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05 de mayo de 2024

Concentración en el centro de Vigo, en diciembre de 2021, para pedir 'justicia para Déborah' Fernández-Cervera, cuyo cadáver apareció en mayo de 2002 en una cuneta de O Rosal (Pontevedra), rodeado de pistas falsas

Concentración en el centro de Vigo, en diciembre de 2021, para pedir 'justicia para Déborah' Fernández-CerveraMarta Vázquez Rodríguez / Europa Press

Tribunales

La familia de Déborah, hallada muerta en 2002, pide el sobreseimiento de la causa

La madre de Déborah ha leído un comunicado y ha expresado que la justicia que no es «ciega, sino cegada»

La familia de Déborah Fernández-Cervera, la joven viguesa hallada muerta en El Rosal en 2002, ha trasladado al juzgado su oposición a que se prorrogue la instrucción y, en consecuencia, que se proceda al sobreseimiento provisional de la causa si se entiende que no hay elementos para abrir el procedimiento de jurado.
Así lo han declarado los abogados de la familia, que se dan «por vencidos» en este caso, mientras que la madre de Déborah ha afirmado, en la lectura de un comunicado, que vivirán «ahogados en la indefensión» porque la «justicia» no les «ampara».
El 30 de abril de 2002, Déborah salió a correr y nunca regresó a casa. Su cadáver fue encontrado desnudo diez días después, a más de 50 kilómetros de donde desapareció, con el cuerpo lavado y con semen en el interior.
En los más de 20 años de pesquisas policiales, el único investigado, desde febrero de 2022, es su exnovio, sin que se haya resuelto el caso.
En las inmediaciones del edificio en el que vivía la joven, en la Avenida Atlántida de Vigo, uno de los letrados ha indicado este viernes que se oponen a la «prórroga de la instrucción», cuyo plazo está a punto de expirar.
Al juzgado le han comunicado que, «si se entiende que no hay elementos para abrir el procedimiento de jurado, se proceda al sobreseimiento provisional de la causa».
El abogado ha recordado que uno de los últimos episodios de la instrucción, la declaración del doctor Curiel, autor del informe pericial presentado el 24 de febrero de 2021 que de modo tajante señala que la muerte de la joven fue homicida, recibió ataques para «mantener la teoría de la muerte súbita».
Ha añadido que «se sigue dando vueltas al disco duro» del ordenador de Déborah y ha pronosticado que «tampoco» sacarán «nada en limpio» del teléfono de la joven, «porque dos personas con nombres y apellidos se lo quitaron cuando lo recogieron y apareció veinte años después pero sin la tarjeta» en dependencias de la Policía Nacional en Madrid junto con efectos y documentación referentes a la investigación del caso.
El abogado ha criticado la «inacción del Ministerio Fiscal» y, si bien lo ha considerado «legítimo» porque no ve «delito» en este caso, ha advertido de que «choca con el oficio policial de 2019 que señalaba que había la convicción de una muerte violenta».
El lunes pasado, los letrados se reunieron con los padres de Déborah y sus hermanos, Rosa y José, que les expresaron su «rechazo» a continuar con la instrucción «ante la desidia de la administración», con «rabia contenida y hartazgo» porque «no creen en el estado de derecho» ni en la justicia.
«Nos damos por vencidos; es difícil derribar un muro con bolas de papel», ha abundado el abogado, quien ha matizado que el hecho de que se opongan a la prórroga de la instrucción «no quiere decir que no se vaya a seguir trabajando» en el caso: «No es un adiós, es un hasta luego».
La madre de Déborah ha leído un comunicado de agradecimiento a los medios de comunicación, la «única compañía» que tuvieron en este procedimiento en el que han sentido «el peso de la justicia, pero no su protección».
Una justicia que no es «ciega, sino cegada», ha explicado antes de señalar que le queda la «sensación de ser un recuerdo molesto», el «error de morir de manera inadecuada, haciendo ruido con la memoria, mostrando los errores de la investigación y del proceso, todo tan incómodo».
En el comunicado ha hablado de la «vergüenza de la muerte súbita en la que tan convenientemente coinciden fiscal y defensa».
«Su voz sigue molestando, su recuerdo sigue amenazando a quien la mató y a quien tan diligentemente lleva más de dos décadas molesto por su muerte. La justicia no nos ampara, no ampara a Déborah. Y no podemos permitir que la instrucción se convierta en burla a su memoria. No podemos permitir que maten también su dignidad. Hasta aquí decidimos llegar en el ámbito de la instrucción. Hasta aquí la vergüenza ajena. Viviremos ahogados en la indefensión», ha leído.
Ha deseado que «esto no vuelva a suceder» y que «ninguna hija, hermana, amiga, muera de forma tan cruel» y «sin consecuencias, sin castigo, gratis».

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