El peligro del proteccionismo y los aranceles: productos más caros, más paro y menos crecimiento
Trump debería abrazar la libertad del comercio internacional y abandonar las ideas proteccionistas, sin duda, y se le puede incentivar a ello si se negocia inteligentemente en el campo internacional
El proteccionismo es un peligro para el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad de todos los ciudadanos, pues impide el progreso y, con ello, la generación de actividad, puestos de trabajo y riqueza.
Ahora, con Trump va a volver con fuerza y es un afán proteccionista preocupante, pero no debemos olvidar que es la continuación de un equivocado proteccionismo el que ha desarrollado Estados Unidos en los últimos quince años, incluido el primer mandato de Trump. Así, en los últimos tiempos vivimos unas constantes tensiones proteccionistas en todo el mundo. Recordemos la guerra comercial de Estados Unidos con China, con Francia y con toda la Unión Europea, que fue un constante peligro que atenazó la economía.
Ahora, las medidas que Trump ha aplicado, con aranceles del 25 % a las importaciones procedentes de Canadá y México —especialmente sorprendente, al compartir un tratado de libre comercio— y a las procedentes de China, con un 10 %, pueden afectar gravemente a la economía mundial, también a la estadounidense, con la UE en el punto de mira de futuros aranceles por parte de Estados Unidos.
Trump, que tiene muchos aspectos positivos en la política económica, como la bajada de impuestos, la desregulación o el fin de la política woke, que afecta también a la economía, pues esa ideología, aparte de tratar de modificar el pensamiento de la sociedad, llena de costes a las empresas y personas, con empobrecimiento inherente, fruto, por ejemplo, del fundamentalismo ambiental, tiene una sombra importante con su política comercial, pues su proteccionismo, como todo proteccionismo, es empobrecedor, tensa los precios, disminuye la capacidad adquisitiva de los agentes económicos y perjudica a la inversión vía un menor ahorro, por pérdida de renta disponible, y vía una menor confianza a la hora de invertir en determinadas localizaciones, además de por el probable mantenimiento de tipos altos en la zona dólar, para combatir las potenciales presiones inflacionistas que pueden surgir derivadas de los aranceles que se establezcan.
Adicionalmente, el proteccionismo suele contestarse con más proteccionismo, en forma de contraataque, por parte de los países afectados por los aranceles del primer país, pudiendo entrar en una guerra comercial que podría llevar hasta el infinito, empobreciendo las economías de los países afectados. David Ricardo dejó claro que la ventaja comparativa y el comercio internacional sin restricciones contribuía a mejorar la prosperidad de las economías que se implicasen en ello, y, por tanto, el proteccionismo impedía esa mejoría y, generalmente, procuraba un empeoramiento.
Por tanto, el proteccionismo no es el camino, ni por parte de Trump ni por parte de nadie, sino que suele ser una medida que demuestra la incapacidad de una economía para mejorar competitivamente. Estados Unidos no debería aplicar aranceles, porque solo contribuirá a una aparente mejoría de sus ventas nacionales en el cortísimo plazo, pero con empeoramiento por el lado del precio de las importaciones en el corto plazo, antes de que disminuyan las transacciones, y un empeoramiento de la misma en el medio y largo plazo.
China es un caso aparte, porque dice jugar con las reglas de la economía de mercado, pero no deja de ser una economía planificada e intervenida, cuyo propósito es derrotar a las demás. Y la UE, debe centrarse más en eliminar la normativa delirante que impide que crezca.
Trump debería abrazar la libertad del comercio internacional y abandonar las ideas proteccionistas, sin duda, y se le puede incentivar a ello si se negocia inteligentemente en el campo internacional. Al fin y al cabo, Trump es un empresario en negociación constante, y si las reglas son claras, probablemente pueda llegarse a un acuerdo con él para que el proteccionismo no se imponga, porque las medidas proteccionistas anunciadas por el presidente estadounidense son un inmenso error empobrecedor, es la sombra que nubla otras muy buenas medidas de política económica que llevaba en su programa, antes citadas.