Recaudaciones millonarias del Gobierno con el IVA de las donaciones al Banco de Alimentos

Con la inflación desbocada y un Gobierno que no ha parado de repetir durante los últimos dos años aquello de «no dejaremos a nadie atrás» o que se ha autodefinido como el Ejecutivo «de la gente» resulta llamativo que el mayor beneficiario de las donaciones al Banco de Alimentos vayan a ser las arcas públicas del Estado. Sí, cada donación a la entidad que se encarga de hacer acopio de alimentos para repartirlos entre los más desfavorecidos lleva el obligado pago, por parte del donante, del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). Un 4 % o un 10%, dependiendo del producto. Además, la oenegé también tiene que pagar el mismo impuesto cuando, con las donaciones en efectivo que recibe, compra alimentos para repartir.

A las puertas de la temporada navideña, el Banco de Alimentos pondrá en marcha su ya tradicional campaña de 'La Gran Donación' – aprovechando que la empatía y la solidaridad crece en estas fechas señaladas– que consiste en una recogida de alimentos no perecederos en las puertas de los supermercados. Las estimaciones señalan a más de cuatro millones de ciudadanos que decidirán donar más de veinte millones de kilos. Por cada uno de esos kilos, el ciudadano habrá pagado el correspondiente IVA que acabará en las cuentas del Estado.

El Gobierno es conocedor de esta barrabasada. Se ha hablado de ello en el Congreso –Ciudadanos llevó una Proposición No de Ley sobre esto– y el tema es algo recurrente en los medios. Ciudadanos explica en su PNL sobre esta problemática que en 2020 «el Estado percibió en concepto de IVA más de 2 millones de euros del total de 31 millones donados en forma de alimentos básicos para los más vulnerables». Ese año, pandemia de por medio, las donaciones físicas de alimentos fue nula y todas fueron económicas.

El pasado mes de abril se aprobó una disposición que pretendía evitar ese 'robo' a los más necesitados y estipulaba en el 0% el IVA a las «entregas de bienes realizadas en concepto de donativos a las entidades sin fines lucrativos». Pero, según Hacienda, un problema técnico impide por ahora aplicar esa norma a las donaciones al Banco de Alimentos o a las compras que efectúa la entidad con el dinero donado. Solo se está aplicando en las donaciones de alimentos que llevan a cabo los supermercados con productos cercanos a su caducidad o ya caducados. Es un avance, ya que hasta ahora los supermercados estaban obligados a computar las donaciones a bancos de alimentos como gastos y, muchos de ellos, optaban por tirarlo todo a la basura en vez de regalarlo a quien lo necesitara. Pero no es suficiente. Y mucho menos justo.

No parece que esto vaya a cambiar en un futuro cercano. Al menos no antes de lo que podría considerarse temporada alta para los bancos de alimentos. Por lo que, esta Navidad, cuando los ciudadanos donen pensando en aquellos que lo pasan mal tendrán que hacer un hueco en sus pensamientos para Hacienda porque, aunque no quieran, también será beneficiaria de su solidaridad.