El catalán en España ocupa un lugar verdaderamente importante en cuanto al debate sobre su uso
Educación
La realidad del catalán en Cataluña: «Hay un grupito, pequeño pero matón, que son muy pesados»
Una joven española defiende su derecho lingüístico afirmando que «en Cataluña se hablan dos idiomas, catalán y castellano, y yo soy libre de elegir en cuál quiero hablar»
En un reciente vídeo de TikTok, una joven española dedica a compartir reflexiones sobre temas políticos, sociales y culturales (@albalara_8) ha compartido su experiencia sobre la dinámica lingüística en Cataluña, donde ha sentido la presión por parte de algunos sectores para hablar en catalán en su propio negocio.
La emprendedora, que ha estado establecida en Cataluña durante tres años, remarcó que, aunque el 90 % de los catalanes que ha conocido son «buena gente», un pequeño grupo ha asumido una actitud impositiva respecto al idioma.
La empresaria confesó que, al principio de su trayectoria, no había tenido un trato directo con estas presiones. Sin embargo, al comenzar su actividad comercial, se ha visto «impelida a confrontar situaciones incómodas». Ella sostiene que, en un contexto donde se habla tanto catalán como castellano, se debería «respetar la libertad de elección del cliente sobre el idioma a utilizar».
A lo largo de su exposición, enfatizó que aprecia el deseo de los catalanes de preservar su lengua, pero consideró que eso no debe traducirse en exigir el uso del idioma a otros. «No me puedes decir a mí en qué idioma tengo que hablar», declaró, resaltando que existe una necesidad de respeto y tolerancia entre las distintas comunidades que conviven en Cataluña.
Casos concretos de presión
Relató una anécdota particularmente reveladora, en la que una clienta entró a su tienda exigiendo que todas las indicaciones estuviesen en catalán. A pesar de que su negocio cumple con los requisitos legales en materia de lengua, la empresaria observa que las presiones se han intensificado desde que estableció su negocio. Asegura que, aunque sus empleados hablan catalán y disponen de material en ese idioma, siempre hay un sector que continúa demandando más.
La situación desatada ha llevado a la empresaria a retratar un panorama de hostilidad hacia quienes no se adhieren a la norma de hablar en catalán, lo que a su vez puede excluir a potenciales clientes. «Si no te sientes cómodo hablando en catalán, eso no debería ser un impedimento para que releguen tu empresa», argumentó.
La conclusión que la empresaria extrae de esta experiencia es que la manera más efectiva de proteger y fomentar el uso del catalán es a través del respeto y la inclusión. Creer que se logra la integración mediante la imposición genera más resistencia que aceptación. Propone que se cultive un ambiente donde se fomente la tolerancia mutua y la libertad de elección en el ámbito del lenguaje, lo que podría llevar a una convivencia más armoniosa.