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05 de mayo de 2024

El vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans.

El vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans TimmermansChristophe Gateau/dpa

Análisis económico

La obsesión verde lleva a la Unión Europea a un déficit de 431.000 millones de euros en 2022

Con la energía nuclear y el fracking podríamos reducirlo a la mitad en muy poco tiempo

Definitivamente a los magos de la Comisión Europea se les ha ido la magia y van a necesitar a Harry Potter para que les haga una sesión de entrenamiento. Espero que se los lleve a todos una buena temporada a Hogwarts y cuando nos los devuelva traigan algo que, de verdad, sirva para dinamizar la economía europea.
Hace escasamente una semana y sin saber demasiado el porqué, Frans Timmermans, vicepresidente Ejecutivo de la Comisión y el máximo responsable de la Agenda 2030, decidió dar otro paso al frente en la Agenda y, en lugar de frenar el desvarío, pensó que era mejor colocar a Europa al borde del precipicio.
Timmermans anunció que para 2035, en 12 años, no circularía un solo coche de combustión en Europa, y que todos los coches que produciríamos serían eléctricos 100 %. El híbrido, que lleva muy pocos años en el mercado está ya muerto.
Independientemente del trabajo que queda a cada país de readaptar el sistema eléctrico para cargar cientos de millones de coches diarios a una potencia de 4Kw, cuando hoy la Unión Europea es increíblemente deficitaria en energía, creo que es otra de las típicas barbaridades que se están cometiendo, en nombre del cambio climático.
Europa está haciendo un esfuerzo tremendo en intentar que el mundo cambie, pero resulta que nuestros proveedores internacionales carecen de la misma estrategia y están aprovechando la ocasión para hacerse con nuestras carteras.
Nuestras industrias son cada vez más limpias, pero también más caras, mientras que las de nuestros competidores son cada vez más contaminantes, pero a su vez más baratas.
Aunque con grandes números voy a poder mostrar que cada día que seguimos con esta estrategia, estamos llevando a la Unión Europea al abismo.
En el año 2021 la UE exportó 2,2 billones de euros, repartidos entre Bienes primarios y Productos manufacturados.
En bienes primarios, en comida y bebida, exportó 175.500 millones de euros; en materias primas, 70.800 millones, y en energía, 104.500 millones, que sumaron 350.800 millones. En productos manufacturados exportó 455.700 millones en productos químicos, 831.300 millones en equipamiento y vehículos y 496.800 millones en otros productos.
En ese mismo año la UE importa 2,1 billones de euros, teniendo un superávit de 55.200 millones.
Las importaciones son muy importantes en bienes primarios, comparados con las exportaciones. Así importamos 117.000 millones en comida y bebida, que nos genera un superávit de 58.500 millones, pero importamos 106.400 millones en materias primas que nos generan un déficit de 35.600 millones, pero, lo más importante, importamos 390.300 millones en energía que nos genera un déficit de 285.800 millones. Así, en bienes primarios la Unión Europea en 2021 se mete un bofetón de 262.900 millones, siendo la energía la gran culpable.
En cambio, en 2021, los productos manufacturados nos generan 314.000 millones de superávit gracias a que solo importamos 271.300 millones en químicos, 673.300 millones en equipamiento y vehículos y 525.000 millones en otros. Así, la química de la UE nos da un superávit de 184.400 millones, el equipamiento y vehículos nos lo da de 158.000 millones y generamos un déficit de 28.400 en otros productos.
Llega el 2022 y nuestra exportaciones llegan a 2,6 billones de euros, con un incremento de 391.000 millones en exportaciones que parece que nos van a salvar la vida, pero no es así. La crisis de la guerra de Ucrania nos lleva a que las importaciones crezcan en 877.400 millones y nos produzcan un déficit de 431.200 millones de euros.
Así pasamos a importar 833.700 millones en energía, que suponen 443.400 millones más que en 2021, por culpa oficialmente de la guerra, pero la realidad es por culpa de una Agenda 2030 que había definido un plan de transformación de nuestro modelo energético en que habíamos penalizado a todo lo que oficialmente no era verde.
Pero, además, una de nuestra fuentes más importantes de superávit la empezamos a volver loca. El equipamiento y vehículos sufre un fuerte incremento hasta llegar a 823.100 millones de euros, que hace que, por primera vez en muchos años, nuestro superávit se reduzca en 36.100 millones de euros.
Estamos obligando a nuestra primera industria en exportaciones, 945.000 millones de euros, a transformarse en una industria exclusivamente verde, cuando el mundo todavía no puede comprar nuestros coches verdes.
Estamos tomando decisiones precipitadas, cuando además nadie nos obliga y nos pone una pistola en el pecho para que o cambiamos o morimos.
En la UE vivimos 440 millones de personas y representamos poco más del 5 % de la población mundial.
Con Estados Unidos, que va muy por detrás de nuestra Agenda 2030, y en donde la explotación del petróleo y el gas se realiza con técnicas de fracking que permite explotar mucho más que la UE por temor a los verdes pagados por Moscú.
Las dos regiones juntas suponen un escaso 10 % de la población mundial. Hasta que China y la India, que suman ellas dos el 40 % de la población, no se pongan al menos al nivel de Estados Unidos, no podemos intentar imponer una Agenda que nos lleva a hundirnos.
Hemos tenido un déficit en nuestro balance de 654.000 millones de euros. Con la energía nuclear y el fracking podríamos reducirlo a la mitad en muy poco tiempo. Si, además, seguimos produciendo nuestros coches de combustión de forma competitiva, podríamos salir del camino del déficit a un camino de superávit.
Para ello hay que cambiar por completo a la Comisión Europea, pero sobre todo a Timmermans, que ha tomado un derrotero que con una sola decisión hundirá nuestro mayor valor exportador, que es la industria del automóvil.
O si no todos en unos años con el mago niño, pasando por todas sus pruebas y montando escobas voladoras que no consumen energía y son muy verdes.
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