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Francina Armengol pronuncia su discurso en presencia del Rey

Francina Armengol pronuncia su discurso en presencia del ReyEFE

Sin institucionalidad

Armengol también levanta un muro contra la oposición: seis señales de alerta en su discurso

Su intervención y la decisión de los diputados del PP de no aplaudirla ha terminado por romper la cuerda entre la tercera autoridad del Estado y el principal partido de la oposición

«Es el peor discurso de un presidente del Congreso que yo he escuchado en mi vida», se quejó Alberto Núñez Feijóo a la salida de la solemne sesión conjunta de las Cortes con motivo de la apertura de la XV legislatura. La intervención de Francina Armengol y la decisión de los diputados del PP de no aplaudirla (Vox ya lo había hecho otras veces) terminó por romper la cuerda entre la tercera autoridad del Estado y el principal partido de la oposición.

No obstante, ésta ya venía debilitada por las decisiones previas adoptadas por Armengol desde que fue elegida presidenta de la Cámara Baja por un acuerdo entre el PSOE y los independentistas, el 17 de agosto: aplicar una reforma del Reglamento del Congreso 48 horas antes de su aprobación; tardar 40 días en fijar el debate de investidura de Pedro Sánchez, batiendo así todos los récords; suspender el control parlamentario mientras tanto; designar secretario general de la Cámara a un alto cargo del Ministerio de Política Territorial; y negar al PP la posibilidad de pedir al CGPJ y al Consejo Fiscal informes sobre la proposición de ley de amnistía del PSOE. Cuya toma en consideración se debatirá en el primer pleno ordinario de la legislatura, sin más dilación, el 12 de diciembre.

Para el PSOE, el gesto de los de Feijóo no tuvo justificación ni disculpa. «Es no tener ningún sentido institucional, ningún respeto ni cortesía parlamentaria», lamentó el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, al término de la sesión. ¿Tenía motivos el PP para acusar a Armengol de hablar como una diputada del PSOE y no como la presidenta de todos los diputados?

Meritxell Batet y Miquel Roca, este miércoles en la tribuna

Meritxell Batet y Miquel Roca, este miércoles en la tribunaEFE

En la tribuna estuvo siguiendo la solemne sesión quien hace casi cuatro años la protagonizó, junto al Rey: Meritxell Batet, la anterior presidenta de la Cámara Baja, que abandonó su acta de diputada y la política sin mediar explicación solo tres semanas después de iniciada la legislatura. Basta una comparación entre el discurso de Batet del 3 de febrero de 2020 y el de Armengol de este miércoles para constatar las diferencias.

La Constitución

La única alusión que Armengol hizo a la Constitución en todo su discurso fue por boca del expresidente del Congreso Manuel Marín, al recordar estas palabras suyas: «Y, como dijo el expresidente de estas Cortes, Manuel Marín, en un día como hoy: 'No debemos olvidar que la Constitución fue, es y será siempre nuestro punto de encuentro'».

Por el contrario, al comienzo de la anterior legislatura Batet reivindicó la Carta Magna: «La Constitución nació mirando al futuro y mantener esa mirada es el mejor homenaje y defensa que podemos brindarle. Tras celebrar sus cuarenta años de vigencia, debemos volver la atención hacia su carácter de programa de actuación, abordar sus objetivos pendientes y enriquecerla con nuevos consensos propios de nuestro tiempo», sostuvo.

La Monarquía parlamentaria

En su intervención de este miércoles, la presidenta del Congreso no mencionó la Monarquía parlamentaria ni la Corona ni una sola vez, a pesar de la presencia de Felipe VI y de su sucesora en el hemiciclo.

Pedro Sánchez y Francina Armengol conversan en presencia del presidente del Senado

Pedro Sánchez y Francina Armengol conversan en presencia del presidente del SenadoEFE

Su antecesora sí aprovechó en su día la inauguración de la XIV legislatura para elogiar el sistema español: «La Corona ha asumido constantemente el impulso del consenso, de modo que vuestra función de expresión de la unidad, continuidad y permanencia de nuestro Estado se ha extendido también a la expresión de la posibilidad y la necesidad de acuerdo desde nuestros principios constitucionales y a la voluntad de integración. Nuestra monarquía parlamentaria ha sabido mantener sin excepción su posición institucional superadora de la legítima dinámica de competencia entre partidos políticos y ser permanente referencia de los valores constitucionales compartidos y de la vocación de diálogo y consenso, un diálogo, en palabras vuestras, 'sincero y leal' y siempre desde 'el respeto y observancia de la ley y las decisiones de los tribunales'», señaló.

Los predecesores

Armengol citó ayer a uno solo de sus predecesores, del PSOE: el fallecido Manuel Marín, quien fuera presidente del Congreso durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. En cambio, Batet se acordó en el suyo de un presidente del Congreso de la UCD, dos del PSOE y dos del PP: Landelino Lavilla, el propio Marín, José Bono, Jesús Posada y Ana Pastor.

La formación del Gobierno

El párrafo más polémico del discurso de la expresidenta balear, que el PP llegó a tildar de «provocación», fue: «La decisión de esta mayoría parlamentaria es legítima y emana de la voluntad de los ciudadanos ejercida el 23 de julio. Distorsionar la realidad o cuestionar importantes valores democráticos, desde la opacidad de la disputa, solo va a aumentar la desafección de la sociedad hacia las instituciones. La crispación, la polarización y el ruido es algo de lo que, en ocasiones, adolece el actual parlamentarismo, y nuestra obligación para con la sociedad es dar ejemplo, desde la transparencia y el respeto».

La forma de Batet de referirse a la formación del anterior Gobierno fue muy distinta: «Esta vez esos mismos valores de diálogo, responsabilidad y generosidad han dado forma a un Gobierno de coalición, el primero de nuestra historia democrática. La búsqueda de gobernabilidad marca los inicios de toda legislatura, pero es bueno recordar que la formación del Gobierno no es un fin que se agota en sí mismo, sino un instrumento fundamental para poder desarrollar con coherencia y estabilidad las políticas que deben dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos», afirmó.

Las leyes solo del PSOE

Armengol hizo este miércoles una encendida defensa de algunas «medidas históricas» que, según ella, han llevado a España a ser el país que es. Enumeró nueve leyes aprobadas por gobiernos socialistas y solo una de un gobierno del PP, la supresión del servicio militar obligatorio.

Su predecesora no aludió a ninguna ley con apellidos, sino que prefirió destacar: «Venimos aquí desde todas las tierras de España para configurar y desarrollar un proyecto común y compartido, enriquecedor desde el pluralismo que vivifica nuestras sociedades; diversos, pero en igualdad de derechos y solidariamente unidos en la construcción de un futuro de justicia y libertad».

Sin «viva el Rey»

Ni siquiera el final de sus respectivos discursos fue ni remotamente parecido. Armengol dio paso a Felipe VI con un aséptico «muchas gracias. Majestad, las Cortes Generales esperan sus palabras». En febrero de 2020, Batet proclamó: «Con toda la solemnidad de esta ocasión y con la representatividad que el cargo me confiere, les digo: Viva la Constitución y viva el Rey».

Entre los escasos puntos en común está que ambas coincidieron en citar al poeta catalán Joan Margarit, aunque con versos distintos. Eso y que Armengol reiteró la preocupación que Batet ya mostró hace cuatro años por la emergencia climática y la violencia machista.

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