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25 de abril de 2024

ilustracion precio gasolina

Paula Andrade

Panel de expertos

La bonificación del precio de la gasolina solo beneficiará a los más pudientes

Los expertos consultados por El Debate aseguran que el plan del Gobierno para reducir el precio de los combustibles no protege a las familias más vulnerables e impide la adaptación de los sectores productivos a esta nueva realidad

El descuento de 20 céntimos por litro de gasolina que se aplica desde este viernes en las estaciones de servicio de España nace rodeado de polémica al existir serias dudas sobre su capacidad de contener la inflación, que alcanzó en marzo su nivel más alto en 37 años, y de compensar el esfuerzo de las familias y sectores más afectados por las subidas de los precios.
Por ello, El Debate ha consultado al catedrático de la Universidad Complutense, Mikel Buesa, y al investigador asociado de la Fundación de Estudios Aplicados (Fedea), José Emilio Boscá, sobre el impacto que puede tener la 'medida estrella' del plan de choque del Gobierno contra las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania.

Una rebaja «injusta e insolidaria»

Para Boscá, la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible es una rebaja «injusta e insolidaria» porque «beneficia a los más ricos, que son los que consumen más gasolina, en lugar de a las familias más vulnerables». El catedrático de la Universidad de Valencia asegura que esta decisión es un «café para todos» que no permite «proteger a los hogares más vulnerables».
Así, considera que el decreto-ley promulgado por el Ejecutivo es «un parche necesario, con medidas mejor encaminadas y otras no tanto», que podría alargarse más allá del 1 de julio «con algunos cambios», al igual que ocurrió con los ERTE durante la pandemia. Pese a ello, el investigador asociado de Fedea cree que lo que debería hacer el Gobierno es buscar el «consenso» de las fuerzas políticas y sociales para abrir una negociación sobre un «pacto de rentas», similar a los Pactos de la Moncloa de 1977, para evitar que «la inflación, que ya es alta, derive en una espiral inflacionista».
«La subida del precio de la energía nos empobrece a todos. Tenemos que decidir cómo vamos a repartir los costes de este empobrecimiento entre empresas y trabajadores, y hacerlo a medio plazo, no para varios meses como en esta ocasión», insiste Boscá, que recuerda que, aunque acabe la guerra, «el encarecimiento de la energía persistirá durante los próximos años porque afrontaremos la transición ecológica».

La medida «camufla» el precio real

Por otro lado, Mikel Buesa afirma que la bonificación del precio del combustible «puede ser contraproducente» porque solo sirve para «camuflar la señal que ofrece el precio del mercado».
«Hay que entender que la inflación es un problema permanente, no coyuntural, y la perspectiva es que esta situación continúe al menos hasta finales del año que viene. La clave está en adaptarse a la situación que crea la evolución de los precios, y para ello, el Gobierno debería favorecer la modificación de las estructuras productivas y de los comportamientos de las empresas y consumidores a esta nueva realidad», apunta.
Así, el catedrático de la Universidad Complutense asevera que el Ejecutivo debería establecer «mecanismos compensatorios que permitan a las familias reducir su consumo energético» y potenciar «la obtención de recursos internos con los que sustituir las importaciones de cereales de Ucrania o de gas de Rusia, siempre que por sus costes sea competitivo».
El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, Mikel Buesa

El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense Mikel BuesaEl Debate

Por el contrario, «si las políticas del Gobierno consisten en repartir subsidios y elevar los salarios, los sectores productivos no se van a adaptar a la subida de los costes y la inflación se eternizará en el tiempo», concluye.
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