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20 de abril de 2024

Las obras de vivienda nueva en El Cañaveral siguen adelante

Algunas constructoras vuelven a pedir dinero extra por las viviendas de protecciónCR

Testigo directo

«Pagué 75.000 euros por amueblar los baños»: así se inflan los precios de las viviendas de protección

Algunas constructoras aprovechan la situación del mercado para subir los precios con artimañas

Vender vivienda protegida libremente es un delito si no se respetan los tiempos fijados. Cada comunidad autónoma tiene su propio reglamento, pero suele ser de unos 15 años para vender a precio libre y de 10 para alquilar. Es lo normal cuando se compran casas promovidas por la administración pública y ofertadas a un precio por debajo del de bienes equivalentes en el mercado.
La finalidad de las viviendas de protección es dar acceso a una casa a aquellos que tienen problemas económicos o rentas bajas, pero este espíritu se pierde muchas veces cuando la constructora sabe que puede sacar más dinero del que obliga la ley.

Vivienda protegida

Hay viviendas con Protección Pública Básica (VPPB), con Precio Limitado (VPPL), para Arrendamiento (VPPA) o para el Arrendamiento con Opción de Compra (VPPA), en todos estos casos hay unos límites para acceder a ellas como no sobrepasar un 5 % el IPREM, una superficie máxima de 150 metros cuadrados o la descalificación desde los 15 años.
El nuevo boom inmobiliario que vive España y al que, de momento, no afecta la subida del Euribor ha vuelto a disparar los enjuagues de muchas constructoras para sacar algo más de dinero por los pisos. Dar nombres en todo este entramado es difícil, pero a pie de obra, los responsables se defienden con la excusa de que «el material cada vez está más caro, los gobiernos autonómicos no suben los precios y a mí me cuesta dinero construir».
Las VPO están muy supervisadas por las comunidades autónomas y tanto el reparto como la entrega de llaves están sujetos a ceremonias donde los inquilinos son analizados pormenorizadamente.
Pero en el resto de casos comienza una puja y un reparto que nada tiene que ver con las normas fijadas. Juan compró un piso de precio limitado en la Comunidad de Madrid hace 12 años «me lo dieron porque mi familia conocía al constructor, me pusieron en una lista de espera y un buen día me llamaron para adjudicarme un segundo al que no le daba el sol, pero si no lo cogía había 10 personas pegándose por él», recuerda.

Efectivo

El plan de la constructora que levantó el barrio donde vive Juan era quedar con cada inquilino y pedirles una cantidad extra en efectivo. «Nadie se negaba, nos teníamos que considerar afortunados por acceder a esos pisos», explica. Ese dinero nada tenía que ver con la hipoteca que firmaban después con su banco correspondiente. Pasados los años Juan comenta que «en los veranos, en la piscina, los vecinos hablan de todo y en muchas conversaciones se sacó el pago que cada uno hizo en 'B' y las cifran iban de los 6.000 a los 25.000 euros, pero no había motivo para pedir una u otra cantidad, debió ser aleatorio».
En 2022 Alicia también compró en el mismo barrio que Juan. «Mi piso tiene tres habitaciones, dos plazas de garaje y trastero y también es de precio limitado», comenta. El problema de la constructora es que, como ya se escuchaban rumores de que en esa zona se pagaban cantidades en 'B' por acceder a pisos, tuvo que idear una nueva forma de cobrar ese dinero. «Me hicieron pagar una factura de 75.000 euros a cambio de amueblar los baños», desvela. Esos espacios apenas eran de cuatro metros cuadrados y no se podía poner más que un mueble y un pequeño armario que se hubiese solventado con 1.500 euros.
«Tuve que pedir un préstamo para pagar esos 75.000 euros y ya sabía que ese valor nunca se lo voy a poder sumar a la casa», dice Alicia. El dinero en efectivo que se paga por una casa perjudica tanto al que lo paga como al que compra por las falsas plusvalías.
Ella, igual que Juan, también habló de manera informal con sus vecinos sobre este tema y la trama se repetía. «Cada vecino tenía una factura de un precio diferente», explica. En este caso, la constructora había enjuagado el dinero en 'B' con una factura inflada con su correspondiente pago de impuestos.

Segunda mano

Roberto es vecino de otro bloque, compró su casa a finales de 2022 de segunda mano y también tuvo que hacer frente a un pago en efectivo, pero a un particular. «El vendedor quería recuperar parte del dinero que había pagado en efectivo y me lo pidió al margen del precio de la casa», lo más curioso es que Roberto tuvo que convertir ese dinero en negro porque «yo no tenía tanto efectivo y lo que no sé es que haría el vendedor con esos 20.000 euros que le di en billetes».
La ley y la trampa, algo tan español que siempre tiene una vía de escape incluso en los peores momentos de la economía. El constructor que mira cómo los obreros dan forma a una nueva fase tiene claro por qué la rueda sigue girando y asegura que «en España hay mucho dinero en 'B' y se tiene que mover».
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