Fundado en 1910

27 de abril de 2024

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, junto a la de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, junto a la de Asuntos Económicos, Nadia CalviñoEduardo Parra - Europa Press

Análisis económico

El consumo público crece un 140 % desde el año 2000: 150.000 millones de euros más al año

Tenemos una economía cada vez más dependiente del crecimiento del consumo público que, en definitiva, consiste en que el Estado incremente su parte de gasto

Tuve la suerte de licenciarme en Economía por la Universidad Complutense de Madrid, allá por 1976 o, como dice mi mujer, «a principios del siglo pasado». En esos momentos en la «Complu» daban clases y fueron profesores míos, Enrique Fuentes Quintana, que luego fue Ministro de Hacienda con Adolfo Suárez, Rafael Martínez Cortiña, que era Jefe del Servicio de Estudios del Banco Exterior de España y, posteriormente, consejero delegado del mismo, y Luis Ángel Rojo Duque, jefe del Servicio de Estudios del Banco de España, posteriormente Gobernador del Banco de España y, sin duda, uno de los mejores que ha tenido dicha Institución.
De ellos aprendí todo lo que sé sobre economía y que, a través de este diario, voy intentado transmitir a los lectores.
Hoy quiero a analizar una de las variables principales, la de mayor peso, a la hora de estudiar el PIB de cualquier país: el Consumo.
La variable consumo se divide a su vez en dos partes: el consumo privado y el consumo público.
El consumo privado es el gasto realizado por organizaciones, empresas, familias e individuos, con el fin de satisfacer sus necesidades de diferentes bienes y servicios del mercado.
El consumo público es el gasto en el que incurre el Estado a través de sus diferentes instancias con el objetivo de brindar determinados bienes y servicios a los ciudadanos. El consumo público incluye los salarios de los empleados públicos y los gastos necesarios para su funcionamiento. El consumo público no incluye ni las deudas ni los intereses que tiene que pagar el Estado. Tampoco las subvenciones a instituciones, ni otros muchos conceptos que son gasto público, pero no consumo.
En el año 2000 el consumo representaba el 76,6 % del total del PIB español.
El consumo privado suponía el 59,6 % , mientras que el público suponía en ese instante un 16,7 %.
Una década después, nos encontramos con un crecimiento del PIB del 65,5 %, mientras el consumo crece un 70,5 %. Ahora bien: el crecimiento del consumo privado es del 61,3 %, 4,3 % menos que el PIB, mientras que el consumo público lo hace un 104,6 %.
Esta es, sin duda, la primera disfunción importante en el crecimiento de nuestro PIB. Si el consumo público hubiese crecido lo mismo que el privado, es decir, en lugar del Estado gastarse 221.331 millones de euros, se hubiese gastado 174.490 millones de euros, nuestro PIB hubiese crecido un 58,3 %, en lugar de hacerlo un 65,6 %.
Dado que ya están publicados los resultados de la Contabilidad Nacional del 2021, merece la pena olvidarnos del terrible 2020 y realizar los cálculos con este último año.
Así, podemos ver que, en el 2021, nuestra economía crece un 86 % sobre el año 2000 y un 12,3 % sobre el año 2010.
El crecimiento del 86 % del PIB con respecto al año 2000 viene apoyado por el crecimiento del 87 % en el consumo, que a su vez llega a esa cifra gracias al incremento del casi 140 % en lo que va de siglo del consumo público.
En los últimos 11 años estamos en cifras equivalentes. Nuestra economía solo crece un 12,3 %, pero es gracias a que el consumo público lo hace más del doble que el consumo privado.
Si el consumo público hubiese crecido un 73 %, lo mismo que el consumo privado, los crecimientos del PIB hubiesen sido del 75,1 %, perdiendo 11 puntos de crecimiento. O lo que es lo mismo, 11 puntos del crecimiento del PIB es gracias a que el Estado se está «mastodontizando».
Está claro que tenemos una economía cada día más dependiente en su crecimiento del consumo público que, en definitiva, consiste en que el Estado incremente su parte de gasto en esta partida de forma sustancial.
Las «orgías de gasto» hay que pagarlas y, por desgracia, las estamos pagando a base de deuda. Si un día no hay posibilidad de endeudarnos, nuestro crecimiento se va a parar, o lo que es peor, va a retroceder, y entraremos en un círculo vicioso de que no crecemos porque no podemos endeudarnos y no podemos endeudarnos porque no crecemos.
Ese día llegará, y al ritmo que vamos, más pronto que tarde.
Hay que parar el gasto público y, por ende, el consumo público, y hacer crecer la economía no por el Sector Público, sino por el Sector Privado.
Comentarios
tracking