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Begoña Gómez con Nadia Calviño, Isabel Rodríguez y María Jesús Montero en la manifestación de 2023 en Madrid

Begoña Gómez con Nadia Calviño, Isabel Rodríguez y María Jesús Montero en la manifestación de 2023 en MadridGTRES

Día Internacional de la Mujer  La izquierda feminista afronta su peor 8M por su incoherencia y contradicción

Mujeres que ascienden gracias a sus maridos, asesinatos que apenas bajan y políticos que contratan prostitutas mientras se enredan con un lenguaje que llega al ridículo

La izquierda española lleva décadas intentando apropiarse del feminismo. Sus mujeres han sido las que han gritado más fuerte y sus partidos han llegado a manipular la historia y a apropiarse logros de la derecha para forjarse una imagen que choca con sus propias contradicciones e incoherencias.

Begoña Gómez no es el ejemplo

Ni Begoña Gómez ni Irene Montero son un modelo para las mujeres españolas que creen en la verdadera igualdad de sexos y en los méritos, ya que ambas se han apoyado en los cargos políticos de sus maridos/parejas para ascender en sus respectivas carreras.

La hipocresía con la prostitución

En público, el PSOE defiende la abolición de la prostitución; pero en privado algunos dirigentes socialistas han contratado prostitutas y han pagado sus servicios con fondos públicos. Entre ellos, el exministro y diputado José Luis Ábalos o el que fue director general de la FAFFE, Fernando Villén. También el exdiputado Juan Bernardo Fuentes, conocido como Tito Berni, ha sido sorprendido en burdeles.

El caso del exministro de Transportes, por ejemplo, tiene una doble vertiente. Por un lado, la relación que mantuvo con Jessica Rodríguez, a la que luego colocó en la empresa pública Ineco. Ahora también surgen acusaciones del nexo del exministro con prostitutas en Perú. El empresario Segundo Valle, exdelegado de Fiadelso, la ONG de Ábalos, en el país andino, sostiene que allí también mantenía contactos con meretrices, según informa Alejandro Entrambasaguas.

El error evitable de la ley del solo sí es sí

El PSOE es el responsable del principal retroceso en la lucha contra las agresiones sexuales a las mujeres: la ley del 'solo sí es sí'. A pesar de que todos los órganos consultivos del Estado se lo habían advertido en numerosas ocasiones, Pedro Sánchez quiso sacar adelante una ley que fue un empeño de Irene Montero y que ha rebajado las penas a más 2.000 agresores y ha excarcelado a 121 ante la indignación e impotencia de sus víctimas.

Tapar a Errejón y Monedero

Dos de los fundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón -que luego se pasó a Sumar- han sido acusados de violencia sexual, pero ninguno de sus dos partidos políticos ha reaccionado como cabría esperar de los artífices del «hermana, yo sí te creo». Ambas formaciones se habían erigido en el látigo de los acosadores, pero cuando el problema les estalló dentro intentaron tapar los escándalos y actuaron con opacidad. Solo reaccionaron cuando la polémica les obligó a tomar medidas: Podemos apartó a Errejón, mientras que la Universidad Complutense ha tenido que apartar a Monedero de las clases.

El egocentrismo de Yolanda Díaz

El postureo feminista de la izquierda llega hasta el extremo de que consideran machista que un hombre llame guapa a una mujer. Según la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, solo las mujeres pueden llamar guapos a los hombres, como hace ella con cierta frecuencia.

La ministra ha llegado a denunciar en la cadena Ser el «machismo» de un periodista que le dijo que estaba «cada día más guapa». «Yo soy vicepresidenta del Gobierno, imagínese lo que vivimos las mujeres a diario», señaló la ministra sin pararse a pensar en las mujeres que de verdad han sufrido agresiones sexuales, violaciones y malos tratos.

Siguen los asesinatos de mujeres

La izquierda también está fracasando en la lucha contra los asesinatos de mujeres, a pesar de haber destinado 2.130 millones de euros en los últimos cuatro años al Ministerio de Igualdad. En los seis años completos que gobernó Mariano Rajoy (2012-17), se produjeron 319 asesinatos de mujeres, y en los seis años completos de Pedro Sánchez (2019-24) los crímenes de mujeres han sido de 313.

La cuota pone en duda los méritos

Muchas mujeres que han desarrollado brillantes carreras profesionales con su trabajo, su esfuerzo y su talento tienen que compartir asiento en los consejos de administración de las empresas con otras mujeres que solo están allí porque las compañías se han visto obligadas a alcanzar la cuota femenina impuesta por el Gobierno socialista.

El ridículo del lenguaje inclusivo

En español el masculino siempre ha sido neutro, de forma que abarca a ambos géneros. Sin embargo, el feminismo ha impuesto una nueva forma de hablar y de escribir, que han hecho obligatoria en la Administración. El llamado lenguaje inclusivo a veces lleva al ridículo y a la artificiosidad, alarga innecesariamente los discursos y las leyes, y en ocasiones dificulta su comprensión.

La izquierda no se fiaba de la mujer

Ahora los socialistas sostienen que la izquierda siempre ha sido feminista, pero nada más lejos de la realidad. La diputada republicana Victoria Kent votó en 1931 en contra del sufragio femenino porque decía que las mujeres no estaban preparadas. La izquierda consideraba tan influenciable a la mujer que temía que acabaran votando lo que les dijeran sus confesores. El político republicano federal Manuel Hilario Ayuso Iglesias sostenía que «el histerismo impide votar a la mujer hasta la menopausia» y proponía que no pudieran hacerlo hasta los 45 años.

Los logros del centro derecha

Durante el franquismo, las mujeres casadas necesitaban la autorización de sus maridos para cualquier actividad económica, como trabajar, abrir una cuenta, vender una propiedad, viajar o administrar sus propios bienes. Pero el propio Franco derogó este permiso marital el 2 de mayo de 1975, seis meses antes de morir. Los grandes cambios para las mujeres se producen en la Transición, durante el Gobierno de UCD, el partido de Adolfo Suárez, pero la izquierda ha intentado apropiarse de estos avances feministas. El partido de centro-derecha despenalizó el adulterio y los anticonceptivos en 1978, legalizó el divorcio en 1981 y, lo más importante, aprobó la Constitución de 1978, que establecía la igualdad de hombres y mujeres ante la ley.

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