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27 de abril de 2024

Vista de la manifestación, poblada de fotos de etarras, que se celebró el 3 de enero de 2009 en Bilbao

Vista de la manifestación, poblada de fotos de etarras, que se celebró el 3 de enero de 2009 en BilbaoEFE / Miguel Toña

Manifestación por los presos: la misma que antes era prohibida, ahora es aplaudida

La evolución de la «manifestación de enero» evidencia el blanqueamiento de las tesis proetarras

El estilo de vida actual o, tal vez, la cultura de lo inmediato ya instalada en nuestro país hace que dé la impresión de que todo lo que no es inmediato, del ahora mismo, se olvide. Pero lo cierto es que la movilización que se celebrará este sábado en más de 200 municipios del País Vasco y Navarra lleva cerca de dos décadas celebrándose enero tras enero.
Desde comienzos de este siglo XXI el primer sábado después de las Navidades se celebra en el País Vasco la que se considera la gran manifestación anual por los presos de ETA.
Solo la pandemia ha provocado que en 2021 y este 2022 la manifestación se haya dispersado por decenas de municipios en lugar de ser una única en Bilbao, que siempre daba una imagen más multitudinaria.
En 2021, como este año, la convocatoria se convocó en decenas de municipios. En la imagen, la manifestación de Bilbao

En 2021, como este año, la convocatoria se convocó en decenas de municipios. En la imagen, la manifestación de BilbaoEuropa Press

El lema ha permanecido prácticamente invariable a lo largo de los años. Lo único que ha cambiado han sido los convocantes, que han ido variando para esquivar la prohibición que, en sus inicios, aducía que era una movilización convocada por ETA en la sombra.
El 9 de enero de 2005, por ejemplo, se celebró una de esas «manifestaciones de enero» y fue convocada por Etxerat, la asociación de familiares de presos de ETA con Askatasuna (heredera de las ilegalizadas Gestoras pro Amnistía) detrás. Su lema fue «Presos Vascos a Euskalherria» en euskera. Es decir, pedían el fin de la dispersión de los etarras.

Prohibiciones

Las manifestaciones de 2007 y 2008 fueron prohibidas al entender que detrás de ellas había miembros de organizaciones ilegalizadas por pertenecer a la estructura de la banda terrorista. Eran tiempos en las que se exhibían casi con normalidad las imágenes de los asesinos. La de 2009 estaba encabezada por cinco filas de personas con decenas de imágenes de los presos de ETA.

Se amplía el espectro

En 2010 se produjo un cambio importante. La manifestación de Etxerat fue prohibida por lo sucedido en la del año anterior. Así que, de inmediato, un grupo de organizaciones políticas no relacionadas con la organización terrorista tomaron el relevo y convocaron la misma manifestación. Estos convocantes fueron Eusko Alkartasuna, Alternatiba, Aralar y la izquierda abertzale del País Vasco Francés. Ahora todas esas organizaciones están integradas en Bildu. El lema, casi igual: «Dueños de los derechos que les corresponden. Presos a casa».
Las dos siguientes «manifestaciones de enero» fueron convocadas por una plataforma surgida misteriosamente de la izquierda abertzale pero con voces anónimas, que no tenían un pasado, Egin dezagun urratsa (Demos un paso adelante en euskera). Contaban con el apoyo de los partidos convocantes de la de 2010. La convocante de años anteriores, Etxerat, las calificó como «un paso importante para que la dispersión acabe de una vez por todas». El objetivo continuaba.
De aquella plataforma surgió Herrira, una organización más estructurada y que apenas duró año y medio hasta que sus dirigentes fueron detenidos. En el juicio, los inculpados reconocieron formar parte de la estrategia de ETA. En la «manifestación de enero» que tuvo tiempo de convocar reclamaban «el fin de la política de excepción» que consideraban la dispersión.

Llega el PNV

En 2014 se repitió lo sucedido en 2010. La plataforma surgida de la ilegalización de Herrira fue prohibida y nuevamente salieron los partidos que hoy conforman Bildu para salvar la «manifestación de enero». Eso sí, nuevo paso. En aquella ocasión como convocante se sumó el PNV. No quería dejar escapar ese nicho de votos.
A raíz de aquella convocatoria, los partidos nacionalistas llegaron a la conclusión de que no podían depender de la prohibición de turno y sacaron una plataforma, Sare, no vinculada directamente a la izquierda abertzale para evitar riesgos de ilegalización pero que sí recogía el testigo de las reivindicaciones abertzales.
Esta plataforma, Sare, encabezada por el que fuera consejero de Justicia, Joseba Azkarraga, ha ampliado el campo de respaldo. Ha alejado al sector más radical de la izquierda abertzale, pero ha recogido sus mismos postulados a los que se ha sumado, a raíz de la disolución de ETA en 2018, partidos ya no nacionalistas como Podemos o Izquierda Unida.
El propio Azkarraga explicó, el pasado miércoles, que en las manifestaciones de mañana volverán a reclamar el acercamiento de los presos «sin excepción y demora». Y ya que esa petición no tiene ya mucho recorrido tras las concesiones de Pedro Sánchez, que ha acercado a más de la mitad de los presos a las cárceles del País Vasco y Navarra, para este año han añadido la petición de desbloqueo de la progresión de segundo a tercer grado, el disfrute de permisos penitenciarios y de la libertad condicional.
Distintos convocantes, mismos objetivos. 
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