Crisis
Mantener Tesla en pie es la única preocupación de Elon Musk. Las corazonadas del empresario de que va a llegar una época de vacas flacas se saldó con el despido del 10 % de sus empleados y una dura reprimenda a los que se quedan para que eviten trabajar en casa y no lo hagan por menos de 40 horas semanales a la semana de manera presencial.
La frase que ha provocado que salten todas las alarmas en la gigafactorías de Berlín y de Texas es una que pronunció Musk ante un pequeño grupo de propietarios de Tesla. «Nuestra preocupación es cómo mantenemos las fábricas en funcionamiento para poder pagarle a la gente y no ir a la bancarrota», soltó sin medias tintas Musk.
Las dos fábricas que han abierto en 2022 tanto en Berlín como en Austin (Texas, EE.UU.) pierden miles de millones de dólares por los continuos cortes en la cadena de suministro y los problemas en la fabricación de las celdas de las baterías. Por un lado, Panasonic no acaba de poner el mercado un modelo de baterías más pequeñas y China tiene paradas las fábricas que deberían fabricar los coches que utilizan esos modelos reducidos.
Los números de Tesla no han sido buenos en todo 2022. La empresa invirtió unos 12 millones de euros en componentes para fabricar coches y mano de obra. Pero los contratiempos de los últimos meses han impedido recuperar esa cantidad. La inflación se ha desbordado y todo es más caro en la cadena de fabricación de los modelos de Tesla.
De lo que Musk se queja es de que «Berlín y Austin están perdiendo miles de millones de dólares en este momento porque hay muchos gastos y casi ninguna producción».
Los datos del segundo trimestre apuntan a que Tesla entregará 275.000 vehículos por los 310.000 del primer trimestre de 2022, la caída más importante en los dos últimos años.
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