
Peter Sullivan, en el momento de su detención
Encerrado en la cárcel durante 38 años y era inocente: el error que clama al cielo
La Policía detuvo a un hombre acusado de violar y asesinar a una joven en 1986. Se ha librado por el ADN
Una vida arrojada a la basura: más de 38 años entre barrotes relacionándose con los criminales más abyectos, quizá, vaya usted a saber, alguno inocente como él. Día tras día preguntándose por qué, por qué su vida se había convertido en una pesadilla de repente, por qué nadie le creía cuando clamaba su inocencia.
En este drama hay dos víctimas: una murió y la otra está muerta en vida. La primera se llamaba Diane Sindall. Era una camarera, de 21 años, que vivía en el norte de Inglaterra. El 1 de agosto de 1986, Sindall salió del bar donde trabajaba. Se montó en su furgoneta y condujo hacia su casa. Eran las 23:45 de la noche.
De repente su camioneta se quedó sin gasolina, justo en la mitad del trayecto. A Sindall solo se le ocurrió comenzar a caminar. No estaba en mitad de la nada, sino en un pueblo. La calle principal estaba transitada y bien iluminada. Un taxista declaró entonces a la BBC que vio a un hombre y una mujer discutiendo alrededor de las 00:10 en esa misma calle.
Hubo testigos que escucharon gritos entre las 00:30 y las 02:00, hora en que se cree que Sindall se encontró con el hombre que la atacó. Un hombre que paseaba a su perro encontró su cuerpo parcialmente desnudo a la mañana siguiente en un callejón cercano al lugar donde se la vio por última vez.
Le habían fracturado el cráneo, en la cara se veían laceraciones y hematomas, senos mutilados y genitales lacerados. El médico forense que hizo la autopsia explicó que jamás había visto algo igual. Eran las peores lesiones de su carrera.
Casi a la misma hora que se localizaba el cuerpo, un matrimonio encontró parte de su ropa ardiendo en un pequeño incendio en una colina cercana. A la policía le dijeron haber visto a un hombre salir corriendo de entre los arbustos.
Más testigos del incendio contactaron a la policía. Describieron al hombre a la fuga y los detalles llevaron a la policía a creer que el sospechoso era un tal Peter Sullivan. Fue detenido, mes y medio después del crimen. Dicen los papeles que ofreció a los agentes varias versiones de sus movimientos. Eso le hizo más sospechoso.
Le habían fracturado el cráneo, en la cara se veían laceraciones y hematomas, senos mutilados y genitales lacerados
Tras 24 horas de interrogatorio, Sullivan rompió a llorar durante y «confesó» el asesinato. Ese mismo día se desdijo de la «aparente confesión». El sospechoso hasta ese momento no había tenido acceso a un abogado. Se le negó con la excusa de que habría obstaculizado la investigación.
Cuando tuvo acceso a un abogado, dos días después de ser esposado, se retractó de sus confesiones y declaró a la policía que las había inventado. Fue juzgado y condenado a cadena perpetua. Al leerse el fallo su madre enloqueció: comenzó a gritar y se derrumbó en mitad de la sala y gritaba. Su hermana se desmayó y tuvo que ser reanimada. Lo apodaron «el destripador de Mersey», por el río que separa Liverpool y Birkenhead, donde se cometió el crimen.
Pasaron los años y Sullivan, que insistía en que era inocente, pidió una vez y otra que revisaran su caso. la justicia británica se lo denegó en 2008 y 2019, pero finalmente en 2021 aceptaron esa revisión. En el cadáver de la víctima se había encontrado una muestra de esperma de su asesino. Esa muestra todavía se conservaba. El resultado fue negativo.
Tras pasar 38 años, siete meses y 21 días en la cárcel, Sullivan ha sido liberado esta semana. Ahora la policía busca al verdadero asesino de Diane Sindall. La condena de Sullivan ya es considerada el peor error de la justicia en el Reino Unido.