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26 de abril de 2024

José Manuel Cansino

Ni complejos de país ni lamentos de tertulia

España ha superado crisis económicas muy graves. Esta no va a ser una excepción

Actualizada 04:30

El freno en la escalada de precios en España está funcionando bien y más eficazmente que en otros países de la Unión Europea. De hecho, la tasa de variación anual del IPC del mes de diciembre se ha situado en el 5,7 %, más de un punto por debajo de la registrada en noviembre pero, sobre todo, se reduce a más de la mitad del valor máximo del 10,8 % alcanzado en junio de 2022.
Especialmente importante es este dato porque es la principal causa que los consumidores encuentran para sostener su opinión mayoritaria de que la economía de su hogar va mal. En concreto, en la encuesta sobre la confianza de los consumidores del mes de noviembre realizada por el CIS, el 55,9 % de los 2.748 compatriotas entrevistados telefónicamente pensaba que la economía española estaba peor que seis meses antes. De entre los que así opinaban, el 75 % atribuía al alza continuada de precios la principal explicación.
La mala percepción sobre la economía que viene se ha ido consolidando en los últimos meses. De hecho, la misma encuesta (que se realiza mensualmente) hecha en el pico de la inflación –mes de junio– para las mismas preguntas, el 56 % de los 2.872 encuestados eran pesimistas y el 78,1 % lo atribuían a la misma causa. Curiosamente, las expectativas sobre lo que «se ve de venir» empeoran cuando en lugar de preguntar por la economía doméstica se pregunta por la economía española. En noviembre pasado el 76,4 % estaban convencidos de que la situación era peor que hacía seis meses; una valoración considerablemente más pesimista que la que se tenía en junio con un 63,6 % de opiniones desfavorables. Esta diferencia de percepciones entre la situación propia de cada hogar y la situación de la economía en general la he comprobado también al preguntar a los empresarios. Son mayoritariamente pesimistas sobre el comportamiento esperado de la economía, pero luego confiesan que sus volúmenes de pedidos o se mantienen o aumentan. Para un economista las percepciones sobre las realidades cercanas son más fiables que las demás.
Efectivamente la inflación sigue siendo la principal preocupación. Primero afectó al precio del gas, de la electricidad y del petróleo, luego al de los componentes industriales y ahora donde más duele: en la cesta de la compra. La temida inflación de segunda vuelta a la que dará lugar la revisión de los salarios parece que será contenida. Las primeras impresiones son que las subidas están en torno al 5 %.
En definitiva, el freno a la subida de precios no logra cambiar aún la confianza de los consumidores españoles. Otros indicadores de los denominados avanzados tampoco ayudan. Estos indicadores actúan como rastreadores de tendencias y uno de los más utilizados es el Índice de Producción Industrial que elabora el INE. Este índice se construye a partir de encuestas realizadas a 11.500 establecimientos industriales a los que se pregunta por su actividad productiva para una lista de 1.100 productos. Todas las empresas encuestadas son de tipo industrial y de ellas se excluye al sector de la construcción. El valor agregado de este dato publicado también en noviembre de 2022 fue del -1,8 %.
Por último, la subida en los tipos de interés va a seguir mientras la inflación no termine de embridarse y el Banco Central Europeo no espera llevarla de nuevo al 2 % hasta 2025. Hipotecas a tipos variables, préstamos empresariales para financiar el circulante y las decisiones de inversión, todos ellos van a golpear los bolsillos y las cajas en una cuantía muy notable. Más aún, también van a golpear al gasto público subiendo el coste de emisión de la nueva deuda. Para 2023 se estima que el Tesoro español tenga que emitir nueva deuda por valor de unos 250.000 millones de euros. Buena parte de la deuda emitida será para amortizar la que vence este año recién estrenado, pero otra servirá para tapar agujeros como el de la Seguridad Social con un montante cercano a los 80.000 millones de euros. Toda la nueva deuda emitida se pagará más cara y la deuda pública española total ya supera los 1,8 billones de euros, si bien la emitida en años anteriores tiene un coste financiero muy inferior.
Con todo, la principal preocupación a tener en la cabeza es mantener el empleo. La más importante causa de pobreza en todo el mundo es carecer de trabajo, pues el salario es la más habitual fuente de ingresos. El 53,3 % de los españoles pensaban en noviembre que en ese momento era más difícil encontrar empleo en España que seis meses antes. Su visión era bastante más pesimista que la que tenían en junio, cuando en el mismo sentido respondieron el 44 % de los encuestados.
Hay que esperar que costes tan importantes como los energéticos sigan controlados o a la baja. Otras noticias también van en esa buena línea. Por ejemplo, el coste de los fletes marítimos que se multiplicó tras la salida de la pandemia se ha reducido hasta los valores que tenían antes del confinamiento. Este es un buen dato si se tiene en cuenta que casi el 90 % del transporte de mercancías se hace por barco. España ha superado crisis económicas muy graves. Esta no va a ser una excepción. Sobran los complejos de país y los lamentos de tertulia.
  • José Manuel Cansino es Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino
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