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25 de abril de 2024

Politician Carmen Calvo, Nadia Calviño  and Begoña Gomez a rallyto mark the International Women's Day in Madrid, Spain, Sunday, March 8, 2020.
en la foto: pancarta leyenada " feminismo. socialismo psoe "

Manifestación del 8-M en 2020GTRES

Investigación

​Las pruebas de que la manifestación a favor de la ley del 'solo sí es sí' en 2020 disparó la covid

La ley más polémica del Gobierno obligó a celebrar el 8-M en 2020, engañó a la opinión pública sobre su vigencia y ayudó a detonar una bomba vírica de mortalidad en Madrid

Irene Montero presentó como una gran novedad una ley que no era tal, tal y como ha demostrado El Debate con documentos del propio Ministerio, se aferró a ella para que el Gobierno no aplazara ni el 8-M ni ningún evento de masas y contribuyó con todo ello, de manera decisiva, a que detonara una bomba vírica en Madrid una explosión de muertes en los días siguientes a la fiesta feminista.
Si ahora la ley del 'solo sí es sí' tiene sobrecogida a la sociedad por el auxilio que presta a cientos de delincuentes sexuales; en su génesis plagada de medias verdades a la opinión pública, despreció las advertencias sanitarias, facilitó los contagios masivos y derivó en una cifra de fallecidos descomunal e inusual en el resto de España, tal y como hoy desvela este periódico y corrobora el estudio elaborado por el profesor Fernando Bernaldo de Quirós, tres años después de la tragedia.
Ese contexto explica, sin asomo de duda médica, por qué en España el coronavirus generó en la primera oleada unos estragos sin parangón en el mundo. La permisividad del fin de semana del 8-M coronó una ceremonia de indiferencia ante los reiterados avisos internacionales, de desprecio a medidas que otros ya tomaban y decisiones opuestas a las que la incipiente emergencia sanitaria reclamaba.
Todo ello se sustenta en un único dato, aunque hay muchos más, simplemente demoledor que el Gobierno ha hecho lo imposible por maquillar: España tuvo, a 16 de mayo de 2020, 587 víctimas mortales por cada millón de habitantes. Es la única manera de medir el impacto real del COVID-19, comparando su letalidad con la población de cada país.
El informe que demuestra cómo se disparó la mortalidad tras el 8M en Madrid

El informe que demuestra cómo se disparó la mortalidad tras el 8M en Madrid

Trasladado los números españoles al mundo, la pandemia que se ha llevó la vida de 308.000 personas en ese mismo periodo de tiempo de 2020, habría provocado 3.2 millones de muertos, 11 veces más de los que ha generado oficialmente.
La desproporción es aún más abrumadora con países como Corea del Sur o, más cerca, Portugal y Grecia: todos ellos tienen un gasto sanitario per cápita inferior al de España (la mitad en el caso griego incluso), pero en todos ellos la cifra de muertes es infinitamente inferior, según los datos del propio Ministerio de Sanidad y el informe Our world in data, dirigido por el Director del Departamento de Economía de Oxford y tutelado por un pool de medios y universidades que incluye a la BBC, The New York Times o The Washington Post.

En Madrid se disparó la mortalidad más del 70% después de que se permitiera celebrar el 8M, de donde varias ministras salieron contagiadas

Ahí se percibe bien la diferencia: España tuvo 40 veces más muertos que Grecia, seis más que Portugal, ocho que Alemania y cien veces más que Corea, un país de similar tamaño que a principios de marzo tenía unos parámetros de infección casi idénticos a los españoles: desde entonces, aquí murieron 27.000 personas; allí solo 262, con datos de mediados de mayo de aquel año primigenio de la pandemia.
Incluso con los países más afectados, como Francia, Reino Unido, Estados Unidos o Italia; el caso español sale maltrecho: a todos ellos les supera en muertes con arreglo a su población, que es la fórmula correcta que el Gobierno desecha arteramente en sus comparecencias para disimular la realidad.
Fernando Simón, en su comparecencia del 14 de abril de 2020, llegó a afirmar literalmente que la letalidad en España era «igual o algo más baja» a la de Europa, y la situó en torno al «10%» con un truco matemático que no resiste la comparación con la verdad: dividió los contagios oficiales entre los muertos (200.000 y 20.000 respectivamente aquella jornada) para dar a la opinión pública un dato falso.
La curva de contagios se disparó a partir del 8M, seis días antes de tener que confinar al país con un Estado de Alarma luego inconstitucional, según el propio Ministerio

La curva de contagios se disparó a partir del 8M, según el propio Ministerio

Que España permitiera vuelos con Italia hasta el 10 de marzo, con cifras de ida y vuelta de hasta un millón de pasajeros; que rechazara expresamente la adquisición de material; que persuadiera desde enero a la opinión pública de que aquí solo habría «casos aislados» o que tolerara e impulsara acontecimientos de masas para no tener que aplazar el 8M son las razones, sin la menor duda, del contagio masivo que hubo aquí y en casi ningún sitio más.

El drama de Madrid

Y los datos oficiales de Madrid lo corroboran. Solo es la semana del 10 al 17 de marzo de 2020, la subsiguiente justo al 8M, la mortandad en la región creció un macabro 70%, con los datos oficiales en la mano del propio Ministerio de Sanidad y su Informe Momo, del que nunca habla pero elaboraba por aquel entonces casi a diario en colaboración con el Instituto Carlos III.
Ahí, en el correspondiente al 26 de marzo, se percibe el impacto de un contagio que afectó incluso a Irene Montero o a Carmen Calvo y se demuestra el efecto letal de la indiferencia del Gobierno ante las sucesivas alertas recibidas desde el 31 de enero hasta el 3 de marzo inclusive: murieron, solo en Madrid, un 71.2% más de los ciudadanos contemplados en las medias habituales, un dato consignado por Sanidad con el elocuente nombre de «exceso de mortandad».
Los estragos de la ley de Sánchez y Montero

Con las cifras de mortalidad de España tras el 8M, en el mundo debieron morir 3.5 millones de personas: lo hicieron menos de 400.000

En ese escaso lapso de tiempo, «tuvieron» que morir 904 personas según las cifras medias habituales: en realidad lo hicieron 1548, 644 más de lo esperado. La bomba vírica había estallado, mientras el Gobierno ignoraba los avisos y echaba gasolina al fuego, y las muertes innecesarias empezaban su escalada.
Sánchez situó en dos semanas el tiempo imprescindible para saltar de fase, apelando al periodo de incubación medio de la enfermedad, un tiempo que los expertos rebajaron luego a entre cuatro y siete días: en realidad, el presidente reconoció con ello que la práctica totalidad de muertos en España del mes de marzo se infectaron en esa primera semana trágica en la que, lejos de apartar a la ciudadanía del virus, la arrojaron contra él al consentir todo tipo de celebraciones y eventos con multitudes, coronados por las grandes manifestaciones del 8-M de 2020.

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