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José Manuel Cansino

Oportunidades actuales de la logística de defensa

La guerra en Ucrania ha sorprendido también porque ha puesto al carro de combate en el centro de los enfrentamientos militares

Actualizada 04:30

Desde Europa y otras zonas del planeta se ha vivido durante las últimas décadas en un mundo falsamente pacífico. La afirmación no es mía, sino de Josep Borrell. La invasión de Crimea en 2014 y la de Nagorno-Karabaj de 2020 nos recordó que las guerras tradicionales no eran cosa del pasado. La nueva invasión de Ucrania ha sido una constatación más de que las guerras tradicionales persisten. Ahora la sociedad entiende mejor el gasto en defensa.

La guerra en Ucrania ha sorprendido también porque ha puesto al carro de combate en el centro de los enfrentamientos militares. El desarrollo del carro de combate está previsto que evolucione en las siguientes líneas; mejora de la conectividad entre los vehículos desplegados y sus fusileros, autonomía logística (con un periodo máximo de abastecimiento de 72 horas), desarrollo de arquitecturas abiertas que faciliten la constante evolución del chasis común de los vehículos y su concepción como un vehículo multipropósito y aerotransportable. Así lo expone, por ejemplo, Pablo Fuster desde el Ministerio de Defensa.

Para facilitar esto, a finales de la década pasada el Ministerio de Defensa aprobó el del Plan de Concentración de los órganos logísticos del Ejército de Tierra que supone concentrar los actuales doce centros en uno solo, la Base Logística General Javier Varela en Córdoba (BLET). Más allá incluso se albergan expectativas racionales para que después de la BLET Córdoba aloje dentro de unos años a la base logística de la OTAN en el sur de Europa.

Lamentablemente, ni España ni otros países aliados del sur de Europa consiguieron en la reciente cumbre de Madrid incorporar la prioridad de la zona del Sahel africano entre los focos de mayor interés de la OTAN, pero no es difícil de prever que acabará posicionándose entre las prioridades de nuestros aliados. Hasta ahora, las bases militares desde las que se han realizado los despliegues en África han sido las de Morón de la Frontera en Sevilla y Rota en Cádiz.

El área de influencia de una base logística como la BLET se estima en un radio de unos 120 kilómetros sobrepasando, por tanto, la propia provincia de Córdoba. Durante los próximos diez años demandará un empleo directo de entre 1.600 y 2.000 personas de las que aproximadamente la mitad serán traslados de los otros 11 centros logísticos con los que ahora cuenta el Ejército de Tierra. El impacto sobre el empleo indirecto es mucho más impreciso, pero podría multiplicar por dos o por tres el volumen de empleo directo.

Su concepción como base logística multipropósito explica que los perfiles profesionales más demandados serán las ingenierías para los técnicos superiores y los formados en ciclos formativos de formación profesional vinculados a la «mecatrónica» (mecánica, electrónica, electricidad e informática). En la práctica no hay una tecnología específica para la defensa; lo que existen son tecnologías duales que desde la Segunda Guerra Mundial han pasado de estar principalmente en la industria militar para luego aplicarse en la civil a estar ahora principalmente en la civil con aplicación posterior a la industria militar.

Una vuelta de tuerca más recomienda que en el diseño tanto de los ciclos formativos como de los grados universitarios habrá que prestar mucha atención a las denominadas «microcompetencias» particularmente en los campos de la IA, digitalización, eficiencia energética, gestión de residuos e innovación en general.

En esta última parte hay que señalar algunas barreras a superar. Una de ellas es la carga de trabajo que supone la tutela de los alumnos en prácticas, tanto para los centros educativos como para las empresas. Por ejemplo, la carga docente asignada a un profesor universitario para tutelar a un alumno en prácticas es de solo dos horas a lo largo del curso en el mejor de los casos. En el caso de las empresas la tutorización la asume la figura del «tutor laboral», y en la práctica no siempre supone una descarga de trabajo en otras tareas. Lo mismo ocurre con la persona que desde la empresa asume la tarea de ser la persona de referencia entre el centro formativo y la empresa. La impresión es que faltan recursos humanos y/o económicos para que la formación dual tanto a nivel universitario como de ciclos formativos pueda redundar en una mejora de la empleabilidad de los recién titulados y de la competitividad de las empresas.

  • José Manuel Cansino es Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino
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