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02 de mayo de 2024

Infografía: Ayuso y García Egea frente a frente, con Casado y MAR en segundo término

Ayuso y García Egea frente a frente, con Casado y MAR en segundo términoLu Tolstova

El PP se inmola

Casado blinda a García Egea y se prepara para una guerra larga contra Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez

Un bando y otro se acusan de intoxicar y mentir y prometen ir hasta el final. El desgaste para las siglas del PP es lo que más preocupa. «Se han cargado el partido», se lamentan los populares

Un 18 de junio de 2018, a Isabel Díaz Ayuso, que por entonces era portavoz del PP de Madrid, le tocó salir en rueda de prensa y decir algo en lo que no creía. Le tocó salir a decir que el PP de Madrid se declaraba «absolutamente neutral» en el proceso de primarias que acababa de convocarse en el PP para suceder a Mariano Rajoy.
«Parecemos Suiza con tanta neutralidad», se quejaba aquellos días por lo bajini, porque ella tenía bien clara su apuesta: Pablo Casado, su compañero y amigo desde los tiempos de ambos en Nuevas Generaciones. Donde también formaban parte de esa piña Ángel Carromero, Ana Camins –la ahora secretaria general del PP madrileño– y hasta el actual jefe de Gabinete de Casado, Diego Sanjuanbenito.
Casado y Ayuso en 2003, cuando ambos eran una piña en NNGG

Casado y Ayuso en 2003, cuando ambos eran una piña en NNGG

El final de la historia es que dos días después, Ayuso se presentó en Génova 13 con una caja repleta de avales para Casado, sin importarle que aquel acto de rebeldía pudiera suponerle su destitución como portavoz de la «Suiza» del PP de Madrid. Cargo, por cierto, al que había llegado por mediación de Casado, que era a su vez portavoz nacional del PP. Fue él quien convenció a María Dolores de Cospedal de que «Isa» era la persona indicada para devolver cierto brío a una organización a la deriva tras la traumática dimisión –en abril– de Cristina Cifuentes.
El equipo de Casado en las primarias, con Ayuso en lugar destacado

El equipo de Casado, en las primarias, con Ayuso en lugar destacado

El episodio revela dos rasgos de la personalidad de la ahora presidenta de la Comunidad de Madrid. Uno, que no le gusta permanecer indiferente nunca, ante nada. Dos, que no le importa correr riesgos cuando tiene un objetivo. Y lo tiene, ella y también su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez (MAR).

¿Qué pasará?

Nadie en el PP se atreve a pronosticar qué pasará después de que este jueves Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso oficializaran una guerra que llevan tiempo librando sus entornos en los medios de comunicación, los reservados de los restaurantes y los despachos. Lo que sí está claro es que no será una guerra relámpago, habida cuenta del anuncio del secretario general del PP de la apertura de un expediente informativo contra la presidenta madrileña que tardará al menos semanas en resolverse. Si no meses.
Por increíble que parezca, Ayuso es la segunda presidenta regional expedientada por Génova 13. También lo está Alfonso Fernández Mañueco por revolverse y contratar como asesor al gerente del PP de Castilla y León al que había echado García Egea, Pedro Viñarás.
La guerra se avecina larga y con un enorme desgaste para las siglas del PP, que es lo que más preocupa más allá de la M-30 madrileña, donde asisten atónitos al espectáculo. De momento este jueves a primera tarde se produjo la primera baja: la del director general de Coordinación de la Alcaldía de Madrid, Ángel Carromero, el hombre de Génova en el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida y el eslabón más débil de la cadena.
En la Presidencia de la Comunidad de Madrid se tomaron esta dimisión como un reconocimiento implícito de que existió el espionaje a Ayuso que la dirección nacional lleva dos días negando. «Dimite Carromero. Ya lo tienen más complicado para echarnos», fue la reacción en la Puerta del Sol.
Aunque, en realidad, en el cuartel general de Ayuso quieren cobrarse una pieza de caza mayor: Teodoro García Egea, al que la presidenta madrileña señaló sin nombrarlo en su comparecencia. Y por el que se preguntó: «Cuántos votos han conseguido para el PP todos aquellos que llevan meses dedicados a atacarme a mí».
Pero el secretario general sigue contando con la «plena confianza» de Casado, insisten en su entorno. Le ha blindado. El presidente del PP pasó todo el día en su despacho, muy enfadado. Y más cuando escuchó a la presidenta madrileña acusarle a él, directamente, de «fabricar presuntas corrupciones» contra ella con un dosier de La Moncloa.
Casado, Ayuso y Martínez-Almeida

Casado, Ayuso y Martínez-Almeida

Uno y otro bando sitúan el punto de no retorno en una reunión que Casado y Ayuso mantuvieron cara a cara en septiembre en el despacho del primero. Pocos días después de que la presidenta madrileña oficializara su intención de presentarse al Congreso del PP de Madrid.
El entorno del líder de los populares asegura a El Debate que pidió explicaciones a la presidenta madrileña por ese contrato irregular que había llegado a sus oídos. Según esta versión, ella reconoció el contrato pero negó que hubiera algo ilegal y se comprometió a entregarle toda la documentación por escrito. En ningún momento, señalan estas fuentes, Casado le dijo que ese dosier viniera de La Moncloa, como sostuvo ella este jueves.

La versión de Ayuso

El entorno de Ayuso, por el contrario, niega que Casado la citara para escuchar su versión; sino simplemente para amenazarla con que, o se retiraba de la carrera para dirigir el PP de Madrid o publicaba la información y la hundía.
El caso es que la presidenta madrileña salió de Génova y esa misma tarde pidió a su equipo el expediente del contrato con la empresa Priviet Sportive. Tres semanas después, se produjo una segunda reunión, esta vez con García Egea. Para entonces Ayuso ya tenía constancia de que el dosier no era de La Moncloa… sino del secretario general. Siempre según el entorno de ésta, él volvió a amenazarla con que debía renunciar a presidir el partido o atenerse a las consecuencias. Fue ahí cuando Ayuso bloqueó en WhatsApp al número dos del PP.
Según el ayusismo, la dirección nacional ha estado buscando trapos sucios de la presidenta madrileña para tener una excusa para echarla, y ni por esas ha encontrado nada. La 'operación cremas' sobre la que se lleva meses especulando en los cenáculos. Irónicamente, la carrera meteórica de Ayuso despegó tras la dimisión de Cifuentes. Primero como portavoz del PP de Madrid, después como candidata a las elecciones de mayo de 2019. Una arriesgadísima decisión que Casado tomó en enero de ese año y en contra de muchas opiniones dentro del partido. Pero apostó por su amiga, ahora examiga, y acertó. Por entonces seguían siendo uña y carne.
Ayuso, Casado y Martínez-Almeida celebrando la victoria de mayo de 2019

Ayuso, Casado y Martínez-Almeida celebrando la victoria de mayo de 2019

Todo se precipitó este miércoles, cuando desde el Ayuntamiento de Madrid –el rastro conduce a Cibeles y no a Sol– se filtró la información sobre ese presunto espionaje orquestado por «unas personas vinculadas a alguna empresa del PP», en palabras del director de la agencia de investigación Mira a la cadena 7NN, Julio Gutiez. Que fue la contactada, al parecer, desde la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo.

El precedente, con Aguirre

No es la primera vez que el espionaje emponzoña el PP de Madrid. Ya lo hizo en tiempos de Esperanza Aguirre, con sus dos hombres fuertes, Ignacio González y Francisco Granados, espiándose mutuamente. Entre ellos y al entorno de Alberto Ruiz Gallardón, que por entonces era alcalde de Madrid y enemigo de 'la lideresa'.
La diferencia es que, por aquellos años, la dirección nacional de Mariano Rajoy era juez, y esta vez la de Pablo Casado es parte. Nunca antes Génova había ido así al choque directo. Y kamikaze.
«Se han cargado el partido. Los dos se han pasado de frenada», se lamentaba una dirigente del Comité Ejecutivo Nacional del PP. La lectura era compartida por muchos: es el PP el que más pierde, en plenas negociaciones para la investidura de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, con Vox segando la hierba a los pies del PP y con Juanma Moreno en capilla. Porque, por más que quiera estirar el calendario, las elecciones andaluzas no podrán ser más allá de diciembre.
«Donde gobernamos hay que seguir hablando de gestión, pero con este ruido será complicado», señaló a este periódico un alto cargo del Gobierno de Moreno. El posicionamiento de los presidentes regionales en las próximas horas será clave. De momento este jueves el de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, tildó de «inaudito e imperdonable» que alguien pueda haber investigado a Ayuso por mandato de la dirección nacional.
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