El Real Madrid despierta de la siesta con dos chispazos y regresa al coliderato de la Liga

No fue su mejor partido. El horario tampoco invitó a ello. Pero el Real Madrid es de esos equipos que, con muy poco, te matan. Tienen talento para ello. Y eso fue exactamente lo que sucedió. En un encuentro en el que el conjunto blanco no estuvo tan certero como otros días, Luka Modric y Vinicius aparecieron en el mejor momento para que el Madrid regresara a la senda de la victoria después de tres pinchazos (2-0).

El Real Madrid era consciente de que, después de tres tropiezos consecutivos en Liga, no se podía fallar más. Si quería seguir la estela de Barcelona y Atlético, que habían hecho los deberes en la jornada del sábado, los tres puntos eran innegociables y, por esa misma razón, afrontó el duelo frente al Girona con ese sentimiento de reivindicación.

El equipo de Ancelotti salió mandón, llevó la iniciativa en los primeros minutos del duelo, necesitó muy poco para colarse en el área rival y pasó el balón de un lado a otro con rapidez para tratar de pillar desprevenida a la zaga del Girona y para aprovechar la efervescencia de un Vinicius al que se le veía especialmente enchufado.

Ese patrón de juego se mantuvo en el tiempo. El Madrid era dueño y señor del partido y cuando perdía el balón, tardaba poco en recuperar el esférico para evitar que el Girona pudiera poner en apuros a Thibaut Courtois. En ese contexto, lo único que le faltaba al conjunto blanco era un gol que no terminaba de llegar.

Eso sí, por falta de intentos no fue. Las llegadas fueron constantes y el Bernabéu se vino arriba, pero a la hora de la verdad faltaba ese punto de acierto y claridad de cara a puerta que el equipo estaba echando demasiado de menos. Había que seguir intentándolo. Los goles llegan a base de insistir, insistir e insistir.

El Madrid lo sabía, no bajó los brazos y cuando la gente ya se estaba haciendo a la idea de que el resultado al descanso iba a ser de 0-0, Luka Modric, el genio incansable, sacó la varita mágica y se inventó un golazo sensacional desde fuera del área. El conjunto blanco botó un saque de esquina, el rebote fue a parar a los pies del centrocampista croata y para la jaula. Gol psicológico antes del descanso. Gran noticia para el Madrid en un partido algo insípido.

Vinicius sentencia la faena

El Real Madrid había hecho parte del trabajo en la primera mitad, pero el partido no estaba cerrado para nada. El 1-0 era un resultado corto y los pupilos de Ancelotti lo sabían. Había que aumentar la ventaja en el marcador y eso pasaba por someter al Girona, que también quería sacar algo positivo del encuentro, con un fútbol rápido y vertical.

Al igual que en la primera mitad, la posesión fue blanca. El inconveniente es que el ritmo de circulación era algo lento y así iba a ser difícil superar al equipo de Míchel, que estaba aguantando el tipo de maravilla a nivel defensivo. Podían estar orgullosos de sólo ir perdiendo 1-0.

Puesto que el Madrid no estaba siendo capaz de doblar la renta, Michel decidió mover el banquillo para dar aire fresco al Girona en busca del empate. Asprilla, Bryan Gil y Solís entraron para tratar de intimidar a la defensa del Madrid. Lo mismo hizo Ancelotti minutos después. Dani Ceballos y Camavinga para afrontar los últimos 20 minutos de partido.

El Girona no logró aprovechar el tramo en el que el Madrid levantó el pie del acelerador y en el 83' de partido se despidió de las pocas posibilidades que le quedaban de sacar algo positivo del Bernabéu. Porque Vinicius, que llevaba unos cuantos meses sin ver portería, se encargó de sentenciar la faena. El brasileño aprovechó un pase en profundidad de Mbappé y superó a Gazzaniga para matar el encuentro. Ahí se cerró la victoria. Tres puntos más y de vuelta al coliderato.