutos en total, no ha dado ningún centro con éxito, ni dentro ni fuera del área; sólo conectó con tres pases con sus compañeros en esa zona decisiva; apenas propuso tres pases profundos; no remató a portería (sólo dos fuera) y no dio ninguna asistencia.

La 'sorpresa' del Botafogo contra el PSG

Cuando el Atlético acabó su duelo en el Lumen Field contra Seattle Sounders (1-3), el conjunto colchonero se sentía con muchas posibilidades de pasar a octavos de final y, en ese sentido, las necesidades las marcaría el resultado del PSG contra el Botafogo. Pero ganó, contra todo pronóstico, el equipo brasileño gracias a un gol de Igor Jesus para disparar la exigencia del equipo del Cholo Simeone hasta un triunfo por tres o más tantos o, en su defecto, por el improbable tropiezo del PSG contra Seattle.

El triunfo de Botafogo destrozó todas las perspectivas. Había diferencia entre ese marcador y cualquier otro para el Atlético, porque, de haber ganado el PSG, le habría bastado con ganar en la última jornada, igual que de haberse producido un empate. Siempre estaba ahí, latente, el hándicap de los cuatro goles en contra anteriores con el equipo francés, que habrían sido un lastre también en caso de ir sólo al desempate con el conjunto brasileño.

La presión final

Y el Atlético fue eliminado. La presión final; los condicionantes de un partido definitivo contra el Botafogo, reafirmado en su defensa porque le valía cualquier resultado por debajo de los dos goles de diferencia y al que el conjunto rojiblanco debía golear por tres o más tantos para tener opciones de pasar a octavos de final; y los mismos problemas ofensivos de todo el torneo, sin la pegada de Sorloth y Julián, sin la claridad de Griezmann, sin el pase final de Rodrigo de Paul, culminaron la rápida, anticipada y decepcionante vuelta a Madrid del equipo rojiblanco.

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