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24 de abril de 2024

Un grupo de activistas parodian a los socios de la coalición alemana, Lindner (i), Baerbock (c) y Olaf Scholz (d)

Un grupo de activistas parodian a los socios de la coalición alemana, Lindner (i), Baerbock (c) y Olaf Scholz (d)EFE

Líder de los liberales alemanes

La Europa que se encontrará Christian Lindner, el último halcón alemán

La inminente designación del Christian Lindner como ministro de Finanzas alemán adelanta una segunda ola de austeridad en la Unión Europea. Un caldo de cultivo para el nacionalismo que, a diferencia de 2008, ya ha germinado en las principales economías del sur de Europa. La UE se prepara para un tenso 2022 

Alemania ultima la formación de un Gobierno tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales. Un Ejecutivo con tres caras muy diferentes y con posturas económicas radicalmente enfrentadas pero condenadas a entenderse para seguir haciendo rotar el principal motor de la Unión Europea.
Uno de los puntales del gabinete parece estar bastante definido. La pasada semana la prensa germana daba por hecho que el liberal Christian Lindner ocuparía la cartera de Finanzas. Sin él no hay Gobierno, y el líder de la FDP pidió desde el primer momento dirigir la política económica alemana.
Lindner, admirador de Wolfgang Schaüeble, apuesta por recortar el gasto, acotar las ayudas y rebajar impuestos. La clásica receta liberal, una política restrictiva y dura. La tradicional austeridad que tantos recelos despertó en la crisis de 2008, no solo entre los países del sur de Europa, sino entre los socialdemócratas alemanes que se oponían a la mano férrea de los de Angela Merkel.
Ahora, la paradoja se adueña una vez más de la realidad política. Esos socialdemócratas –ahora dirigiendo el timón alemán– compartirán barco con un ‘halcón’, con el pupilo de la austeridad germana que ya ha adelantado que no dudará en apostar por imponer límites más estrictos a los socios mediterráneos de la Unión Europea en asuntos capitales como el déficit o el endeudamiento que tanto asedia a países como España.
Eric Zemmour visita la exposición 'Made un France' en París

Eric Zemmour visita la exposición 'Made un France' en ParísEFE

Eric Zemmour y el auge del nacionalismo ultra

Un nuevo actor en el reparto europeo, cada vez más o menos compacto, que se incorpora en un momento complejo para la eurozona. En abril de 2022, Francia el otro gran puntal de la UE– celebra sus duodécimas elecciones presidenciales.
París encara su camino hacia un nuevo curso político acosada por el auge del populismo ultra de Éric Zemmour, un polemista personaje concebido por una parte de la sociedad francesa carente del gen de la autocrítica, que ha vacilado con optar al Eliseo y cuyo discurso modera incluso a la ultraderecha de Marine Le Pen.

Zemmour sería la segunda opción más votada en Francia

El último sondeo publicado por Le Figaro respalda a Emmanuel Macron, al que le otorga el 25 % de los posibles votos; pero alerta de la amenaza del nacionalismo radical francés. Zemmour que sería la segunda opción más votada con hasta el 18 % de los apoyos, por delante del 16 % que podría alcanzar Le Pen. Por detrás, socialistas y conservadores disueltos ante el sistema de segunda vuelta galo.
Los datos de la encuesta dejan en evidencia que Zemmour y Le Pen sumarían más del 34 % del respaldo de los franceses. El auge de la conjura ultra refleja una crisis social europea de la que ningún país es ya ajeno.

Las guerras internas del Gobierno español

A un complejo escenario político se enfrenta también España. El fantasma de un 2022 preelectoral, amenaza con tensar la estabilidad económica de nuestro país. El Gobierno tiene varios frentes abiertos. 
Por un lado, la coalición irá evidenciando sus discrepancias a medida que la cuenta atrás para las generales de 2023 vaya llegando a su fin. PSOE, Unidas Podemos (o la plataforma de Yolanda Díaz) pelearán por imponer sus personalidades partidistas, y presentarse como rivales reales a la cita con las urnas. Las grandes leyes o reformas económicas deberán estar listas antes de que en la primavera del año que viene, comience a empedrarse el camino de la concordia. 
Por otro lado, el Ejecutivo deberá lidiar con una Europa mucho más exigente, que comenzará a reactivar los compromisos del Pacto Estabilidad que impone límites de déficit, que nuestra economía –según el consenso de previsiones– no está en disposición de cumplir. Más, si finalmente Lindner toma el mando de la cartera de Finanzas alemana y ejerce su posición dominante sobre los veintisiete.
Una nueva etapa de estricta austeridad que alimentará el proteccionismo ondeado por el nacionalismo político que representan personajes como Zemmour, y que podría encender la mecha de un populismo que, a diferencia de 2008, ya está instalado en las Instituciones. 
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