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27 de abril de 2024

El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero

El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene MonteroEuropa Press

Acoso, insultos y escraches: el «jarabe democrático» que Podemos defiende para los demás

Cuando se lanzan descalificaciones hacia miembros de su formación hablan de «violencia política», pero cuando los insultos o los ataques los reciben otros lo consideran «jarabe democrático»

La polémica a la que se ha asistido desde este jueves tras las declaraciones de la diputada de Vox Carla Toscano y la reacción que generó en Podemos ha vuelto a evidenciar la doble vara de medir de la formación morada ante las descalificaciones.
«Hay que tenerla de cemento armado para insultar a profesionales que se han pasado años de su vida estudiando derecho y una oposición cuando el único mérito que tiene usted es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias», le espetó Toscano a la ministra de Igualdad, Irene Montero, durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso, tras lo que los diputados de Podemos empezaron a gritar «¡Vergüenza!» en el hemiciclo.
A raíz de estas declaraciones se ha generado toda una avalancha de críticas por parte de Podemos, empezando por su exlíder, Pablo Iglesias, que ha definido como «salvajada» lo ocurrido, hacia los de Abascal, y califican este hecho como «violencia política».
Sin embargo, cuando las descalificaciones o los insultos, o hasta los escraches, no van dirigidos a ellos o, incluso, son producidos o alentados por ellos, lo normalizan en la opinión pública.
El mismo Pablo Iglesias, como diputado, desde la tribuna del Congreso ofreció su despacho a la diputada del PP Andrea Levy y al diputado de Unidas Podemos Miguel Vila, bromeando sobre una posible relación entre ellos: «No está entre mis funciones de mi grupo parlamentario controlar la virtud de mis diputados, sino garantizar su felicidad. Así que, si quieren ustedes conocerse, pongo a su disposición mi despacho». Y el mismo Pablo Iglesias que hoy pretende ser abanderado del feminismo escribió en 2016 en un chat interno de Podemos que «azotaría hasta que sangrase» a la periodista Mariló Montero.
El exlíder de la formación morada y exvicepresidente del Gobierno, en 2013, antes de que se crease Podemos, defendía los escraches como «jarabe democrático» cuando los sufrían dirigentes del Partido Popular, como Cristina Cifuentes, Soraya Saénz de Santamaría o Rita Barberá. Es más, el propio Iglesias llegó a participar en el que hicieron en la Universidad Complutense en 2010 para impedir que la entonces diputada de UPyD Rosa Díez diera una conferencia.
En el escrache que el pasado septiembre sufrió la exdiputada Macarena Olona en Granada cuando acudía a impartir una conferencia en la universidad, Podemos Granada e Izquierda Unida apoyaron a los sindicatos que organizaron el ataque.
Además, los miembros de Unidas Podemos han proferido insultos y descalificaciones a diputados de Vox, tildándoles de «machistas» y de «fascistas» en numerosas ocasiones –sin ir más lejos, este mismo jueves tras las declaraciones de Carla Toscano–. O en los últimos días, han vertido ataques contra los jueces, llamándoles «fachas con toga», por la polémica de la Ley del 'solo sí es sí', y con anterioridad cuando desde los tribunales se han emitido sentencias con las que no están de acuerdo.
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