El doble reto de Alcaraz en Montecarlo, su territorio gafado y en el que Nadal fue el rey absoluto

Después de caer en cuartos de final del Open de Australia, de vencer en Róterdam, de perder en la antepenúltima ronda de Doha, de quedarse a las puertas de una nueva final en Indian Wells y de despedirse antes de tiempo de Miami, Carlos Alcaraz necesita levantar el vuelo.

Su inicio de temporada ha sido, digamos, bastante irregular y eso no le ha permitido arrancar de la forma que él se había imaginado cuando hizo las maletas para irse a Melbourne a disputar el primer Grand Slam del año.

Pero eso ya es cosa del pasado y Carlitos debe centrarse en el presente, que se encuentra en Montecarlo. Allí arranca la gira de tierra batida, su superficie preferida y en la que está obligado a sobresalir y destacar si quiere recortarle puntos a Jannik Sinner, el actual número uno del mundo, que volverá a la acción en el Masters 1000 de Roma después de cumplir la respectiva sanción de tres meses por dopaje.

Alcaraz afronta con gran ilusión la gira de tierra. Sabe que si está enchufado es el rival a batir en polvo de ladrillo y eso es lo que quiere demostrar en un escenario en el que no ha tenido suerte estos últimos años por diferentes motivos y en el que Rafa Nadal, su gran ídolo, se convirtió en el rey tenístico del Principado de Mónaco. Para el recuerdo quedarán todas esas fotos que el extenista balear se hizo junto al Príncipe Alberto cada vez que triunfaba en el Montecarlo Country Club.

Eso es lo que quiere igualar el tenista de El Palmar. El problema es que, como decíamos, el murciano va a competir en un territorio inexplorado. Se perdió las ediciones de 2021, 2023 y 2024 por lesión y en 2022 se vio sorprendido a las primeras de cambio cuando cayó derrotado contra el tenista estadounidense Sebastian Korda.

Alcaraz tiene muchas ganas de resarcirse en el Montecarlo Country Club y sabe de la importancia del torneo. Si logra ganar, el murciano sumará 1.000 puntos más, algo que le vendrá realmente bien en su lucha particular por volver a alcanzar el cetro de la ATP.

Esa subida en la puntuación iría acompañada de un aumento de moral necesario para afrontar el resto de torneos de la gira europea de tierra batida, que concluirá en Roland Garros, el segundo Grand Slam del año, en el que defiende la corona de campeón y en el que sumó 2.000 puntos el curso pasado.

Si gana el tercer Masters 1000 de la temporada, Alcaraz adelantará en la clasificación mundial al teutón Alexander Zverev, que le saca menos de 1.000 puntos (925 para ser exactos) y que defiende los octavos de final del año pasado, y podría llegar al Conde de Godó lleno de confianza.

Pero lo más inmediato es Montecarlo. Allí debutará contra el ganador del duelo entre el argentino Francisco Cerúndolo y el italiano Fabio Fognini y buscará coger sensaciones, que las necesitará, con el paso de las rondas y llegar a la gran final, donde se podría medir a Novak Djokovic.

En definitiva, Carlitos tiene ganas de hacerlo bien sobre la arcilla del Principado de Mónaco: «Estoy muy contento con mi juego. Desde que empecé el año estoy jugando un gran tenis. El tenis no es sólo golpear la pelota, es mucho más que eso. Se trata de mentalidad, de físico. Estoy muy contento con mi juego. Si no gano, no importa si juego bien o no. La gente no piensa que enfrente hay un rival, sólo en mí. Si pierdo, la gente dirá que pasa algo, no creo que sea justo. Sólo estoy contento y listo para jugar bien en tierra batida».