Los datos técnicos que demuestran que las encuestas de Tezanos son una tomadura de pelo
Cada publicación de la estimación del CIS viene envuelta en la polémica, y es lo que me temo que quieren sus responsables e inductores. Y todo por una estrategia marcada de antemano, en la que este instituto público al que nadie toma ya en seria consideración, juega un papel más, un papel de disonancia demoscópica con el resto de institutos sociológicos privados
El presidente del CIS, José Félix Tezanos
Como ya intenté explicar en otro artículo de marzo de este mismo año, relativo al barómetro del CIS de ese mes, y publicado en el diario El Debate, la estimación que regularmente publica ese organismo en sus barómetros mensuales sigue martilleando con unos datos que no aportan muchas novedades y que caen en los mismos vicios analíticos e interpretativos, pero ahora los profundizan, justo tras un verano especialmente complejo para el gobierno y el mismo presidente.
Cada publicación de la estimación del CIS viene envuelta en la polémica, y es lo que me temo que quieren sus responsables e inductores. Y todo por una estrategia marcada de antemano, en la que este instituto público al que nadie toma ya en seria consideración, juega un papel más, un papel de disonancia demoscópica con el resto de institutos sociológicos privados, un papel en el que trata de contraponer unos datos muy diferentes a los que la sociología española que vive de sí misma ofrece jugándose su prestigio y clientes, es la estrategia marco del relato, de un relato de confrontación en el que quien se desvía de los datos «oficiales» está desinformando.
Supongo que son fake news los que pensamos que estos datos ofrecidos mes a mes desde hace años son algo más que una tomadura de pelo. Supongo en todo caso, que los que así pensamos somos también desinformadores, unos peligrosos «brujos» demóscopos. Tras 25 años ganándome la vida con esto no dejo de sorprenderme, tampoco de irritarme con ciertas cosas, pero seguiré mirando en «mi caldero y mis pócimas».
En este barómetro del mes de septiembre, por supuesto, se mantienen los mismos sesgos que ya expuse en marzo con cierto detalle. La estimación nuevamente se aleja mucho del consenso y los promedios que aportan todos los institutos o empresas privadas, publicados en medios de comunicación también privados.
Antes de continuar, si tomamos en consideración los datos del propio CIS, de julio a septiembre, y con incendios desastrosos, corrupción judicial, cesiones varias y otros asuntos por medio, y convirtiendo los % de voto en votantes contantes y sonantes, en los últimos dos meses estivales, el PSOE subiría aproximadamente 1,3 millones de votos, el PP bajaría unos 600 mil votos y Vox bajaría también unos 400 mil votos; Sumar y Podemos no tendrían cambios muy significativos.
¿Y en escaños? Pues resumiendo, la derecha perdería la mayoría que desde hace 2 años le dan las encuestas privadas, y la izquierda volvería a sumar con sus aliados con un PSOE en máximos desde la llegada de Sánchez. Casi nada. Es lo que hay de partida. Es lo que pone la dirección del CIS sobre la mesa para apoyar ese relato que antes mencionaba.
A nivel técnico (reitero mi artículo de marzo pasado), el CIS vuelve, como siempre, a no ponderar por la variable «recuerdo de voto», porque como vemos en la siguiente tabla, las diferencias entre el recuerdo de voto de la muestra (lo que recuerdan haber votado en las últimas generales los encuestados) y la realidad de lo que votaron los censados españoles en julio de 2023, es enorme, lo que vicia cualquier estimación, más allá de las correcciones que cada uno y en lógica pueda aplicar:
Como siempre, observamos una clara desviación según los partidos: el PSOE está sobrerrepresentado en +7,9 puntos, es decir, en este barómetro, los socialistas que recuerdan haber votado al PSOE son muchos más que los que lo votaron realmente en las últimas elecciones; también están sobrerrepresentados Vox (+1,3 %), Sumar (+2,2 %) y el voto en blanco (+1,6 %). En cambio, vemos que en esta ocasión el PP es el único que está infrarrepresentado (-3,1 %) respecto a la realidad; también lo está la abstención (-17,3 %), los que recuerdan no haber votado, pero como he mencionado otras veces, es habitual en todos los sondeos de voto que se realizan, y no es tan decisivo para calcular la estimación final.
Como siempre, y esto es lo grave, y mucho más grave en un instituto financiado con dinero de los contribuyentes, este patrón de descompensación en el recuerdo de voto, favorece al PSOE (y a los partidos de izquierda a veces sí o no, como en este caso), y en cambio, perjudica especialmente al PP o incluso a veces a Vox (no esta vez).
Como es obvio, para hacer una buena estimación de voto, hay que tener en cuenta siempre, siempre, la variable recuerdo de voto, pero ponderándola adecuadamente para corregir esos sesgos de peso.
A partir de aquí, aviso a todos los lectores que cualquier tabla de datos que lean del informe del CIS no se ajusta totalmente a la realidad, porque esos datos ya están viciados de origen, y esto es obvio para la estimación del porcentaje de voto, como he señalado, pero también para todas o casi todas las preguntas del barómetro, al sobrerrepresentar mucho más a unos encuestados (afines al PSOE) e infrarrepresentar a otros (afines a la derecha, especialmente al PP).
Volviendo a las estimaciones de voto, y nuevamente sin tener los microdatos de este presente barómetro disponibles, que ya mencioné que no estarán aproximadamente hasta dentro de 1 mes de la recogida de la muestra, he realizado inicialmente 2 reestimaciones directas de voto, una basada en la intención directa de voto (IDV) y otra en la intención directa de voto + simpatía (IDV+S), siendo los resultados los siguientes:
Como suele pasar tras la corrección o ponderación parcial (solo con los datos finales agregados y en bruto) del recuerdo de voto original que ofrece el CIS, las estimaciones alternativas ofrecen resultados sustancialmente diferentes, al menos para los 2 principales partidos.
Vemos que, en las 2 reestimaciones ofrecidas, el PP mejoraría claramente sus resultados, el PSOE empeoraría sustancialmente su estimación, Vox se mantiene o bajaría levemente, y Sumar y Podemos, así como el resto de partidos, quedarían más o menos igual.
Adicionalmente, cosa que no hice en marzo, voy a ofrecer una 3ª reestimación de voto, pero ya con un mínimo tratamiento algorítmico de corrección y coeficientes de ajuste por mi parte, que varían levemente los resultados:
Estos resultados son los que yo daría como más fiables con los datos que ofrece el mismo CIS, donde seguimos viendo unas diferencias entre PP y PSOE enormes. Los datos del presente barómetro no son mis datos ni tampoco son mi muestra, y hasta que no pueda ponderar las más de 4 mil encuestas no podría dar unos datos de estimación finales, pero es lo que tenemos y con lo que podemos hacer análisis ahora mismo de tipo profesional, que es lo que se echa en falta en algunos sitios.
Reestimación de JM Silva frente a la estimación del CIS de septiembre de 2025
Nuevamente, estos datos propios coinciden de forma muy similar con otras reestimaciones que analistas de prestigio han publicado en sus redes sociales desde el momento de la publicación del barómetro. Todos coincidimos en lo esencial, es decir, en el orden de los partidos y los bloques, con legítimas variaciones porcentuales que podamos tener, fruto de cada método de análisis (la famosa «cocina»), pero que respeta y corrobora, siempre con matices, lo mencionado en el artículo.
Vuelvo a no tratar aquí el cálculo de los escaños resultantes de estos porcentajes de estimación de voto, escaños que el CIS nunca ofrece en sus barómetros mensuales.
Reitero que, con el fichero de microdatos con toda la muestra, en este caso más de 4.100 encuestas, podríamos ajustar mucho más los resultados finales, porque cada analista puede hacer su propio tratamiento de los datos, ponderando por sus coeficientes y métodos particulares las variables sociodemográficas, pero sobretodo también, ponderando todo el fichero por la variable recuerdo de voto, que tanto he mencionado.
Para terminar, que de nuevo cada uno saque sus propias conclusiones, más allá de la evidencia científica de la que muchos siempre hablan, de los datos recopilados en un momento determinado, que por supuesto, siempre son susceptibles de variar en próximos estudios.
José Miguel Silva es Director de Análisis y Socio-Fundador de Target Point