
Central Nuclear de Garoña
El Gobierno equipara la nuclear al carbón y vincula el futuro de las centrales a los cierres de Cabrera y Garoña
En una respuesta escrita a Vox el Ejecutivo mantiene el calendario de clausura de las plantas atómicas
Casas rehabilitadas, impulso a los músicos locales y actividades para impulsar el turismo en la España vaciada. Es el futuro que espera a las áreas en torno a los siete reactores nucleares actualmente en operación, que afrontarán su cierre de manera escalonada entre 2027 y 2035.
En una respuesta escrita a Vox a la que ha tenido acceso El Debate, el Ejecutivo se reitera en mantener el calendario de cierre contemplado por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). «El Gobierno ha establecido una Estrategia de Transición Justa con el objetivo de que, tras este cese de explotación ordenado, se impulsen nuevos proyectos en el territorio. Con este fin, en la actualidad, existen sendos Convenios de Transición Justa firmados con las zonas de la central nuclear José Cabrera y de la central nuclear Santa María de Garoña», afirma el departamento de Transición Ecológica, en un documento fechado en septiembre de 2024.
Garoña cesó sus operaciones en diciembre de 2012. La clausura de la instalación burgalesa afectó a 385 trabajadores directos y a 27 municipios. Para tratar de compensar sus efectos, Transición Ecológica destinó 6,8 millones de euros a 13 proyectos en 11 municipios, 9 de Castilla y León y 2 del País Vasco. Dichos proyectos engloban, por ejemplo, la reforma y rehabilitación de una residencia de ancianos, la reforma de un centro municipal para adaptarlo como centro social de personas mayores y exposiciones, o un proyecto para dinamizar turísticamente espacios naturales.
Por su parte Enresa, la compañía responsable de hacerse cargo de los residuos nucleares, destinó otros 2,6 millones de euros a activar 40 propuestas en once municipios. Por ejemplo, la instalación de marquesinas solares o la construcción de una oficina de turismo, un hotel rural o un observatorio arqueológico. Además, se puso en marcha un programa cultural «para apoyar a jóvenes artistas locales».
Cuestionado también por el impacto sobre la red eléctrica de prescindir de la energía que genera actualmente el 20 por ciento del total, evita cualquier valoración. Pero sí recuerda que las centrales se beneficiarán de una partida de fondos europeos, la destinada a minimizar el impacto económico y social de la transición energética. Esta partida está dotada con 300 millones de euros, a repartir también entre regiones en las cuales se han cerrado minas de carbón y centrales térmicas alimentadas por este combustible.
Es decir, Transición Ecológica insiste en equiparar las centrales nucleares a tecnologías ya en vías de eliminación, a pesar de que tanto la Cumbre del Clima como la Comisión Europea han catalogado esta tecnología como Net Zero, esto es, de cero emisiones. En el segundo caso, además, fue con el aval de la anterior ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, entonces presidenta rotatoria del Consejo de Energía durante el semestre español.
Cabe recordar que, según algunas estimaciones, la central nuclear de Garoña llegó a generar unos beneficios anuales de 150 millones de euros al año gracias a la amortización de las instalaciones. Es decir, el doble del fondo que según Transición Ecológica minimizará el impacto del cierre de las minas y centrales de carbón y las plantas atómicas.
La propia Ribera, ya como vicepresidenta europea, acaba de autorizar ayudas de cerca de 32.000 millones para ampliar la vida de dos centrales nucleares belgas, pese a que como anterior responsable de la política energética española fijó el calendario para el cierre de las plantas atómicas españolas.