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26 de abril de 2024

Pasillo lleno de pintadas que conduce a la cafetería en el sótano de la Facultad de CC Políticas

Pasillo lleno de pintadas que conduce a la cafetería en el sótano de la Facultad de CC PolíticasRoberto Marbán

Complutense

Una asociación universitaria desafía a la Facultad de Políticas y monta un acto a favor de Israel

Libertad Sin Ira arroja el guante a los izquierdistas y organiza una ponencia que denuncia el antisemitismo

Primer acto que no fomenta el antisemitismo en la Facultad de Ciencias Políticas. La asociación universitaria Libertad Sin Ira organiza este 23 de marzo una ponencia que lleva por nombre 'Antisemitismo en la sociedad'. en el mismo edificio donde, habitualmente, se vierten proclamas contra los judíos y el Estado de Israel.
Y es que, en los días previos a la visita de la embajadora de Israel en España a la Complutense, la Facultad de Políticas se encargó de recordarle que en esta universidad madrileña no era bienvenida: «Fuera sionistas» eran los carteles que la decana Esther del Campo permitió.
El ambiente se caldeó de tal manera que cuando llegó el día en el que participaba Rodica Radian-Gordon, los gritos, insultos e incluso intento de linchamiento fueron a más hasta el punto de que un escolta encargado de su seguridad tuvo que sacar su arma reglamentaria para disuadir a los violentos. La situación solo se controló cuando se autorizó la entrada de los antidisturbios para poner fin a la protesta.
Para Libertad Sin Ira, «la Complutense, y en especial el campus de Somosaguas –donde se sitúa Políticas– han estado construyendo y aplicando una doctrina en la que reinan el antisemitismo y los discursos contra el Estado de Israel».
Por ello, «este acto será histórico» ya que la ponencia correrá a cargo de Elías Zarina, activista social, defensor de los derechos humanos y experto en asuntos cristianos y de minorías. «Nos congratula ser el altavoz para que muchas personas conozcan la realidad que viven los cristianos en el Medio Oriente, especialmente cuando esta Facultad se ha declarado un espacio libre del ‘apartheid israelí’».

Contra la embajadora de Israel

En Somosaguas, donde la izquierda impone su ideología y su mensaje, son abiertamente contrarios a la existencia de Israel. Hasta el punto de que allí se organizaron para impedir que una embajadora de un estado democrático pudiera hablar y expresarse libremente. Solo la seguridad privada y la posterior intervención de la Policía se lo permitió.
Los pasados días 7 y 8 de febrero, la Facultad de Filología de la Complutense –sita en dicho campus– acogió un ciclo llamado Acuerdos de Oslo: una conmemoración. Otra vez la universidad pública intentando ser ese lugar de debate y encuentro entre posturas diferenciadas y otra vez los de casi siempre, es decir, los que quieren imponer su unilateral visión del mundo, haciendo lo imposible por evitarlo.
El sector más radical que anida en la Facultad de Políticas calentó el acto los días previos. Como comprobó este medio, los autodenominados «antifascistas» empapelaron el campus de Somosaguas, donde se sitúan ambas facultades, con amenazas a la embajadora de Israel, invitada al ciclo, al grito de «fuera sionistas de la Universidad».
La primera jornada contó con la presencia del embajador palestino en España, y transcurrió sin incidentes. Al día siguiente era el turno de Rodica Radian-Gordon. El ambiente, contaron a este medio testigos presenciales, estaba demasiado caldeado precisamente por esa campaña de boicot iniciada días antes.
Grupos de estudiantes supuestamente propalestinos acabaron pasando de la simple protesta a organizar un enfrentamiento con el personal de seguridad de la universidad, que las pasó canutas para evitar que la cosa fuera a mayores. Ante tanta tensión, la decana de Filología autorizó la intervención de la UIP (Unidad de Intervención Policial), que ejecutó varios arrestos.
El acto pudo por fin celebrarse, pero al acabar corrió por las redes sociales un vídeo grabado teóricamente por los activistas propalestinos que mostraba cómo un miembro encargado de la seguridad de la embajadora había tenido que echar mano de, supuestamente, su arma reglamentaria, para disuadir a los violentos.
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