Mariano Rajoy, siete años después de la moción de censura: «Los miembros del Frankenstein han contagiado al propio PSOE»

El 25 de mayo de 2018 el Grupo Parlamentario Socialista registraba ante la Mesa del Congreso el texto de la Moción de Censura que, días más tarde –el debate se celebró entre el 31 de mayo y el 1 junio–, apartaría a Mariano Rajoy de la presidencia del Gobierno y auparía a Pedro Sánchez hasta la segunda magistratura más importante de España después del Rey.

Han pasado ya siete años desde que los socialistas no dudaron, sin mirar al pasado, ni al futuro, en señalar a Mariano Rajoy por la sentencia del caso Gürtel, a pesar de que en ningún momento fue investigado o acusado de ningún delito y cuando testificó lo hizo en calidad de testigo. «Si bien la responsabilidad penal se dirime ante los tribunales, de los cuales emana esta sentencia, de los hechos probados en la misma se deriva, a juicio de los firmantes de la presente moción, la responsabilidad política de quien hoy es el Presidente del Gobierno», decían.

«Los abajo firmantes» –una lista que estaba encabezada con la rúbrica, además de la del por entonces candidato a sustituir a Rajoy, Pedro Sánchez, de José Luis Ábalos Meco– defendían la moción bajo el pretexto de «recuperar la dignidad de las instituciones y restablecer la imprescindible estabilidad política».

Ahí empezaron los problemas que ahora estamos viviendo los españolesMariano RajoyExpresidente del Gobierno

«En aquel debate, el de la moción de censura, el PSOE decidió que el que la presentara fuera el señor Ábalos», rememora el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy en una entrevista durante una visita a El Debate. «Es increíble, pero lo dije en el año 2018. Le dije, oiga, para dar lecciones hay que estar muy seguro. Y si no, lo mejor es mantener la boca cerrada», comenta el expresidente refiriéndose a la situación procesal actual de Ábalos.

Ábalos, el protagonista imputado

José Luis Ábalos, exministro de Fomento y exsecretario de Organización del PSOE, está siendo investigado por el Tribunal Supremo, debido a su condición de aforado, por indicios de delitos de organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación.

Pedro Sánchez no solo está acorralado por la corrupción en el seno del PSOE, sino que su mujer, Begoña Gómez, está siendo investigada por tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo profesional. Y su hermano, David Sánchez, procesado por tráfico de influencias y prevaricación administrativa.

El expresidente del Gobierno del Partido Popular señala la moción como el punto de inflexión a raíz del que «empezaron los problemas que en este momento estamos viviendo los españoles». Sánchez se alió con Podemos, Esquerra Republicana, con el PDeCAT (la refundación de CDC, los independentistas ligados a Puigdemont), con el PNV, con EH Bildu (vinculados a ETA), Compromís y Nueva Canarias para hacerse presidente del Gobierno.

«Cuando uno se alía con gente contraria a la Constitución, con gente que se quiere ir de España, con gente que era el brazo político de una organización terrorista con extremistas de todo tipo, ¿Qué puede esperar?», señala Rajoy al tiempo que destaca que, «lo peor, es que todas esas cosas acabaron contagiando, en este caso al propio Partido Socialista».

Déficit de calidad democrática

No hay que olvidar, ahora que se cumplen siete años de aquella moción, la primera en prosperar en toda la democracia, que los socialistas han quedado retratados en las argumentaciones en las que se apoyaron. Durante su discurso, José Luis Ábalos, dijo, entre otras cosas, que los políticos del PP no habían «dudado en acusar de prevaricación incluso a los jueces en estos días» llegando a apartar a «aquellos que creían que les perjudicarían».

Cabe pensar que los socialistas han olvidado aquellas acusaciones pronunciadas por el exministro Ábalos si tenemos en cuenta, por ejemplo, que se han querellado por presunta prevaricación contra el juez Juan Carlos Peinado, el juez que instruye la causa contra Begoña Gómez. O cuando la portavoz del PSOE en Extremadura, Isabel Gil, insinuó que la jueza Beatriz Biedma abrió juicio oral en la causa contra David Sánchez con «prisas».

Cuando uno se alía con gente contraria a la Constitución, ¿Qué se puede esperar?Mariano RajoyExpresidente del Gobierno

«Están pasando muchas cosas en España, pero la peor es el déficit de calidad de nuestra democracia. Es decir, se toman las instituciones, el Estado de derecho se pone en solfa. Y veo con preocupación algunas reformas que se anuncian en materia judicial, en materia de Fiscalía», apunta Mariano Rajoy.

En estos siete años, el Gobierno ha impulsado la reforma del sistema por el que se eligen los miembros del Consejo General del Poder Judicial aludiendo a la despolitización del sistema. Sin embargo, lo que viene criticando la oposición no es que no lo haga, sino que la refuerza. De hecho, han intentado incrementar el control político sobre el CGPJ con mayor intervención parlamentaria, lo que impacta directamente en los nombramientos clave.

Sin olvidar el asalto a la Fiscalía General del Estado con el que en 2022 colocaron a Álvaro García Ortiz como Fiscal General, ahora imputado por un presunto delito de revelación de secretos tras filtrar un correo electrónico que el abogado de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, envió a la fiscalía.

En el seno del partido destaca un último escándalo, el de la 'Fontanera' del PSOE, con el que trataron de desacreditar a altos cargos de la Guardia Civil. Salió a la luz con la publicación de unos audios en los que una militante, Leire Díez, trataba de conseguir información comprometedora contra el teniente coronel Antonio Balas que, coincidencias de la vida, lidera investigaciones sensibles en relación con el hermano del presidente del Gobierno.

«El bipartidismo funcionó razonablemente en España durante todos estos años hasta que llegó el Frankenstein, porque los miembros del Frankenstein han contagiado también al propio Partido Socialista. Y esto es lo que habrá que recuperar en su día», zanjó Mariano Rajoy.