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Pedro Sánchez y Xi Jinping, en marzo de 2023 en China

Pedro Sánchez en su encuentro con Xi Jinping en 2023.Borja Puig de la Bellacasa/ Moncloa

En Estados Unidos piensan que Sánchez va a China a buscar trabajo

El Gobierno de Sánchez no ha tenido en ningún momento buena relación con el Gobierno de Trump, pero la situación puede empeorar aún más con el viaje a China del presidente del Gobierno que se desarrolla estos días.

Según han comentado a El Debate fuentes conocedoras, en Estados Unidos se ve a Sánchez «como un político que está en su etapa final, que tiene unas perspectivas jurídicas potentes y que ahora se va a China de la mano de Zapatero, que no goza de la simpatía ni del secretario de Estado, Marco Rubio, ni del subsecretario de Estado, Christopher Landau (que nació en Madrid)».

«¿Y por qué se va a China? Probablemente, eso me lo han dicho literalmente, con la intención de empezar a construirse un futuro después de la política, de hacer un Schroder, en alusión al ex canciller alemán Gerard Schröder, que fue nombrado presidente de la petrolera estatal rusa Rosneft al dejar el cargo, y luego fue a Nord Stream y estuvo nominado para el consejo de Gazprom. Sánchez iría a ser lo que fuera de la inversión china», indica esta fuente, que acaba de volver de Estados Unidos, en donde se ha reunido con varios representantes de primera línea de la administración americana, y que tiene una relación magnífica con Landau.

La sospecha aleja desde luego la idea vendida en algunos medios de que Sánchez va a China como representante de la Unión Europea, pero lo peor no es eso. Lo más preocupante son las consecuencias que puede haber para España «si Sánchez hace declaraciones grandilocuentes, como que hay que acercarse más a China. Eso me lo han repetido varias veces».

De momento ya hay algunas consecuencias de este viaje, como el hecho de que Estados Unidos aún no haya nombrado embajador en España, señal de su escaso interés en nuestro país, y que parezca que no va a haberlo al menos hasta junio. Se habló del cubano Benjamín León, pero su nombre no estaba en la última lista que se ha enviado al Senado, en donde empieza el proceso de al menos 45 días hasta que llega el embajador. Otra consecuencia es que los avances que estaba habiendo en las negociaciones entre Repsol y la administración americana por Venezuela «no estuvieran yendo mal y ahora puedan volatilizarse» por el viaje a China, de acuerdo con estas fuentes.

Más allá de estas cuestiones, «si Sánchez se pasa de frenada y hace una declaración temeraria, pasaríamos a estar entre sus no aliados comercialmente, y probablemente empezarían a sancionar y prohibir que empresas españolas tengan acceso a las licitaciones del Gobierno de Estados Unidos y a proyectos financiados por ellos. El centro de seguridad nacional audita todas las empresas que invierten o exportan a Estados Unidos. Si entramos en la lista que está China, nos han hecho polvo».

España ya está sufriendo las consecuencias de la mala relación con el Gobierno de Trump: «Las sanciones al vino afectan más a España que a Francia. Seguimos teniendo los aranceles a la aceituna negra. Pueden escoger los aranceles que perjudican especialmente a España. La siguiente fase es identificar a empresas españolas y limitar la accesibilidad al mercado norteamericano. Aún no estamos en esa fase, pero me consta que la tienen preparada».

La embajadora española en Washington, Ángeles Moreno, está teniendo algunas reuniones, pero habrá que ver si fructifican tras la visita de Sánchez a China. Por otra parte, parece sorprendente que el Gobierno de Sánchez no aproveche el aprecio a España reconocido por el subsecretario de Estado, Christopher Landau, que nació en Madrid, para acercar a los dos países.

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