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26 de abril de 2024

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno, Pedro SánchezPaula Andrade

Análisis

Otro plan de Sánchez que promete ser puro humo

Se habla de avales, no de dinero directo; no se dice cómo se va a transmitir la reducción de los veinte céntimos; se anuncia una reducción de la factura eléctrica sin saber qué dirá Europa...

En mi vida tengo grabadas en mi cabeza un montón de fechas: la de mi cumpleaños, la fecha de nacimiento de mis hijos, las del nacimiento de mis nietas y muchas más, pero no es de las personales de las que voy a hablar.
Me imagino que si a alguien le digo 11-S, la mayoría de la gente de más de 30 años les recuerda la caída de las Torres Gemelas de Nueva York y, si digo 11-M, la misma gente me va a decir en España que fue el atentado de Atocha, pero si digo 17-M, y no añado 2020, aunque para mí fuese muy importante, casi nadie se acordará que fue el día que el Presidente se puso delante de las cámaras de TV para anunciar que España iba a poner 200.000 millones de euros para ayudar a las empresas a paliar el efecto de la pandemia, que acababa de empezar. A mí se me saltaron las lágrimas porque escuchaba algo que me parecía maravilloso, que el Estado iba a poner 117.000 millones y la Banca Española 83.000 millones para evitar que el sistema económico se hundiese.
La frase más extraordinaria que oí, y que reproduzco a continuación, me impactó: «Se trata de un esfuerzo enorme y decidido, que responde a la magnitud del desafío social y económico al que nos enfrentamos y al compromiso del Gobierno de España con los ciudadanos. No vamos a escatimar ningún esfuerzo. No vamos a dejar a nadie atrás». Pasados los meses me di cuenta de que era un auténtico «fake». El Estado dio 80.000 millones en avales a la Banca para que esta prestase 100.000 millones y del resto, si te he visto no me acuerdo. Nadie puso 1 € de más, mucho menos la banca, que ya estaba incurriendo en un riesgo de 20.000 millones sin comerlo ni beberlo.
El 29-J fue mi último día de candidez supina, aunque esta vez no lloré, si aplaudí. Fue el 29 de julio de 2020. Llegó el Presidente al Congreso de los Diputados y anunció que acaba de conseguir de Europa 140.000 millones de euros, la mitad en subvenciones y la otra mitad en préstamos a largo plazo, para poner en marcha un plan de recuperación de la economía española que iba a permitir a muchas pymes evitar la quiebra con ayudas de Europa.
Hoy sé que es otro «fake». España de momento sólo ha recibido 19.000 millones de euros, de los cuales nadie sabe lo que ha llegado a la economía real, pero según comentaba la semana pasada Jordi Benítez, la CEOE cree que la cifra es minúscula por no decir ridícula.
Y hoy San Pedro Sánchez el Magnánimo, nos anuncia rodeado de empresarios en el Foro «Generación de Oportunidades» de Europa Press y McKinsey, 16.000 millones de euros para salir de la crisis de la guerra de Ucrania.
Y hoy he decidido que no sólo no voy a llorar, ni tampoco a aplaudir, sino que voy a analizar otro de los maravillosos «fakes» a los que nos tiene acostumbrado nuestro amo y señor.
Nos dice todo orgulloso, que va a poner en marcha un plan de avales, sí avales, no dinero, de 10.000 millones de euros. Sabemos que quien va a prestar este dinero que va a ser la banca, lo que no sabemos es cómo se va a prestar y las condiciones para recibirlos, lo que si puedo decir es que hoy la banca tiene constreñido el préstamo a pymes, porque el índice de morosidad de las pequeñas y medianas empresas ha subido a niveles muy altos por incapacidad del pago de las amortizaciones de los ICO recibidos.
Para lo que va a servir este aval es, en cualquier caso, para evitar que los balances de la banca se vayan a poner feos y encima, tengan que provisionar en poco tiempo 20.000 millones que se vieron obligados a poner sin que nadie les consultase. Al menos con estos 10.000 millones, sólo tendrán que provisionar una parte de los impagos: la de los que ya han presentado concurso de acreedores. El resto lo aplazarán un año y encima se lo traspasarán al ICO.
Pero a la economía real, no va a llegar ni un solo euro. Este es un movimiento trilero más a los que me tiene acostumbrado ya nuestro Doctor en Economía, gran anuncio en los medios, pufo garantizado cómo resultado real.
Segunda medida de titular, vamos a rebajar 20 céntimos el litro de carburante a todo el mundo. El Estado pone 15 y las petroleras ponen 5 céntimos. Sólo una pequeña noticia que el «presi», como no pone gasolina, no lo sabe, Repsol, si tienes afiliación a Waylet, que es gratuita, te da desde hace dos semanas 10 céntimos de descuento. Vamos, que con esta medida acaba de mejorar la cuenta de pérdidas y ganancias de Repsol, que a partir de ahora sólo tendrá que poner 5 céntimos de su bolsillo a los que pasan por sus gasolineras.
Segundo truco del Gobierno: no cuenta a nadie cómo va a transmitir la reducción en el repostaje. Pues a los lectores de El Debate se lo cuento yo, las gasolineras tendrán que anticipar los 15 céntimos por litro y luego pasarán a compensar con el Estado cuando hagan sus declaraciones de IVA y se lo podrán descontar de los impuestos a pagar. Vamos, que de momento el que pone el dinero es el dueño de la gasolinera que ya se lo descontará.
Pero lo que no dice el Doctor Fraude, es qué pasa si la gasolina, que está hoy a casi 2 € el litro por efectos de esa guerra, que realmente hasta ahora no ha tenido efectos excepto para los ucranianos, resulta que el precio real se pone a 2,2 € el litro o más, ¿volverá a bajar el precio otros 20 céntimos? O aprovechará la coyuntura para recuperar ingresos. La guerra de Ucrania sí va a tener efectos y los empezaremos a notar dentro de poco, pero hasta ahora los efectos que tenemos son la incapacidad de gestionar de nuestro insigne gobierno.
Y con respecto a lo que dice de los 1.800 millones que va a reducir del coste del gas en la factura eléctrica, ha vuelto a hacer un doble salto mortal y medio con doble tirabuzón, sin saber si hay voluntad en Europa de aprobarle el plan que todavía no ha presentado.
En definitiva, todo es un «fake» para paliar los efectos de las manifestaciones de los agricultores en Madrid, la movilización de los Pro-Vida, los huelguistas del transporte que son autónomos o pequeños empresarios, su fracaso en la cumbre de la OTAN que se vio relegado por la S de España al último de la fila y porque en Europa le exigen que presente planes para aceptar sacar de la factura eléctrica el precio del gas.
Pero si alguien quiere pensar que esta es una gran medida, puede aprovechar para llorar o para aplaudir, pero mi obligación es decir que esto es simplemente otro «fake».
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