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25 de abril de 2024

Imagen del registro de una de las viviendas propiedad del patrón, en Villacarrillo (Jaén)

Imagen del registro de una de las viviendas propiedad del patrón, en Villacarrillo (Jaén)Efe

Andalucía  La Guardia Civil cree saber dónde están los cadáveres de dos jornaleros desaparecidos


Los investigadores han desplazado maquinaria pesada para levantar una finca: buscan a dos jornaleros a los que se tragó la tierra en Villacarillo, Jaén, uno en 2013, otro en 2021.

A esta hora agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Jaén están moviendo la tierra de una finca próxima a la localidad de Villacarillo. El arroyo del Pozuelo cruza la propiedad, pero dónde se va a buscar es en una depresión del terreno, como una especie de hondonada de unos cien metros de largo por cincuenta de ancho, con unos cuantos metros de profundidad. Es la única zona que no está plantada de olivos: sólo hay escombros, piedras y malas hierbas.
La finca no pertenece al principal sospechoso de los investigadores, pero los testigos de la zona han explicado a los agentes que tiene acceso a él. La principal hipótesis es que los cuerpos puedan estar enterrados allí: son de tal calibre las evidencias presentadas, que el juez instructor ha autorizado que entren en el terreno con maquinaria pesada, incluida palas excavadoras y tractores bulldozer, con el objetivo de remover cada centímetro del terreno para buscar los cadáveres de ambos jornaleros.

Ibrahima, 35 años

Los responsables de las pesquisas han convencido al magistrado de que, cuando los dos inmigrantes desaparecieron de Villacarillo, no fueron muy lejos y que están enterrados cerca. El último al que se le pierde la pista fue Ibrahima, inmigrante senegalés de 35 años. Su rastro se volatilizó el 5 de enero de 2021. Ese día decidió abandonar el trabajo. Se dedicaba a recoger aceitunas para un empresario de Villacarillo. Apenas llevaba quince días con él, pero no había firmado un contrato ni su jefe le había dado de alta y encima le pagaba una miseria, muy por debajo del salario mínimo pactado para los jornaleros.
«El día 5 habló de madrugada con un compañero y le dijo que dejaba ese trabajo de mierda», cuenta su hermano Mussa. «Estaba cansado. No aguantaba más. Me dijo que se venía conmigo a Cartaya, en Huelva. Hablé con él por teléfono sobre la una de la tarde. Me anunció que iba a ir a la estación de autobuses, que en cuanto llegara me llamaría. Esperé una hora y media y no supe nada de él. Le llamé, pero su teléfono daba apagado. Insistí, pero ya nunca se volvió a encender».

Tidiany, 22 años

Este es el primer cadáver que buscan efectivos de la Guardia Civil a esta hora. El segundo es el de Tidiany: un joven de Mali de 22 años. Se le tragó la tierra el 17 de diciembre de 2013. Trabajó apenas diez días recogiendo aceituna para el mismo empresario que Ibrahima. Se enfrentó al patrón y justo después se volatilizó. Aquella mañana el jefe trasladó a los jornaleros a una sus fincas, la conocida por El Molinillo. Tidiany habló en nombre de sus compañeros: le exigió que les abonase las cantidades correctas por el trabajo.
Apenas les daba 30 euros al día, por trabajar doce horas, cuando el salario mínimo era de 50,36 euros al día. También que les diese de alta en la Seguridad Social porque él y algunos más estaban en situación irregular. El patrón se negó. La disputa acabó con los temporeros plantándose y negándose a trabajar. El empresario los llevó de vuelta a Villacarrillo. Allí, en la puerta de una casa done los inmigrantes vivían, el empresario estuvo hablando con Tidiany durante 20 minutos. Según le contó el joven de Mali a un primo suyo que, también trabajada de temporero, el patrón le había prometido llevarlos a un sitio mejor a trabajar. El resto de los temporeros hicieron las maletas y el primo los acompañó a la estación de autobuses. Al regresar, Tidiany había desaparecido.
Nada se ha sabido de ellos desde entonces, pero en la mira de los investigadores está el empresario. En el pueblo en general le apoyan. Creen que los guardias están equivocados y que los inmigrantes se fueron a buscar otros trabajos, nómadas perennes. Los responsables de las pesquisas, por el contrario, internamente saben que están muertos, asesinados y esperan encontrar sus cadáveres en las próximas horas.

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