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16 de abril de 2024

El suceso ocurrió en la calle Ámsterdam de Oviedo

El suceso ocurrió en la calle Ámsterdam de OviedoEl Debate

Un asesino psicópata y con parafilias obligó a la escort a la que asesinó en Oviedo a vestirse de colegiala

El monstruo trasladó el cuerpo a la bañera y lo lavó con la intención de eliminar restos de su ADN

Los investigadores sospechan que el asesino llegó a la casa de Tania como cliente, enseñando sonrisa y con la billetera abierta para generar confianza. Ella le franqueó la entrada y dejó pasar a la alimaña (la puerta no está forzada). El contacto estaba pactado: mantuvieron relaciones sexuales consentidas una vez. Es lo que han leído en la inspección ocular de la habitación los especialistas de criminalística. Le obligó a vestirse de colegiala, con ropa interior a juego. Después salió la bestia: Tania dejó de ser un ser humano y a ojos de la fiera se convirtió en un objeto sin sentimientos, ni pensamientos. Una cosa a la que podía usar para su disfrute.
Le ató las manos a la cama, le tapó la boca para que no pudiera gritar (los vecinos no escucharon nada), le enrolló la funda de una almohada al cuello y empezó a apretar. Mientras a ella se le escaba la vida, él le hacía un nudo y otro a la funda alrededor del cuello. No está claro si una vez muerta o con los últimos latidos del corazón sodomizó con violencia a la pobre Tania.
Él se excitó con su dolor y con la muerte: a la espera de los resultados de la sábana que cubría la cama, probablemente dejó los restos de su estimulación (salvo que llevase un preservativo). Cuando comprobó que la mirada de Tanía no tenía vida y el pulso le había abandonado, la arrastró hasta el baño. Allí intentó quitarle la funda de la almohada del cuello, pero había apretado con tanta fuerza que le fue imposible. Tuvo que buscar unas tijeras y cortar metiendo una de las hojas entre el cuello y la tela. Cortó y arrojó los restos en una papelera del baño. Luego le arrancó con violencia la ropa de colegiala y también la metió en la papelera.

Tenía varias vértebras rotas

En algún momento de este proceso le golpeó con saña: tiene alguna costilla partida y también varias vertebras rotas, lo que dibuja la extraordinaria violencia que el monstruo ejerció sobre ella. Una vez que la tuvo en la bañera, lavó su cuerpo. Quizá lo había visto en las películas: la empapó en agua, le frotó la piel, las manos y las uñas. Quería eliminar cualquier rastro genético suyo que le situase en la escena.
Cuando acabó, recogió sus cosas, echó una última mirada y salió de la casa. Se ha hablado con todos los vecinos y nadie recuerda haber visto a nadie extraño saliendo del domicilio de Tania. La criminalista ha localizado los teléfonos de la víctima, tres: uno familiar y dos para gestionar a sus clientes.
Se están rastreando estos móviles, pero los responsables de las pesquisas, de momento, no tienen un sospechoso claro. Sí manejan un perfil criminal: un psicópata sádico con parafilias sexuales. No es en absoluto descartable que el asesino tenga antecedentes por delitos contra la integridad sexual y que esta muerte sea una escalada de su violencia. Los investigadores están rastreando a agresores sexuales que pudieran haber quedado en libertad recientemente o que incluso pudieran haber salido de prisión con algún permiso en fin de semana en el que fue asesinada Tania.

Piden a las prostitutas que estén alerta

Hay quien piensa que una vez que se le pase el periodo de enfriamiento, volverá a salir a cazar y que probablemente atacará a otra prostituta de la misma forma. Sonrisa y billetera para ganarse su confianza y después le abrirá la puerta a la bestia que esconde en su interior bajo la apariencia externa de un ciudadano normal. Casi vulgar. Le excita la violencia y ver como su víctima agoniza.
La Policía Nacional está tratando de advertir a las meretrices de Oviedo de que vayan con mil ojos y que si detectan un comportamiento extraño o sospechoso llamen al 112 de forma inmediata. No hay duda de que este salvaje volverá a actuar, la cuestión es saber cuánto tiempo pasará hasta que vuelva a excitarse. Cuando la pulsión crezca y palpite, matará otra vez. Mientras, la policía sigue trabajando para tratar de identificar al culpable, aunque, de momento, los responsables de la investigación siguen desbrozando el entorno de la víctima.
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