
La caída de los narcos disfrazados de pintores
Desmantelan el primer gran laboratorio de Extremadura que producía cien kilos de cocaína al día
Diez de los detenidos –todos de nacionalidad colombiana, salvo un español y un venezolano– han sido enviados a prisión provisional tras pasar a disposición judicial
La Policía Nacional ha desmantelado el primer gran laboratorio de fabricación de cocaína descubierto en Extremadura, localizado en la provincia de Cáceres. En la operación, han sido detenidos once miembros de un clan familiar, entre ellos los líderes de la organización y cinco 'cocineros' especializados, contratados en Colombia por su alto nivel de conocimiento en la producción de la droga. Además, ha sido arrestado un 'aguador', figura clave en la red, encargada de vigilar y alertar de cualquier presencia sospechosa.
Trabajaban sin descanso, operando las 24 horas del día, los siete días de la semana. En un solo turno podían llegar a producir hasta cien kilos de cocaína. Para evitar sospechas, se vestían como pintores, con monos manchados, y ocultaban la droga en palés repletos de botes de pintura, lista para ser transportada en camiones. Sin embargo, su red de 'narcopintura' ha sido desarticulada.
Diez de los detenidos –todos de nacionalidad colombiana, salvo un español y un venezolano– han sido enviados a prisión provisional tras pasar a disposición judicial. Se les acusa de pertenencia a grupo criminal y delitos contra la salud pública, según ha explicado Alejandro Martín Blas, inspector jefe de la sección tercera de la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO).
La estructura de la organización estaba encabezada por un matrimonio que gestionaba un bar en la localidad madrileña de Humanes. Este establecimiento servía como punto de encuentro y centro logístico para la distribución de la droga. Madrid era uno de los principales destinos de la mercancía, que se transportaba en bloques prensados con distintivos como Mazinger Z o marcas de lujo como Cartier.El laboratorio estaba ubicado en una finca de Cáceres, que además funcionaba como criadero de gallos de pelea y perros de caza. La propiedad contaba con amplias parcelas y un único acceso, lo que permitía controlar cualquier movimiento en la zona. Desde un punto elevado, un vigilante podía detectar cualquier presencia inusual y alertar con antelación sobre la llegada de la Policía.
A comienzos de año, los investigadores obtuvieron los primeros indicios de que el clan familiar estaba organizando la infraestructura necesaria para poner en marcha la producción de cocaína.
A medida que avanzaban las pesquisas, los agentes de la UDYCO identificaron a un miembro de la organización que se hacía pasar por pintor. Vestido con un mono de trabajo, utilizaba furgonetas de alquiler para transportar lo que en apariencia eran botes de pintura y herramientas. Sin embargo, durante el seguimiento de uno de estos trayectos, descubrieron que el vehículo en realidad contenía productos químicos esenciales para la fabricación de la droga.
Con estas pruebas, la Policía decidió intervenir. A finales de febrero, un operativo dirigido por agentes especializados en estupefacientes, con la colaboración del Grupo Especial de Operaciones (GEO), irrumpió en la finca. En el interior, sorprendieron a los cinco ‘cocineros’ en plena producción. Ellos mismos confesaron que trabajaban sin descanso, en turnos de 24 horas, los siete días de la semana.
Durante la operación, los agentes encontraron 450 litros de cocaína base disuelta en un líquido cuya composición aún está siendo analizada. Todo apunta a que la organización utilizaba esta técnica para importar la droga, ocultando el componente base en la sustancia líquida para evitar su detección por parte de las autoridades.
Este método, aunque más complejo, resulta más seguro que transportar la droga en su forma habitual. Los especialistas de la organización se encargaban de extraer la cocaína base del líquido impregnado y convertirla en estado sólido, un paso clave en el proceso de clorhidratado para su transformación en cocaína lista para la distribución.
En el registro, la Policía también incautó una escopeta, varias municiones, seis kilos de cocaína prensada, 55 kilos de la sustancia en proceso de secado y 40 kilos de cocaína base sólida. Además, encontraron 7,5 kilos de marihuana, que según fuentes policiales citadas por EFE, podrían haber servido para financiar rápidamente las actividades de la organización.
Paralelamente, los agentes interceptaron una furgoneta de alquiler que transportaba botes de pintura blanca. En uno de los recipientes encontraron dos kilos de cocaína listos para ser distribuidos.