Carlos Alcaraz, durante uno de los partidos en este torneo de Hamburgo
El cabreo de Carlos Alcaraz ante un gesto antideportivo en la final de Hamburgo
Al tenista español no le gustó nada lo que hizo Lorenzo Musetti, su rival este domingo
Pocas veces se había visto a Carlos Alcaraz así. Pero una acción del italiano Lorenzo Musetti, su rival en la final del torneo de Hamburgo, ha cabreado al tenista español por un gesto que se produjo en un momento muy determinante del partido, un duelo que se decide en el tercer set después de una espectacular remontada de Alcaraz, que estuvo prácticamente perdido en esa segunda manga.
Después de perder el primer set (4-6), la segunda manga fue muy igualada, con Alcaraz recuperando sensaciones. En el tramo final del set, con 5-4 para Musetti, el español se había puesto con 0-15 al saque del italiano. Fue entonces cuando se produjo la jugada polémica. El murciano anotó un punto que hubiera sido el 0-30, ya que la pelota botó dos veces en la pista de Musetti. Sin embargo la juez de silla no lo vio, cosa que se puede entender dentro del error humano.
El problema, y lo que cabreó a Alcaraz, es que Lorenzo Musetti no reconoció que sí había botado la pelota dos veces. Es decir, el tenista italiano se calló en un gesto claramente antideportivo, ya que en ese tipo de casos se acepta la jugada y se reconoce como ha sido. El italiano se hizo el inocente y no reconoció que el punto era para Alcaraz, lo que hizo que pasara el resultado de 0-30 como debía ser a 15-15. En ese juego, además, Carlitos salvó dos bolas de set (y por lo tanto de partido), toda vez que después Musetti se puso con 40-15.
Alcaraz, indignado, se quejó ante la juez de silla prácticamente sin creerse cómo había ocurrido la jugada. Fue un fallo de la responsable arbitral, pero también de su rival, que se saltó todos los códigos de deportividad para no reconocer un punto que además había sido claro.
Pese a ello, Alcaraz hizo un break tras salvar dos bolas de partido, el set se fue al tie-break y ahí Carlos salvó otras tres bolas de encuentro en un ejemplo tremendo de confianza y fuerza en sus posibilidades. Estaba prácticamente ya perdido todo y el español salvó esas tres bolas de set y partido en el tie-break para acabar llevándose él la manga en esta final de Hamburgo.
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