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01 de mayo de 2024

Carles Puigdemont durante una rueda de prensa

Carles Puigdemont durante una rueda de prensaEuropa Press

La Justicia europea termina con el mito de la persecución judicial al independentismo en España

Alivio en la presidencia de la Generalitat: Puigdemont no puede volver en campaña electoral

El mismo pensamiento mágico que llevó al independentismo, allá por 2017, a creer que todo el mundo procedería a reconocer su república, les ha conducido a pensar que el Tribunal General de la Unión Europea, TGUE, iba a tumbar la votación del Parlamento Europeo que levantó la inmunidad a Carles Puigdemont y a sus otros dos colegas eurodiputados. Si en octubre de 2017 ningún país del globo reconoció la independencia de Cataluña, ayer el TGUE no compró el argumento de Puigdemont, Comín y Ponsatí: pretendían «vender» que la Eurocámara había levantado la inmunidad por presiones políticas y de forma irregular.
Desde 2017 el relato (término tan de moda en política) del mundo independentista, sustentado en las declaraciones y, sobre todo, por la actividad frenética en las redes sociales de Gonzalo Boye, abogado de Puigdemont y condenado por colaboración con ETA, consistió en afirmar que la justicia española estaba manipulada por elites anticatalanas y tardofranquistas. Asimismo, se extendía la idea de que su abuso de poder iba a ser corregido por la justicia europea. Poco a poco, sentencia a sentencia, este argumentario ha ido decayendo.
Gonzalo Boye, Toni Comín, Carles Puigdemont y Clara Ponsatí

Gonzalo Boye, Toni Comín, Carles Puigdemont y Clara PonsatíEFE

El aval del TGUE al levantamiento de la inmunidad que en su día acordó el Parlamento europeo por 400 votos a favor, 248 en contra y 45 abstenciones, no es el descabello definitivo a la huida de Puigdemont; pero sí el penúltimo paso de un camino que lleva casi seis años, y que se ha visto en tribunales de Alemania, Italia y Bélgica. Puigdemont y Boyé ayer se apresuraron a decir que «lo tenían previsto», en referencia a la sentencia, y que pensaban recurrir en casación al TJUE. Mientras, confían en que el Parlamento les mantenga cautelarmente la inmunidad. De esta forma, podrían llegar hasta el final de la presente legislatura europea allá por junio de 2024.

Final de la fuga

Si el recurso de Puigdemont frente al Tribunal de Justicia de la Unión Europea fracasa, el líder separatista aún podrá recurrir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Para cuando eso suceda Puigdemont, con toda probabilidad, ya habrá sido reelegido eurodiputado en las elecciones europeas del 8 de junio de 2024. Actualmente, su partido, Junts per Catalunya, cuenta con 3 asientos en la Eurocámara, y espera que eso le permita prolongar su agonía unos meses más. En todo caso, en el segundo semestre de 2024 Puigdemont deberá enfrentarse con toda probabilidad a una repatriación. En ese momento, Junts intentará volver a incendiar las calles de Barcelona, tal y como ya sucedió cuando el Tribunal Supremo dictó la sentencia del procés en octubre de 2019.

Pésame a Puigdemont

Las diversas reacciones del mundo independentista a la sentencia del TGUE han sido prudentes y, a diferencia de sus constantes descalificaciones a la judicatura española, han evitado el choque con los tribunales europeos pero la decepción en Junts, que había trasladado a su sanedrín en pleno a Bruselas, era ayer patente. El mazazo para Junts, que confiaba en que la resolución del TGUE fuera un espaldarazo a su campaña, lo resumió en un tuit el expresidente la Generalitat, Quim Torra, quién etiquetando a Puigdemont, Comín y Ponsatí escribió un lacónico pésame «Lo siento mucho. A vuestro lado para lo que necesitéis los próximos meses. Fuerza y ánimos. Un abrazo».
Pablo Llarena, magistrado del Tribunal Supremo e instructor del juicio al «procés»

Pablo Llarena, magistrado del Tribunal Supremo e instructor del juicio al «procés»

Alivio en la Generalitat

Por su parte ERC y el gobierno catalán, si bien formalmente han mantenido un discurso publico de apoyo cerrado a Puigdemont y a la consejera de exteriores, Meritxell Serret, quien en su día también huyo a Bélgica, se desplazo hasta Bruselas, ha respirado aliviado cuando ha sabido que el TGUE cerraba la puerta a que Puigdemont pudiera emular a Ponsatí y volver a Barcelona. La exconsejera y hoy europarlamentaria ha visitado España porque está imputada por desobediencia pero no por malversación y al no ser un delito penado con prisión no puede ser encarcelada preventivamente.
En ERC, alarmados por los malos resultados de las elecciones municipales y por las magras expectativas de las generales, temían que un revolcón al Juez Llarena en Luxemburgo impulsará a Puigdemont a subirse a un avión y aparecer en el aeropuerto de El Prat. No obstante en los últimos meses, mediante la intercesión del ex presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos en el Congreso, Jaume Asens, se había abierto una línea de diálogo entre el gobierno de Pedro Sánchez y la guarida de Puigdemont en Waterloo. Esta puerta ha quedado cerrada al retirarse Asens de la primera línea política y los puentes entre el PSOE y Junts han quedado muy dañados por el acuerdo entre los Comunes, el PSC y el PP que aparto a Xavier Trias, de Junts, de la Alcaldía de Barcelona.
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