Los hogares con
menor capacidad económica fueron los principales perjudicados por los altos niveles de inflación que experimentó España en 2021. La extraordinaria subida en los precios de la
electricidad, y en menor medida de los
alimentos, provocó que estas familias tuvieran que soportar un índice de precios de consumo (IPC)
más de dos puntos superior al de los hogares más pudientes.
Este fenómeno se explica principalmente por la caída en el precio de la electricidad con respecto a 2021. El informe explica que esta rebaja ha tenido un efecto «muy considerable» en los hogares menos pudientes, permitiéndoles soportar 1,59 puntos menos de inflación. Por el contrario, para las familias con mayor capacidad económica tan solo supuso una caída del IPC de 0,76 puntos.
Este impacto desigual se debe a que las familias más pobres dedican una mayor proporción de su renta a pagar la factura eléctrica, por lo que cualquier variación de su precio, ya sea al alza o la baja, «les afecta de manera desproporcionada».
Asimismo, los precios de algunos de los bienes más consumidos por los hogares pudientes, como los servicios de transporte, los hoteles y los restaurantes crecieron mucho en 2022. Estos productos aportaron 2,2 puntos al IPC del 10 % de las familias con más renta, frente a los 0,75 puntos de las más pobres.
La suma de ambos factores ha provocado que la inflación experimentada por hogares de diferente nivel económico fuera «muy parecida» en 2022, a diferencia de lo observado el año anterior.